Vengo del cine. Uno (yo) va al cine “de higos a brevas”… que viene
a ser un espacio de tiempo de unos ocho meses entre una peli y otra. No “echan”
nada que me merezca la pena ir. Desde “8
apellidos vascos” no había sentido esa necesidad, y yo sólo voy al cine por
impulsos (a veces, irracionales; pero impulsos son).
Esta vez lo he hecho con “Exodus: dioses y reyes”
sólo para ver cómo resolvía Ridley Scott
lo del “paso del Mar Rojo”. Lo
demás, me lo sé. En mi Bachiller había Historia Sagrada. Yo soy así, qué le voy
a hacer.
Y la verdad es que esa escena en la Playa del Risco del Paso, en Fuerteventura,
le que quedado a Scott que “ni-que-la-da”[1]. Almería pone el resto de exteriores.
Otra vez España como plató cinematográfico. Los interiores, en Londres.
Cada uno va al cine a ver lo que quiere; y eso he hecho yo.
Y como comencé por higos (y brevas) que da la higuera
(siempre que sea brevera, o bífera), nada mejor que llevar el tema al lugar de
donde es originaria (la higuera) y al territorio que más -y primeramente-
ensalzó sus frutos (las brevas y los higos): me refiero la zona de Oriente
Próximo (por lo de los israelitas bíblicos; y la higuera, claro) y Egipto
(faraónico, que adoraban los higos… y las brevas).
Centrémonos pues en lo que me llevó al cine.
En Éxodo[2]
14-21 se dice que algo así como… “Entonces Moisés extendió su mano sobre el
mar, y Jehovah hizo que éste se retirase con un fuerte viento del Oriente que
sopló toda aquella noche e hizo que el mar se secara, quedando las aguas
divididas…”.
Ahí está la clave:
toda la noche soplando un FUERTE VIENTO DEL ORIENTE y que LAS AGUAS SE
SEPARARON por un espacio de tiempo lo suficientemente grande para permitir
un éxodo tan masivo. Y luego las aguas volvieron a su cauce; con violencia como
señala el relato, o tranquilamente, como parece que fue y que es. De momento,
esto ocurre en algunos muy concretos puntos del planeta Tierra por su
conformación orográfica. Lo producen los llamados vientos de repulsa/wind setdown
que son capaces de retirar aguas en determinadas condiciones batimétricas, y al
cesar, con el tiempo, las aguas vuelven a su cauce.
Luego ya nos podemos meter en camisa de once varas[3]
con este viento de repulsa y
relacionar el hecho (el éxodo que ocupa un metraje de la peli) con un lugar
concreto.
Muy claro, lo que se dice muy claro, el camino del éxodo de los israelitas desde el país de Goshen (Egipto) no lo tenemos. Aún hay hoy quien discute las tres o cuatro vías
posibles: la tradicional por el sur, la del norte más al norte, la del norte
más al sur y la intermedia entre las dos del norte y la tradicional. Pero lo
del paso del “Mar Rojo” tiene sus cosas porque el hebreo antiguo, dicen, no
tenía vocales y traducir Yan
Soph (o lo que sea, porque –recuerden- el hebrero no tenía vocales) por
“Mar
Rojo” tiene su complicación: que si mar de los juntos, que si
mar
de las algas…
Para Ptolomeo era
el Arabicus
Sinus (sólo un golfo, que es lo que es… del Océano Índico), porque el Mare
Erythrias (Mar Rojo) era el Océano Índico, el Mar del Sur, como el Mar
Negro era el Mar del Norte… colores y puntos cardinales; cosas de griegos.
La pregunta aquí y ahora está en si los israelitas, en su
Éxodo, cruzaron ese “Mar Rojo” por una banda u otra de la
península del Sinaí… que esa es
otra: que si el “Monte Sinaí” estaba
en la península de tal nombre (como dijo la madre del Emperador Constantino I -Flavia Julia Helena, Santa Helena de Constantinopla, en el
año 325, durante el Concilio de Nicea- y nadie le replicó desde entonces… y
hasta ahora) o el Monte Sinaí estaba
en la península Arábiga (el Midiam/Madian
del texto bíblico) y es el Jebel el-Lawz.
Chi lo sa!
Sección de un viejo mapa del Delta del Nilo. |
Sea como fuere, los investigadores y arqueólogos han
identificado muchos lugares “bíblicos” por aquellas latitudes. Pi-haritot, Migdol, Baal Zefón… y
atendiendo a la traducción los colocan según sus intereses. Pi-harirot, por ejemplo,
dicen que significa “boca del canal”…
y unos la sitúan en la rama Pelusiac
del viejo Nilo, en la punta oriental
de Sethrum, donde ese brazo del río
Nilo -a modo de canal- desemboca en el Lago Tanis… y ahí, tanto la Universidad de Colorado (en Boulder)
como el Centro Nacional de Investigaciones Atmosféricas (NCAR) de los EEUU han demostrado que vientos sostenidos del Este son capaces secar durante horas un buentramo de lecho permitiendo un área de tránsito unos 3 km de ancho, capaz depermitir el paso de gentes y animales como el recogido en el texto bíblico.
Es más, hay varias citas documentales de este fenómeno en los siglos XVIII y
XIX. Ahora, el curso del río Nilo está tan alterado que es absolutamente
imposible que se repita.
Ese sería el paso por
Kedua, por el norte, cerca de la costa Mediterránea. La profundidad de este
“paso” es de sólo 6 metros… y dos
muros de agua de 6 metros volviendo, con brío, a su posición original, desde
luego que se llevaría por delante al ejército egipcio perseguidor.
Pero hay más. Está la versión bizarra de Ron Wyatt (Ronald Eldon Wyat) que sitúa
ese hecho, el “cruce del Mar Rojo”,
por Nuweiba, por el Golfo de Aqaba… y Mar Rojo que es,
también, el Golfo de Aqaba; pero la novedad es que Ron sitúa este episodio, el
paso, entre la península del Sinaí y la
península Arábiga… porque sitúa el
Monte Sinaí en este lado, en Arabia. Oh,
la la.
Sí, sí; no se olvide: Moisés vivió desterrado por el faraón
en Hiyaz, en Madian/Midiam (Arabia
Saudita)… y allí vivió por 40 años, casó con Séfora y engendró a Gersón.
Y es en el monte Horeb (en nuestro
Sinaí o en el Jebel el-Lawz) donde la zarza ardiente le dice que asuma su
papel y vuelva para liberar al pueblo israelita… Y vuelve; es que estaba ya
frente a Nuweiba, al otro lado del golfo de Aqaba; conocía el camino. Era fácil
cruzar con barca y luego, con todos, que se le abrieran las aguas para pasar.
Ron se lo ha currado. A su favor tiene el desfiladero que
termina en la Nuweiba y su playa; la
etimología de Nuweiba relacionada con Moisés;
las dos columnas que aseguró haber localizado a ambos lados (y que dijo que ordenó
levantar el mismísimo Rey Salomón
para conmemorar el hecho), la batimetría de la zona y los restos de arqueología
submarina. Porque resulta que en un golfo marino -el de Aqba- con profundidades
medias de 1.500 metros, frente a la
extensa playa de Nuweiba (que bien
pudo albergar a toda aquella multitud del Éxodo; es un inmenso cono de
deyección del barranco Wadi Watir[4])
se abre “un pasillo” de unos 900 metros de anchura y pendientes -a
ambos lados; de bajada y subida- de tan sólo un 6% (muy fáciles para personas, animales y carruajes). Ni hecho a
posta.
La distancia entre ambas orillas es de sólo 13 km (14 km hay entre los puntos más
cercanos del Estrecho de Gibraltar), pero la profundidad ronda los 100 metros. Y sí, la batimetría señala la existencia de ese “puente” submarino entre
ambas orillas. ¿Pudieron cruzar por ahí? Pues… 100 metros de columna de
agua (de profundidad, vamos) para que los vientos de repulsa (si allí se dan;
que no lo sé yo y no tengo tiempo para averiguarlo esta noche) puedan
desplazarlas parece ser empresa complicada, pero… cosas de Dios.
Nuweiba es el escenario perfecto. Si no llega a ser porque
hasta la cadena Hilton tiene hoy un hotel muy cercano a la playa de Nuweiba,
Scott hubiera filmado allí: el desfiladero, el fuego, la playa de acampada, el
“puente submarino”… ¡todo!
Por ordenador y con cartografía reproducida de la antigüedad
se han podido recrear situaciones… y ha funcionado en Kedua; en Nuweiba no se
ha hecho aún, y aquí, bajo el mar, han aparecido huesos mineralizados, tanto de
humanos como de equinos, armas egipcias, ejes y estructuras de ruedas de 8
radios de supuestos carros egipcios… y esa combinación -8 radios-, constatan
los arqueólogos, sólo se dio en el periodo faraónico que nos ocupa. ¿Cómo
llegaron allí?
Sea como fuere, la peli de Scott no aburre; tecnológicamente
está muy lograda… para un “cinéfilo”
como yo. No me dormí, que eso es un logro: “la
peli no era de risa”.
[1]
Niquelao/ado/á/ada: que ni pintao; perfecto; redondo; mejor, imposible; a pedir
de boca, ¿vale?
[2]
Éxodo, 2º Libro de la Biblia; narra la esclavitud de los hebreos en Egipto y la
liberación por Moisés, hasta la llegada a la Tierra Prometida.
[3]
Camisa de once varas de tela: grandísima. Una vara de tela equivalía a casi-casi
1 metro (0’835 m). Pues no vean qué camisa saldría con 9 metros de tela. La
cosa era que el que quería adoptar en el Medievo simbolizaba la cosa con
semejante saya y haciendo entrar al adoptado por la manga y sacando, luego, la
cabeza por el cuello de la camisa. Así simbolizaban esa nueva unión familiar;
bajo la misma camisa
[4]
El vocablo Wadi (o Uadi) en el árabe antiguo viene a significar cauce
generalmente seco; de comportamiento espasmódico. Por lo general, en España,
rambla. De hecho, la playa de Nuweiba se conformó con los aportes tras
episodios torrenciales. Por su parte, Wad (Uad) venía a significar cauce de
río… y ahí tenemos los ríos que llamamos Guad-iana, Guad-alquivir,
Guad-alhorce, Guad-almedina, etc.
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