Las cosas no marchaban bien entre la Alemania del Este y la
Alemania del Oeste; mucho menos entre los dos sectores de Berlín. En 1958 hubo un segundo bloqueo a Berlín
Occidental; duró seis semanas. Bueno, en realidad era el tercero, pero
resulta que el “bloqueo” del año 50 apenas si se tiene en cuenta porque sólo
consistió en ralentizar las entradas hasta provocar puntuales
desabastecimientos. Tampoco doblegaron a los berlineses occidentales, ni al
Mundo Occidental.
El 27 de noviembre de
1958 el Primer Ministro soviético
Nikita Jrushchev declaró -unilateralmente- la invalidez de todos los acuerdos existentes sobre Berlín y exigió la
retirada de las tropas occidentales, insistiendo en que la solución “más
correcta y natural” al “problema alemán” era que el sector occidental de Berlín se integrara
en la RDA y que, de momento, ellos, los soviéticos, pasarían a controlar
todas las rutas de acceso. Tras seis
semanas de “bloqueo”, tensión y
nervios, se acordó tratar el tema en una conferencia al efecto, que se celebró
en Ginebra (11.05.1959), y, como
previamente le dieron cierto protagonismo internacional al líder ruso (estuvo
dándose un voltio hasta por Hollywood
y anunciando que en 15 años se acabaría el Mundo capitalista) la cosa volvió a
la normalidad en Berlín, aunque los soviéticos acumularon 22 divisiones más en el territorio de la RDA e incrementaron la
presión sobre la población civil cada
vez más desafecta al régimen… aquél episodio no fue más que la antesala de
la “Crisis
de los Misiles”.
Pero el problema no era ese; ayer lo dejábamos caer: “la maltrecha economía de la RDA, la falta de
apoyo soviético, y la floreciente economía de toda la zona occidental provocó
una creciente corriente migratoria sin precedentes de la zona oriental a la
occidental. Y esa, haría estallar la rabia soviética”.
Y así fue. Entre 1952
y 196o hubo una masiva emigración de alemanes del Este al Oeste por Berlín,
el único sitio por donde se podía pasar. Las estadísticas alarmaron a las
autoridades del Este: cerca de 3 millones
de alemanes abandonaban el Paraíso comunista para pasarse al Infierno capitalista.
Y lo que resultaba peor; eran profesionales
de alto nivel a los que se unían polacos
y checos de similares perfiles
profesionales. La oficina del Censo de
la RFA contabilizó en 1960 a más de 2’6 millones de alemanes ingresados “alegalmente” provenientes de la RDA. En 1961 la situación se estaba poniendo al rojo vivo. Sólo en julio de aquél año se refugiaron en
Berlín Occidental más de 30.00 berlineses orientales.
VoPo's aumentan inspecciones. Agosto 1961 |
El principal problema del Paraíso comunista es que había un
buen número de alemanes orientales que
trabajaban en el lado occidental y cobraban en marcos RFA, con lo que
tenían muchísimo más poder adquisitivo que sus conciudadanos de la RDA. Cada
vez eran más los “Grenzgänger” (así los llamaban), y el descontento popular
oriental crecía; se hablaba de más de
50.000 trabajadores “orientales” que
conseguían el sueldo capitalista “occidental”
y gozaban de las ventajas del Paraíso comunista (alquileres más bajos y logros sociales más altos)... Y
eso no podía seguir así. La gran mayoría quería trabajar en el Oeste.
13.08.1961; el primer "muro", de alambre de espino |
Nada más comenzar agosto
de 1961 se ordenó a los VoPos registrar a los “Grenzgänger” y obligarles a cambiar, de
igual a igual, sus marcos RFA por los marcos de la RDA, cuyo valor era la
cuarta parte. Un alto número de Grenzgänger “emigró”, con sus familias, al Oeste entre los días 5 y 10 de agosto
de 1961: 21.000 alemanes “orientales”.
Por ello, el 11 de
agosto de 1962 el Parlamento de
la RDA, en una reunión presidida por
el secretario general del Partido
Socialista Unificado de Alemania, acordó, atendiendo el consejo de Moscú, evitar la sangría de forma
inmediata. En la madrugada del 12 al 13
de agosto, alegando que era una medida de protección antifascista -y para
evitar, se dijo, las agresiones occidentales- se colocó un “muro” de alambre a
lo largo de la mayor parte de los casi 155 km de frontera por la línea de
separación de los dos sectores (40 de esos kilómetros eran sobre ríos y
lagos). En la mañana del 13 de agosto sólo quedaba una pequeña zona sin vallar…
y la estación de metro de la
FriedrichStrasse se mantuvo abierta, y por ella pasaban líneas que unían el
Este con el Oeste. No fue un coladero por la ingente presión policial.
Ya en esa misma
mañana del día 13 comenzó la construcción, junto a la barrera de alambre, de un
muro de ladrillo y hormigón que con los años se fue ampliando y, dicen,
mejorando.
Del muro físico se venía hablando -en el intercambio de
indirectas Este/Oeste- desde el mes de junio, pero sólo eran brabuconadas. El 13 de agosto el muro fue
una realidad y, a partir de esa fecha, sólo se permitieron 3 puntos de contacto
entre los dos mundos (de 81 pasamos a sólo 3), entre las dos Alemanias: el Checkpoint
Alpha, en la autopista de Helmsted (al Oeste del sector Occidental); el
Checkpoint
Bravo, en la autopista de Dreilinden (al Sur del sector Occidental); y
el Checkpoint
Charlie en la FriedrichStrasse (en la zona urbana de Berlín, parte
Occidental), en el sector norteamericano, y que era la que utilizaban
funcionarios y empleados de embajadas y delegaciones.
El VoPo Hans Conrad Schumann salta el muro el 15 de agosto de 1961. Foto; Peter Leibing |
Al final, el muro llegó a ser un terrible entramado de vallas,
zanjas, alambradas, cámaras, torres y VoPos.
El muro de hormigón y cables de acero llegó a tener tramos de 4 metros de
altura, una carretera interior, zonas de alambradas, torres de vigilancia,
zanjas… y la “franja de la muerte” se
iba ampliando año tras año.
Entre 1961 y 1989
resulta que más de 5.000 personas trataron de huir del Paraíso comunista y
pasarse al infierno capitalista. Unas
3.000 fueron detenidas y 138, al menos, asesinadas al intentarlo.
El último asesinado, Christian Geoffroy |
El último
asesinato se cometió poco antes de de la medianoche del 5 de febrero de 1989…
9 meses antes de que cayera. Christian
Geoffroy era camarero y tenía 20 años; iba a ser llamado a filas para
incorporarse al Ejército de la RDA. A la mañana siguiente el Mundo Occidental
conoció su nombre. Su compañero de fuga y amigo, Christian Gaudian resulto herido en un pie. Fue acusado y
sentenciado a 3 años de cárcel por “intento grave e ilegal de cruce de frontera”.
La presión internacional consiguió su liberación y traslado a Berlín Occidental
el 17 de octubre de 1989; el 18 en
el seno del SED (Partido Socialista Unificado de Alemania) comenzaba la
aventura.
La “doctrina Sinatra” (“cada uno a su manera”), la que aplicaba Gorbachov ante el descalabro económico
del sistema soviético, dicen que fue el detonante. Pero el caso es que la situación en 1989 en la RDA era muy
tensa. El 18 de octubre de aquél año, en una conspiración interna en el
propio partido, se cargan a Honecker y
lo sustituyen por Krenz, pero la
movilización popular siguió y los
alemanes orientales huían del Paraíso comunista a través de otros países que ya
han abiertos sus fronteras.
A las 6’41 de la
mañana del 9 de noviembre comenzó una reunión en Berlín Oriental de mandos
políticos y militares que proponían abrir las fronteras de los sectores
berlineses para el día 10 de noviembre,
pero sólo 1 de cada 4 ciudadanos de la
RDA tenía pasaporte en regla y se necesitaba tiempo para no colapsar los
pasos. Tiempo que no había. Luego llegó Gunter
Schabowski y dijo aquello de que los pasos se abrirían “sin
demora”… y la gente salió por piernas huyendo del Paraíso comunista… y
derribó el muro. No cayó, fue derribado.
Yo entiendo -y me parece muy grave- que la sindicalista y la
abogado del otro día quisieran negar la evidencia en La 1, pero que los Servicios
de Información del NVA (Ejército Popular Nacional) de la RDA, la gente de
la Stasi (Ministerio para la
Seguridad del Estado) y los miles de agentes del KGB que estaban por aquél Berlín de 1989 no hubieran previsto lo
que podía ocurrir, me deja boquiabierto y me parece más grave. ¿O es que ellos
también estaban deseando que esto pasara?
Aquella noche del 9 de noviembre de 1989 cuando la noticia
ya estaba por todas partes yo me fui a la cama pensando cómo tener una
comunicación en directo con aquél nuevo Berlín a la mañana siguiente. Daba la
casualidad de que un pintor de Benidorm estaba por allí, y había que
localizarlo.
En el magazine que se emitía -de 12 a 2- en Radio Benidorm, el 10 de
noviembre conectamos con Berlín
y contamos lo que estaba pasando, en directo, a través de un protagonista de
Benidorm. He revuelto esta semana todos mis archivos de 1989 en el trastero, y
no doy con su nombre. Hoy quería
agradecerle aquella conexión y el trocito de muro que me trajo. Vaya por
él. ¡Gracias!
Un par de años después fui a Berlín, tomé el 100 y me apeé muy cerca del Checkpoint
Charlie para conocer las entrañas de aquél lugar y conseguir otro
trocito de muro. El tercer trozo lo conseguí en el 2001.
No hay comentarios:
Publicar un comentario