Navarro, de Bergara, y todo corazón. Perspicaz evaluador del
territorio, del urbanismo y del turismo, amigo de sus amigos y defensor a
ultranza de Benidorm. Así quiero recordar yo a José Miguel Iribas. Y lo recordaré siempre porque siempre me
acompaña esa frase suya: “Benidorm es el Turismo lo que la Coca-Cola a
la vida: asequible, divertida, para todas las edades y combina bien con todo”.
José Miguel Iribas. DEP |
Me he enterado hace un rato de su fallecimiento y me cuesta
asumirlo. Iribas me enseñó a amar a Benidorm copa a copa.
De golpe han venido todas quellas noches de amigos y luz de
luna en las que sustentaba las teorías de Henri Lefebvre y que sin recato ponía
sobre la arena y el asfalto de Benidorm. De discutir sobre el Plan General
pasamos a hacerlo de la realidad social de esta ciudad y del turismo en
general. “Conocerla es amarla”, apostillaba siempre ante colegas que
venían a despotricar -y que marcaban ganados para la causa- o ante algún alto
representante del Foreing Office que terminamos embolicando una de aquellas
noches de Benidorm.
Llegó aquí para criticar la A7; acudió a la llamada de
Mario Gaviria que esta noche nos va a ofrecer su visión del Benidorm del futuro.
Y algo debió ver porque se quedó prendado de Benidorm.
Yo conocí al José Miguel Iribas, sociólogo, con toda una
década de experiencias sobre el turismo y sobre Benidorm; el Iribas del 87 era
huracán 5 en la escala Saffir-Simpson; era el Iribas de “a 10.000 pesetas el folio” que no erraba en su diagnóstico, aunque
en algún berenjenal se metió.
Un buen día Iribas se marchó de Benidorm; de Benidorm a
Alicante… a aquél loft -yo nunca había prestado atención a esa palabra- hiperdiáfano
que fue llenando. Y luego se marchó a Valencia. Fuimos jugando al gato y al
ratón en eso de los desplazamientos. Su herencia en el Gabinete de
Documentación y Estudios del Ayuntamiento de Benidorm la disfruté yo durante 3
años; ¡qué fuente de sabiduría!
Cuando HOSBEC lo homenajeó me cupo la satisfacción de estar
con sus amigos; con Patxi Mangado y otros. Si cosas sabía de él, Mangado las
amplió. Menudo tipo el Iribas.
Cuando desde “La
Pérgola” contemplábamos aquél Benidorm de los ochenta, de noche, él siempre
repetía: “3 millones de locos son muchos para estar locos”. Y es verdad.
Pocos han sentido como él Benidorm; pocos han defendido como él Benidorm.
Y ahora son más, querido José Miguel. Siempre me decías que “lo
bueno de Benidorm es que se reinventa a diario”. Pues habrá que seguir.
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