La verdad es que me esperaba muuuuuuuuuuucho más de la
conferencia de Mario Gaviria anoche
en Benidorm. Ahora; no defraudó porque estuvo muy en su línea. Las nucleares
son malas, muy malas. Y algunas muy buenas reflexiones más.
Y esperaba más porque lo de “Benidorm, Patrimonio de la
Humanidad” se lo llevo oyendo algo más de una década. Y si esa era la
apuesta de futuro, pues…
Sí, coincido en que hay que reposicionar Benidorm. Y a lo mejor, a partir de los estudios que
conlleva optar a ser incluido en una lista de candidatos a posible lugar
Patrimonio de la Humanidad salen opciones y planteamientos de
reposicionamiento.
Emocionante minuto de silencio |
Bueno, comenzamos con un minuto de silencio -y la
conferencia en su honor y recuerdo- a José
Miguel Iribas. “Yo era su tato”, dijo Gaviria, quien fue su maestro y mentor. Y
señaló: “Iribas superó al maestro; la Humanidad progresa”. Lo decía de
corazón.
Y el maestro tiene años y achaques, pero no para: “Hay
que poner en valor Benidorm y el modelo de ciudad; proteger lo que hemos
logrado y dignificarlo”. Benidorm, coincido, “es una obra colectiva”
Presentó su proyecto -candidatura a Patrimonio de la
Humanidad- a 4, 5 o 6 años; “tiene un trámite”. Yo creo,
permítaseme, que es un reto; reto asumible. Torres han altas se han asaltado.
Gaviria comenzó rotundo: “El turismo no fallará nunca; y si
falla, Benidorm será el último reducto”. E insistió en la oportunidad
que otorga el optar a ser Patrimonio de la Humanidad, no sin advertir -a la ya
muy animada concurrencia- que de ponerse en marcha la idea “Benidorm
pasa a tener una responsabilidad histórica ante el planeta”; y si se
consigue la nominación, mucho más. Y explicó los trámites hasta llegar al
Registro Tentativo y a París.
Y fue saltando de párrafo y de concepto; contó su etapa de
estudiante “clandestino” en la London
School of Economics (LSE) & Political Science para dar contenido british a la charla. Y elogió a la Gran
Bretaña y recordó que “Benidorm es parte del Reino Unido”:
2 millones de británicos,de los 6 millones que anualmente recibe. Y es que,
recordó, “los británicos -que lo han inventado todo (y puso irrefutables
ejemplos)- inventaron el turismo”. Me permito recordar que le faltó añadir
‘el turismo moderno’ porque, mantenía
Pedro Zaragoza, que ‘el turismo antiguo’
lo inventamos en la vieja piel de toro con la idea de peregrinar a Santiago de
Compostela.
Los británicos, dijo Gaviria, “reproducen su ambiente allí donde
van” y elogió la mimetización de algunas zonas de Benidorm que se hacen
tan acogedoras a los británicos. Entró entonces en un elogio del alcohol -hasta
llegar a manifestar que “en el Reino Unido van venciendo a la droga
con el alcohol, que produce resaca y dolor de cabeza” y afirmó, con
osadía, que “Benidorm es un laboratorio del uso social del alcohol”. Alguna
sonrisa sorda y caras de asombro entre el respetable, que se decía en las
crónicas de antes.
Volvió al Patrimonio de la Humanidad y dijo que “sin
complicaciones, Benidorm cumple 6 de los 10 requisitos”; puede aspirar
a más.
Y saltó al Benidorm de 1972 y al comienzo del estudio que
plasmaron en ‘Benidorm, ciudad nueva’
y tras señalar que “lo poetas pensamos a 35 años vista” reconoció que con Benidorm,
“me
quedé corto; está mucho mejor de lo pensé entonces”. Ahora, otra vez
euforizante, “hay que preparar el Benidorm de 2050; recuperar la inversión y generar
empleo”.
Aquello fue una tormenta de ideas y de conceptos; no sabías
por dónde te podía venir la siguiente. Y cada flash que lanzaba terminaba con
un elogio a Benidorm: “En el mundo no hay nada comparable ni
parecido a Benidorm”. Y puso ejemplos en Atlantic City e incluso en Las
Vegas, a la que no le auguró mucho futuro si Cuba se abre a los yankees. Es
que, se maravillaba contándolo, “sigue bajando el consumo de agua por
habitante”, con mayores ocupaciones, lo que nos hace mucho más
sostenibles: “se gasta 3 veces menos agua por habitante ahora que cuando llegué en el
72”. O que “Benidorm es el único sitio del mundo donde se trucan las estadísticas a
la baja”.
Recomendó “principios luteranos” para el
futuro: trabajar, ahorrar, ahorrar, invertir y… tal vez disfrutar. Recordó que
la ratio de “1 empleo cada 4 o 5 plazas está bien” y habló de la práctica de
la “xenofilia”
que se practica por aquí: simpatía por lo extranjero que exudan los
trabajadores de Benidorm.
Entró en algún detalle en lo local: “convertir la Avenida del Mediterráneo
en una calle-salón peatonal surcada sólo por un tranvía eléctrico central”.
O declararse, como Iribas, ferviente “partidario del modelo hotelero”,
aunque “en Benidorm la ocupación de las segundas residencias casi duplica la
media nacional: 31 días en España, 52 en Benidorm”. Incluso recordó la
práctica franquista del acceso diferido a la propiedad y reclamó “residencia
propia para los trabajadores de Benidorm en Benidorm” y hasta planteó “ir
hacia una inmigración selectiva” comparando -y ahí está nuestro
problema- Benidorm (ciudad de playas) con Canadá (país; el 2º más grande del
mundo).
Habló del concepto de estancamiento (de población) frente al
del crecimiento cero y planteó la necesidad de empezar a estudiar cómo estará
Benidorm dentro de 40 años.
Para Gaviria el problema está en las plantas nucleares y
señala (y asusta con) la cercanía de Cofrentes (111 km en línea recta) y el
peligro supino de los tabloides ingleses en caso de accidente; en el posible
impacto del cambio climático y del aumento de nivel del mar, aunque recordó que
el Mediterráneo “lo retrasaría 150 años” (¿¿??), y en la irrupción del Islam.
Esto último, como a mí, le preocupa mucho. Y sacó a pasear el libro de Samuel
Huntington, ‘Choque de civilizaciones’…
que es del 93 y no ha perdido vigencia.
Abogó, incluso, por ponerse de acuerdo y subir incluso los
precios -“Se anuncia que el turismo ha subido”- y buscar nuevas formas de
financiación: “hasta un impuesto sobre la felicidad”, como ejemplo de búsqueda
de nuevas posibilidades.
Terminó elogiando la hotelería de Benidorm: “hoteles
de 4 estrellas con servicios de 3 estrellas -porque son de playa- a
precios de 1 estrella”.
Y Gaviria seguirá en la brecha mientras la diabetes y los
años se lo permitan. Benidorm, su ciudad nueva le aplaudió una vez más. Lo de
ser Patrimonio de la Humanidad es un reto que alguien debe aceptar… y ayer en
la sala sólo estaban para escuchar.
PD. Sólo un par de “peros” muy personales al Mario Gaviria
ayer. Su empeño en que Japón ha olvidado sus nucleares está errado. En
noviembre de 2014 comenzaron a activarse, a ritmo lento, pero a reactivarse. El
precio de la energía les lleva a ello. Puede que TEPCO esté reacia, desde
Fukushima, pero KEPCO ya ha reactivado cuatro. Y luego está que no tiene claro todo
lo del cambio climático –pues como todos lo que ven la cuestión con los ojos de
la ciencia- pero teme el aumento del nivel del mar que muchas se empeñan en
homogeneizar. No es tan sencillo… ni tan grave, según que costas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario