Llevo unos días sin escribir en el Blog, centrado en un
informe que tengo que presentar el día 11; el día sólo tiene 24 horas. Pero no
puedo dejar pasar por alto (no me he podido resistir a) el sensacional trabajo
“100 innovaciones que transformaron elturismo/100 Innovations That Transformer Tourism” que acabo de descargar a
través del TTRA (Travel &
Tourism Research Association). Su autora es la profesora Anne-Mette Hjalager del Centro de Turismo del Departamento de
Medio Ambiente y Economía de la Empresa de la Universidad del Sur de Dinamarca
(en Odense, en la Isla de Fionia… de dónde era el cuentista Andersen; Hans
Christian Andersen).
Para mí, por eso lo comparto,
ha sido fascinante reparar en esos 100 ítems
revolucionarios para el Turismo. La
movilidad, el aumento de posibilidades de esa movilidad, es clave y resulta que casi la mitad de
ese centenar de innovaciones están relacionadas con ese factor. Movilidad: 1 de cada 6 personas en todo el planeta
viajó por turismo en 2013. Y “pelas”: gracias al turismo 1’4 billones de dólares confluyeron en
la cuenta de resultados del Turismo.
El primer ítem es el pasaporte; llama la atención que el pasaporte sea la innovación más
antigua.
Y es que el pasaporte
es una innovación del siglo XV; de 1414,
cosa de Enrique V de Inglaterra.
Vivimos ahora en la UE-28 y el Espacio Schengen nos lo hace olvidar…
pero ¿qué sería del Turismo sin el
pasaporte? Vale que en el siglo XV, ni foto, ni banda magnética; pero desde
entonces está en marcha el pasaporte.
También son interesantes los ítem del taxi (1640), del barómetro (1643), y del termómetro
(1714) -por aquello de que el clima nos condiciona mucho lo de
hacer turismo -o las mismísimas vacaciones, incluso si son en la nieve- son
otros importantes elementos que señala la danesa, pero habrá que esperar a 1847 para que los institutos meteorológicos nacionales empiecen a dar sus partes y
previsiones.
Todos estos jalones de la carrera turística no dejan de ser
importantes, pero por aquellos días del siglo
XVII, que ya ha llovido, para mí es fundamental el primer museo (1683), el Museo Ashmolean (Ashmolean Museum of Art and Archaelogy)
construido para albergar “el gabinete de
curiosidades” de Elias Ashmole y
que éste donó a la Universidad de Oxford
en 1677. El 6 de junio de 1683 abrió
este museo, que también incluía las colecciones de los John Tredescant -padre e hijo- que contaban, como anécdota, con el
último dodo[1]
disecado que se vio en Europa. Se convirtió en un atractivo de la ciudad de
Oxford; mucho más que su prestigiosa universidad.
Y en ese capítulo de grandes hechos hay que citar el cheque de viaje (1772; sí, siglo XVIII). Aquél primer traveler’s check emitido en Londres era válido en 90 ciudades
europeas; fue un “invento” de la London
Exchange Company. Se trataba, en realidad, de un pagaré[2]
bajo el título de “promissory notes for
travelers”, según la idea de Sir Robert
Herries. Fue tal el éxito, y el desprecio de casa matriz, que Herries creó
su propia firma -Herries, Farquar &
Co.- para seguir con ellos en 1797. En 1893, Lloyd se hizo con el negocio.
Prof. Anne-Mette Hjalager |
Y siguiendo a la profesora Anne-Mette Hjalager descubres que el cinturón
de seguridad es de 1804; incluso
anterior al “invento” de trasatlántico,
que es de 1818. Sí, hasta 1818
ninguna compañía ofrecía un servicio regular de pasajeros entre ambas orillas
del Atlántico (ni imaginar por el Pacífico; incluso por el Mediterráneo)
haciendo énfasis en la comodidad de los pasajeros. Se efectuaba en buques a
vela y se tardaban poco más de mes en hacer la travesía. Hombre, habría que
irse a 1838 para que este mismo ítem
tuviera verdadero carácter para estar en esta lista, cuando comenzó a hacerse
con barcos de hierro movidos por vapor, tardando sólo dos semanas en la singladura Bristol-Nueva
York, que inaugurara por el “Great Western” con sus 152
pasajeros.
Guía Michelin, 1900 |
El ferrocarril es de 1825 y el coche-cama es
de 1837, el mismo año en que “se inventa” la piscina cubierta. La bicicleta
es de 1839 y el telégrafo de 1844. De 1854 son la maleta (aunque habrá que esperar a 1987 para que ¡le pongan ruedas!), el ascensor y los seguros de
viaje. Hasta 1875 no llegará el automóvil y hasta 1877 no hará irrupción el teléfono.
Terminará el siglo XIX (con el año 1900)
con los primeros zeppelines y con la
aparición de la Guía Michelin, una
guía publicitaria que André Michelin
re-ga-la-ba por la compra de sus neumáticos. Era el súmun de la simplicidad:
una lista de me-cá-ni-cos (los
automóviles no eran de una fidelidad extrema de funcionamiento), otra de médicos, algún plano de ciudades y una lista de curiosidades del lugar. Hasta 1920 no incluirá restaurantes, y sus estrellitas calificatorias comenzaron en 1926, aunque hasta 1931 no empieza el ranking.
Ya el siglo XX nos traerá el aire acondicionado (1902), la roulotte (1907; alias “ca-ra-va-na), la aviación civil como transporte de pasajeros
(1919), las autopistas (1919), las gafas de sol (1929) o las azafatas (1930); dieciséis años volando los
aviones sin aeromozas, que es como
aquí se las llamó al principio.
Claro, es que en
aquellos primeros aviones, caber, lo que se dice caber… sólo cabían los
pasajeros… que se podían contar con los dedos de una mano. El 5 de febrero de 1919 la compañía Deutsche Luftreederei comenzaba a
operar la línea Berlín-Weimar, vía
Leipzig, con aviones AEG con capacidad para cinco pasajeros en 2 horas y 18 minutos. Tres días después se inauguraba la línea París-Londres (2 horas y 35 minutos,
sin escalas) con aviones Farman Goliath (bombarderos
transformados, como los AEG) con capacidad
para 11 pasajeros… y las consabidas sacas de correo que fueron los primeros
“pasajeros” de la aviación comercial.
Pero sin lugar a dudas
el hecho trascendental del Turismo,
de la socialización del Turismo, son las vacaciones
pagadas y esas, como la carta de
compras, son del año 1936.
Aquello sí que fue un ítem: las vacaciones pa-ga-das. Fue un acuerdo, a
conveniar con los distintos países a partir de entonces, adoptado en Ginebra el 24 de junio, San Juan, de
1936. Su memorable Artículo 2
decía: “Toda persona a la que se aplique el presente convenio tendrá derecho,
después de un año de servicio continuo, a unas vacaciones anuales pagadas de
seis días laborables, por lo menos”. Y gracias a eso el turismo y las
vacaciones en un activo más de todos (casi todos).
La profesora Anne-Mette
Hjalager señala muchas cosas más, cien en total, que considera que son claves
en esto del Turismo, como la tarjeta de
crédito (1938), la crema de protección solar (1944), el sistema informático de reservas (1946), el cañón de nieve (1950), la mochila (1951; ¿qué sería de los mochileros sin
ella?), la famosa cámara fotográfica “Instamátic”
(1963; ¡qué gran invento de Kodak!), la guía Lonely Planet (1972), el
mini-bar (1974; ¡sin palabras!)… y muchas otras cosas más.
Estaba todo ahí, pero la
profesora Anne-Mette Hjalager lo ha
recopilado. Y aunque nos pueda sorprender, estaba inventado.
[1]
Ave endémica de Isla Mauricio (Océano Índico), extinta a finales del XVII
[2]
Documento que contiene la promesa incondicional
de una persona (denominada suscriptora), de que pagará a una segunda persona
(llamada beneficiario o tenedor), una suma determinada de dinero en un
determinado plazo de tiempo. Su nombre surge de la frase con que empieza la
declaración de obligaciones: "debo y pagaré". La diferencia entre la
letra y el pagaré es que el pagaré es emitido por el mismo que contrae el
préstamo.
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