A eso de las 7’10 AM me han pitado desde un coche en un
semáforo, en la Avenida de Europa. Ni puto
caso; los que bajan de las discotecas a esas horas suelen decirnos de casi
todo a los que salimos (o ya estamos) de trote cochinero matinal (en mi caso) para
mantenerse en forma o quemar calorías. En Julio y Agosto uno huye de la Zona de
Levante a esa hora porque los hay con ganas de incordiar, o sencillamente de
chocar con las gacelas matinales, que muchas hay. Por Poniente no pasa eso,
mira tú.
Bueno, pues eso; que me han pitado… y yo he seguido a lo mío,
camino del Salt de l’Aigua: trotando, que ya quisiera yo correr a zancada
pronunciada. Total, que el pitador del
coche ha hecho unas brusca maniobra, se ha acercado a la acera y se ha bajado y
se ha venido directo a mí. ¡Coño!, era el amigo FLIX.
Flix (pueblo); prov. Tarragona |
Flix, para muchos, es una localidad tarraconense de la
Ribera del Ebro, famosa por el meandro del Ebro y el pantano que lleva su
nombre; incluso por los vertidos de Erkimia…
que se iniciaron -nada más y nada menos- que en 1897 (sí, siglo XIX) por parte de la Electroquímica Flix y que desde entonces fabrica cloro, sosa y
otras cosas, ahora en manos de ErCros,
generando todos y cada uno de los subproductos de la llamada “Docena Sucia”[1].
Ahora bien: FLIX,
en mayúsculas, para unos cuantos de nosotros, los de por aquí, es la firma de Félix Sánchez Luengo, fotógrafo madrileño
con toques genéticos de ADN localizados en Benidorm y lugares anexos, por
simpatía con el lugar.
FLIX (amigo); fotógrafo |
Conocí a FLIX a
mediados de los ochenta cuando, creo que, llegado de Ibiza ponía a punto las
páginas de por aquí de un magazine de la noche en fiesta, llamado “Night”.
Sea como fuere, la
noche de Benidorm, pensaron varios, daba para eso y mucho más y así salió “Más Benidorm”, su nueva publicación que
en sociedad salía adelante. Pero aquella sociedad se rompió y FLIX, en solitario, abanderó la nueva
etapa de “Mas Benidorm”. Y como era
él solo y necesitaba contenidos, pues algún amiguete de los Medios, alguno
mucho más que yo, fue invitado a colaborar. Y colaboramos. Y así comencé yo a
publicar de esto, de aquello y de lo de más allá como contrapunto de contenidos
a la noche. Yo hasta entonces no me había metido en camisa de 11 varas[2]
literaria; me bastaba con sacar adelante los informativos y las emisiones de
Radio Benidorm SER, que ya era harto complicado. Con la idea de FLIX me impliqué en escribir más,
aunque sin perder de vista el cronómetro.
Portada de un número de NIGHT |
Fueron unos años muy interesantes pues a la camaradería del ocio uníamos la del negocio, que, tristemente, es la
negación del ocio (nec-otium, donde el otium es el tiempo libre, el que no recibe recompensa en metálico).
Y aquella publicación -Más Benidorm-
fue a más, ¡cómo no!… y yo a Valencia, lo que me apartó del meollo local y
saraos… y al final FLIX, cerró Más Benidorm, se metió en otros
fregaos, dejó todo en Benidorm y se marchó a Madrid.
Durante algún tiempo fui el guardián de sus cientos de cajas de negativos… y de su escarabajo verde. FLIX tenía un archiconocido Volkswagen
Tipo 1, llamado originariamente KdF-Wagen,
pero que en medio mundo se llamó “escarabajo”. Aquél color verde del
coche de FLIX no existía en la
paleta de colores, ni en pantone alguno: era verde FLIX. El escarabajo verde aquél formó parte del paisaje de mi chalet
durante tantos años que costó los suyo moverlo: se habían deformado las ruedas.
Portada de un número de MAS Benidorm |
Durante algún tiempo, en los bajos de los Apartamentos
Turísticos Don César tenía FLIX su
cuartel general y oficina. Allí, ante un inmenso lienzo negro (bolsas de basura
unidas una a una) fueron desfilando modelos y chicas que aspiraban a serlo. El Padre Jordi, el genial Padre Jordi, de
vez en cuando, provisto de su inmenso paraguas (para protegerse del Sol),
aparecía por allí preguntándolo a FLIX por
sus “Lolas”. Llamaba así a las chicas
a las que FLIX hacia Books. Y menos
mal que estaba allí el Padre Jordi aquél día que se presentó un número de la Guardia
Civil porque su hija se había hecho uno de aquellos Books y quería saber para
qué. De FLIX almaceno decenas de anécdotas.
FLIX era
feliz, muy feliz, con la luz de Benidorm
y con sus bocadillos de chorizo. En su casa nunca faltaba el chorizo… y el
espacio para poner algo. Si la entropía es
la medida del desorden de un sistema, en aquellos días FLIX era el sumun de la
entropía a más no poder… Hasta que se informatizó y escaneó miles, cientos de
miles, de negativos y se pasó a lo digital… y siguió siendo un genio de la fotografía.
Portada de otro número de MAS BENIDORM |
Con él, y por él, he conocido (y podido entrevistar) a
actrices y modelos, a actores y cantantes, y a mucha de la llamada “gente guapa”. Y menos mal que FLIX lanza un tupido velo ante el “petardeo”,
lo que le agradezco. Con él he conocido y conozco “Madrid La Nuit”, que es
la repera. Incluso los mejores teatros y los mejores cocidos; oficia de gato
puro.
Sabe FLIX sacarle
partido a la imagen de la gente y captar el momento. Es FLIX el grande.
Y me debe una. Una
gran foto de la bahía de Benidorm. Me la debe porque un buen día prestó mi
imagen para un gran cartel de una obra de teatro en Madrid. Y ahí estuve yo. Y
verme de cuerpo presente y tamaño King-size en la Gran Vía, a la puerta de un
teatro, por muy anónimo que uno sea (y por muy difunto que estuviera el personaje
aquél), merece una reparación: como esa foto gigante de la bahía de Benidorm,
con su islita y todo. ¿Eh, FLIX?
[1] El Convenio de Estocolmo sobre los Contaminantes Orgánicos Persistentes (COPs) es un acuerdo
internacional que regula el tratamiento de las sustancias tóxicas. Fue firmado
en 2001 en Estocolmo y entró en vigor el 17 de mayo del 2004.Inicialmente
el convenio regulaba doce productos
químicos incluyendo productos producidos intencionadamente, tales como:
pesticidas, PCBs, dioxinas y furanos. Actualmente hay 172 países que han
ratificado el convenio. El Convenio determina a una docena de compuestos sobre los que es preciso emprender acciones de
forma prioritaria, conocida como la "docena sucia",
debido a sus efectos dañinos, su presencia en el medioambiente y su
persistencia en el interior del cuerpo humano dado que son productos
organoclorados.
[2] En las
ceremonias de adopción, en el Medievo, el padre (y según qué país, la madre,
para simular el parto) vestía camisa de tal magnitud, hecha con 11 varas de
tela, donde podía cobijar al hijo adoptado. Ahora queda como expresión de “complicarse
la vida innecesariamente”. 1 vara castellana equivale a unos 84 cm. Pues
imagínense una camisa hecha con 11 varas de tela: una camisón de narices
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