31 ago 2014

DE REFLEXIONES AL FINAL DEL VERANO


Nada, que subo de la piscina con la sensación de que el verano se ha acabado.

Sí, ya sé que es 31 de agosto y que cuando menos se nota que el final del verano llegó en el calendario. Mañana es 1º de septiembre y entre el martes (día 2) y el miércoles (día 3) vuelven a su actividad los colegios… y los colegiales, y los padres de los colegiales, y los profes y las tiendas de chuches, etc., etc.

Se nota, además, que mañana es 1º de septiembre porque esta mañana, domingo 31 de agosto, se podía aparcar en la Avenida del Mediterráneo; aún ahora, ya muy pasado el mediodía, cuando el sol cae a plomo, se puede aparcar.

Y se nota que se acaba el verano por los anuncios de la tele de la nueva emisión de coleccionables: cascos de la Guerra de las Galaxias (hay que tener bemoles y… C3PO ¿acaso tenía casco?) o helicópteros de combate (que no hay más de seis modelos en todo el planeta; el resto se los inventarán, digo yo)… aunque la publi ya advierte de que se trata de “helicópteros de la historia militar”… con lo que así no se pisan la manguera.

Yo, hoy he notado que el verano se ha acabado (rima) en que hay menos gente por ese detalle del aparcamiento y porque ya estos últimos días podías acercarte a los sitios buenos (que en Benidorm hay muchos) y no encontrarte como acosado… y los camareros te traen ya la comanda a tiempo y en su punto.

Y si esto es aquí, en Benidorm, imagínense lo que será el final del verano en Jaramillo Quemado, el viejo Jaramillo de los Caballeros que tras un pavoroso incendio en el siglo XIII pasó a llamarse así: Jaramillo Quemado. Se trata de un pueblo burgalés de tan sólo 5 habitantes (sólo 4 empadronados, que allí también tienen ese “problema” de población de hecho y de derecho… júa, júa, júa)… que “en verano llega a los 200”…  aunque peor lo tendrán, tal vez, en Illán de Vacas (Toledo), cuyo último censo era de tan sólo 1 habitante… ¿Cómo habrá sido allí el final del verano? ¿Llegaron a los cuatro veraneantes y se vuelve a quedar solo el que hace de alcalde? En fin…

A la sombra del Mencilla, en la Sierra de la Demanda, se asienta Jaramillo como al final del piedemonte del Puig Campana, en la Sierra de Aitana, se asienta Benidorm anclado en el Cerro Canfali. No, no es lo mismo, no; pero ahí están los dos, estamos los dos, despidiendo veraneantes.

Bueno, en Benidorm esto de despedir veraneantes y “quedarse vacío” sólo es una metáfora porque la renovación de la masa de turismo es constante y semanal. No tengo aún noticias de la playa (yo no voy a ella porque hay arena… y gente; mucha gente); mis chicas no han vuelto, pero en la piscina estaba yo sólo, a estas horas más feliz que una suegra con un máster en brujería; pero de buen rollo.

Por cierto, Jaramillo, Jaramillo Quemado, tiene rollo, y Benidorm tiene buen rollo, aunque este verano se ha destapado con virulencia el mal rollo de los ruidos (como casi todos los últimos setenta años).

El rollo de Jaramillo (y el de otros pueblos de aquella España meseteña), es una columna de piedra plantada en lugar público y visible que daba cuenta, en vertical, de la categoría administrativa del lugar. Sólo podían tener rollo aquellos pueblos con alcalde y plena jurisdicción. El remate del rollo (una cruz, una bola u otro elemento) indicaba el régimen (monástico, real, señorial o concejil). En realidad venía a advertir la presencia de autoridad judicial (el propio alcalde) y era el lugar dónde se cumplían las penas. En realidad los rollos eran en aquellos días como los cartelones con el nombre del pueblo que hay en las entradas por las carreteras, pero que a simple vista informaban de mucho más al recién llegado. Había -y hay- otro rollo, el llamado rollo de justicia, que tiene su aquél. De siempre se le llamó “picota” y en este otro rollo se exponía a los reos (o sus cabezas o cuerpos una vez ajusticiados) a escarnio público… hasta el pertinente Decreto de las Cortes de Cádiz (26.05.1813) que nos civilizó un poco… al suprimir las picotas.

Volviendo a Benidorm. Ayer ya se despidió de mí el vecino argelino que tengo por aquí. Un tipo simpático que se parece un montón a James Avery (el tío Phil, Philip Banks) de “El Príncipe de Bel Air”. Cada vez que viene trae unos dátiles antológicos… que en mi paladar compiten con los Medjoul israelíes, a los que nos les hago boicot, faltaría más; pero los del vecino son los del vecino.

Bueno, el final de verano llegó. Comienza ahora, dicen, un tiempo de rutina… pero yo recuerdo de siempre que el mejor mes del verano era septiembre. Antes, al cole (al insti y a la Universidad) nunca íbamos antes del 15… y esos días que se avecina, dos semanas, eran la repera.

Es verano hasta el equinoccio de Otoño (23 de septiembre); así es que… seguimos en verano.
Y en aquellos veranos de mocedad el mes de septiembre significaba poder salir a navegar y hasta llegarse a pescar “al corte de las aguas azules” que nunca supe donde estaba pero, caray, ¡que buenos atunes se pescaban! Atunes “de regreso”, pero era una fiesta de atunes.

En fin, dejo de escribir que parece que llegan (“Putoperro” se ha ido a la puerta y se ha quedado fija en ella, cabeza casi gacha, con los cinco sentidos -¿los perros tienen cinco sentidos?- puestos en detectar que se para el ascensor en esta planta) y…  hay que comer, que las cinco van a dar.




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