Al único político correoso y de trinchera que anida en la
parte socialista del equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Benidorm le salió
la vena cuando a sus oídos llegaron (él no estaba allí cuando ello ocurrió) las
palabras del conseller Buch cuando soltó aquello, antes del brindis de Navidad
de HOSBEC, de que “el crucerista ensucia más que gasta” y que todos entendimos…
menos él. Ahora, como va de político (lleva años destilándolo) pues se entiende
que echara los pies por delante al día siguiente con lo de “ataqueal turismo”. ¿A qué “Turismo”
atacó Buch?
En todo caso, le endilgó una colleja al alcalde, que
orgulloso contó que se firmarían acuerdos con navieras en 2015 para visitas en
2016. ¡Largo me lo fiáis!, que no paraba de repetir Tenorio, don Juan
Y por eso no doy crédito a lo que le leí al día siguiente: “…que
un conseller de Turismo llame sucios a los turistas que visitan la comunidad…”
se atrevió a decir el concejal. Pero lo más grave es que nadie le replicó.
Y así, siguió a lo suyo confiando en que “… dentro
de pocos meses será otra gente más profesional y cualificada la que valore si
los turistas de crucero son interesantes…”.
¡Coño, Conrado!, que tú como yo -y varios miles de millones
de personas más en el planeta- sabemos que lo de los cruceros y Benidorm no
pasa de ser una anécdota, feliz anécdota, en la trayectoria turística de
Benidorm. Y, lo más grave: el conceller tiene razón; que ahí están los estudios
que demuestran lo errado de tu postura .
Y hoy domingo, el descojone supino: “Si al conseller le molestan loscruceristas, que nos los envíe a todos a ensuciar aquí” que califica al
autor (es) de semejante exabrupto por su abultada connotación política y
evidente ausencia de tino socio-económico.
Los productos
turísticos más rentables (Delotte Turismo 2012) son el paquete vacacional y los cruceros. Vale, minipunto para Conrado y adláteres.
Pero luego está el análisis de Wind Rose Network (Industria
del Crucero; Análisis General y Estimación. 2013) para bajarnos de la nube
y ponernos los pies en el suelo y que cuenta que el único que saca tajada con
el turismo de cruceros es la compañía que los trae: “Los
principales ingresos de la industria del crucero son generados en su mayoría por
los pasajeros, y la habilidad para
atraer y mantener una clientela es consecuentemente esencial para su éxito
financiero”.
Cada vez son más importantes las “estrategias para generar ingresos
a bordo”. Actualmente, “los
barcos de crucero ofrecen un elenco cada vez más amplio de tiendas y boutiques,
spas y servicios de cuidado personal, departamentos de fotografía y subastas de
arte -y todo lo que Ud. pueda imaginarse-
a precios que compiten con los de los establecimientos
en tierra”.
Las compañías de cruceros han introducido también diversas
prácticas para atraer a clientes a gastar su dinero en, por ejemplo, “restaurantes y
bares alternativos o con tarifa extra, servicios de telefonía por satélite,
cibercafés y diversas formulaciones para la generación de ingresos en los
camarotes de los pasajeros. También existe una oferta creciente de actividades y
servicios a bordo, tales como el Bingo y el juego de casino, deportes de
aventura, talleres culinarios, videojuegos, centros de realidad virtual y
ordenadores, noches temáticas, etc.”. que en tierra nunca van a encontrar, y menos a esos
precios.
Y llegamos a puerto -a tierra que
dicen ellos- porque no siempre vamos a estar en altamar. Y ahí es donde la
compañía deja de controlar el gasto del pasajero. Y entonces, desde principios de
los años 90, comenzaron a comercializar actividades y servicios en tierra para seguir controlando el gasto de los pasajeros. “Desde entonces,
las excursiones guiadas y los guías portuarios, contratados con concesionarios
locales y operadores turísticos para ser vendidos después a los pasajeros a
bordo, se han convertido en la mayor
fuente creciente de ingresos para algunas empresas de cruceros”. Por esta razón, no dejan que nada escape a su control. Se
trata de “viajes desde el crucero de varias horas de
duración mientras el barco está en puerto o anclado a unas pocas millas de la
costa, que ofrecen diferentes temas y excitantes actividades: turismo visual,
con excursiones a reservas naturales, ecológicas y de la biosfera, y a áreas
protegidas que incluyen contemplación de vida salvaje; y excursiones basadas en
la historia y cultura, con un contenido fuertemente educativo derivado de la oportunidad de visitar museos y
reservas patrimoniales monumentales”. A lo mejor, lo que nos interesa es que los cruceros que
lleguen a Alicante y Valencia puedan vender excursiones a Benidorm, pero
¿Benidorm, por sí misma, interesa al turista de cruceros? ¿Qué le ofrecemos que
él no encuentre a bordo o en las expectativas que se ha marcado en el viaje?
Preguntas, preguntas.
Por eso, ahora nos vamos a centrar
en lo que nos pudiera interesar: operaciones
en Tierra.
Así, “la industria del
crucero también ha mostrado su habilidad
para establecer y mantener relaciones efectivas con la industria del turismo en
tierra. Más aún, el creciente poder de compra y negociación de las
compañías de cruceros tiene un significativo
impacto en los proveedores de tales servicios, en competencia y forzados a un recorte de precios para
asegurar un contrato con una empresa de cruceros, lo cual permite a la industria la obtención
de ingresos adicionales provenientes de la diferencia entre los precios de
compra y venta de tales productos y servicios”.
Resulta que las excursiones
en tierra y las visitas a puerto proporcionan generalmente un ingreso extra a
las empresas de crucero. Así, “los pasajeros suelen recibir un mapa para
ilustrarles sobre los itinerarios más recomendables, incluyendo una guía de
compra que identifica un listado de tiendas y establecimientos comerciales en
el área, aprobados por la empresa de cruceros sobre la base de unos buenos
precios y garantía de calidad. No todos saben que para ser aprobados e
incluidos en las listas, esas mismas tiendas y negocios han tenido que pagar
una tarifa por adelantado o accedido a compartir un cierto porcentaje de las
compras de los pasajeros”.
Si quieren, sigo. No hace falta. Pero
si el comercio de Benidorm sabe de esto más que nadie… Por ello no entiendo
esto. Si habláramos de 100.000 pasajeros año, pues tendría un pase esta
diatriba; Pero es que hablamos de 300 pasajeros y un futuro de 3.000 pasajeros.
¡I-na-u-di-to!
Yo pediría más sentido común y
menos vena política; que mayo está a la vuelta de la esquina. Si llegan los
cruceros… no me malgasten tanto en recibimientos (que producen fotos con las
que Amnistía Internacional podría iniciar actuaciones) y consigan que
ofrezcamos una imagen lo suficientemente apetecible para que hablen bien de
nosotros. Ahora, no esperen que esos mismos nos lleguen a visitar -el día de
mañana- por tierra o aire. Ya lo hicieron por mar y esos, oscuras golondrinas, ya
no volverán.
Y lo peor es que todos lo sabemos.
Ah, y estoy esperando al verdadero
balance socio-económico de la visita de “Amadea” porque, como siempre, la
realidad supera a los números de ficción. Me bastaría con que me engañaran con
la cantidad extra de litros de cerveza que esos alemanes bebieron (y pagaron) en
Benidorm aquella mañana. Por favor, dénmela en mililitros… que abulta más.
Esto es absurdo.
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