Dicen que el
submarinismo hay que practicarlo en pareja.
Javier y María Jesús en la Tertulia |
Tal vez por eso pasó por Los Cafés del Meliá el viernes último Javier López con María Jesús
Lorea, su esposa y compañera de tantas inmersiones. Venían a contarnos
cosas suyas y del Centro de Buceo
Poseidón de Benidorm.
Es que dicen que el
70% del planeta está bajo el agua… sólo el 30% está emergido. Y en Los Cafés
del Meliá quisimos sumergirnos. Vayamos con nuestros protagonistas
Javier López es un madrileño del año 44 que comenzó como
cajista tipógrafo (en una imprenta) y, al poco, comenzó a trabajar en una
Agencia de Viajes que terminó construyendo en Benidorm apartamentos. Y así
llegó él aquí, en 1964, y con 20 años se
aficionó al buceo como pescador submarino, cosa que ahora abomina.
Pero poco a poco fue Javier mudando la afición a estar bajo
el agua del arpón a la contemplación, y al poco ya hacía fotografía submarina
con una primitiva carcasa plástica de la marca Ikelite, recuerda.
Y la cosa aún fue a más y quiso comprarse botellas de aire
comprimido (esas que todo el mundo llama “de
oxígeno”) y entonces fue cuando le recomendaron un curso de buceo que, como buen madrileño, hizo en Madrid y en
piscina; aunque la prueba de mar la tuvo que pasar en Jávea, en “Amigos del Mar” -recuerda- el único club
de buceo federado de la zona.
Aquí en Benidorm, ya con cursillo, Javier López comenzó a
bucear con los buceadores que se reunían en el entorno del Hotel Les Dunes y con el alemán Klaus Orlik (que ahora, con 74 años, dirige el Poseidón Phukhet, en
Tailandia) quien montó -en 1970- el Club Poseidón en la Playa de Poniente de
Benidorm.
Y Javier contagió su pasión a su esposa y a sus hijos… Y un
buen día, los cuatro, dejaron Madrid para instalarse definitivamente en
Benidorm (1986) y volcarse con el submarinismo, hasta el punto de hacerse cargo
de club creado por Orlik. Su hijo prefirió el buceo profesional, su hija
permanece aún con ellos en el Centro de Buceo de Benidorm.
Bueno, pues desde el 1974 a hoy… cuarenta años de
inmersiones a golpe de taza de café: cientos de vivencias y anécdotas que
fluyeron en la sala de juntas del Meliá Benidorm. Esta vez abandonamos nuestra
habitual sala de reuniones porque el hotel estaba repleto de delegaciones deportivas
internacionales; aquí estaban los 200 mejores atletas de Fitness del Mundo, de
35 países que competían en La Nucía. Bueno, hasta jugadores de futbolín, todos
con sus uniformes y emblemas nacionales. Ah, las damas del concurso de Bikini
Fitness (Copa del Mundo IFBB) llamaban la atención… con sus escudos nacionales
tamaño king size.
La sede del Centro de Buceo Poseidón, en el Edificio Sylvia, en La Cala |
Pero nosotros, dicho esto, a lo nuestro: que si el profundo
cañón submarino de Benidorm, que si la fosa de La Cala de Benidorm (la de los
remolinos), que si la 1ª llosa, que si la 2ª llosa, que si los fondos de la
Isla… “parece mentira -decía María
Jesús- con la presión humana sobre las
playas y toda la bahía, los fondos están muy limpios y sanos”. Los fondos
marinos de Benidorm, nos dijeron Javier y María Jesús, son muy interesantes con
sus corvinas, denton, langostas, pulpos, mojarras, congrios, sargos, doradas… y
algún que otro mero, porque Don José
-el mero casi mitológico de La Llosa- ya no está en estas aguas; unos franceses
lo arponearon a finales de los 80 y aquello terminó mal.
El Centro de Buceo Poseidón, nos contaron Javier y María
Jesús, realiza más de 3.000 salidas/año e imparten más de 120 cursos con los
que se logra el certificado PADI; se exige titulación y seguro.
Nos insistieron
de lo importante de un buen curso, para el que una semana de duración es
absolutamente insuficiente: “es para
enfrentarse al mar, un medio hostil”, con lo que ríanse de cursitos de tres
días. Vamos, que por meternos en faena buceamos en el mismísimo café y
realizamos la maniobra de Valsalva.
Hasta nos sumergimos en la piscina de la aventura de piratas
de Terra Mítica, en alguna historieta de redes
en las zonas protegidas que nos circundan y hasta de búsquedas y
rescates en el mar -algunos de triste recuerdo- porque ellos cuentan con un
equipo de protección civil.
Terminamos la tarde sumergiendo la imagen (lastrada) de la
Virgen del Carmen hasta su peana del fondo del mar… y descubrimos que tenemos
hasta tres imágenes en puntos emblemáticos de la bahía; bueno, dos. La del día
de la Virgen del Carmen es de escayola y el mar se encarga de ella. Luego hay
otras dos en la 1ª y 2ª Llosas; una de plomo que unos buceadores de Madrid
instalan cada verano y otra permanente, de alabastro, a 25 metros.
Lamentamos -todos- la ausencia de una adecuada promoción de
Benidorm como destino de buceo aunque, bien visto, los que viene, que son
muchos (y muchos de más allá de los Pirineos) disfrutan de unos lugares que no
están al alcance de todos… si no consiguen el certificado del curso y se sumergen.
Por cierto, lo del barquito ese hundido hace un siglo frente
a Les Dunes… son solo unas tablas; pero hay muy bellos rincones que han
reflejado en las varias exposiciones de fotografía submarina que han realizado.
Yo de buceo y submarinismo, hasta este café con Javier y
María Jesús, sólo sabía que los pulpos bajo el agua, ¡cielos!, parecen inmensos
y no paraba de repetir aquella frase de “Borreguitos
en el mar, buceadores en el bar”. Ellos nos han enseñado mucho; ha sido un
café muy provechoso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario