Ayer tenía una comida profesional y no paró de sonarme el
móvil. Bueno, había empezado de buena mañana el ring-ring (yo es que tengo puesto el sonido del viejo teléfono de
bakelita). Lo habían leído entonces. Y eso que la cosa climático-apocalíptica
llevaba ya varios días en los Medios; pero ayer la noticia estaba en el Diario
Información (algo así como un híbrido entre Biblia en pasta y el Boletín
Oficial de la Provincia) y tenía un apartadillo donde se podía leer “el fin del
turismo de verano” en la provincia.
Y mentar el Turismo en Benidorm (para bien o para mal) es
hacer que se disparen las alarmas. Y no vean si antecede a la palabra “turismo”
la guadaña de “el fin”.
Esto fue como eso que dicen de los yanquis; que tienen un
equipo dedicado a rastrear la palabra “bomba” o las cosas del yihadismo en la Internet
y en cuanto el algoritmo de guardia lo detecta, suena la alarma y se pone en
marcha el operativo de turno; el que sea. Pues aquí, en Benidorm, ayer, con las
cossa del señor Gómez, se dispararon todas las alarmas; ayer porque fue como mentar
la soga en casa de ahorcado. Todos se miraban incrédulos: ¿de qué va?; ¿es
verdad?
En esto, tenemos toda una asignatura pendiente.
La noticia se las trae: “el clima se asemejará al del Norte
de África”. Y aunque no especifica el concreto “del Norte de África”, pues
todos se tiran automáticamente al desierto. La noticia, se las trae. Sobre todo
por la repercusión mediática. Ya quisiera yo que cosas similares tuviera ese
despliegue: página completa, aunque par.
“Es esperable -dice
el interfecto- que con el aumento de las
temperaturas en verano los turistas del norte de Europa no vayan al sur y se
queden en Barcelona y la costa francesa, sin llegar hasta la provincia”.
Será esperable para Ud., señor Gómez.
Yo, de momento, como geógrafo, también, aunque sin ese
máster y con mucha menos militancia hacia cualquier dirección de la Estrella de
los Vientos del firmamento político, no es que niegue la mayor pero sí denuncio
que la base científica del informe brilla por su ausencia. El autor, al que no
conozco más que por referencias, se deja llevar por la pasión; lo que no es
malo. Pero pontificar pasionalmente, sí lo es.
Y para desfacer entuertos de este calado tenemos en la
Universidad de Alicante voces y opiniones mucho más autorizadas en clima
(Laboratorio del Clima) y Turismo (Instituto Universitario de Investigaciones
Turísticas). Coño, y si me apuran, una cátedra de estudios para Benidorm.
Yo no he visto en el documento más que un “corta y pega” a
la moda y en la línea de quienes le presentan el trabajo.
Y ya que estamos en ello, propongo, a quienes corresponda
(que ahora deben andar en precampaña electoral, seguro) que vayan programando
un curso de verano, porque lo tenemos, donde tratar el Benidorm de 2030-2050 en todos los campos posibles: desde el turismo
a la gobernanza pasando por el urbanismo, las cohortes generaciones (desde el baby boom a las X e Y) y los modelos
climáticos si se quiere. Y si se tercia, la dinámica marina. ¡Oiga!, y hasta la
supuesta subida inmisericorde del nivel del mar que volverá, cuentan los que no
saben, a dejar a Benidorm sobre el Tossal de la Cala.
No sé, un entente entre la Fundación Turismo Benidorm, el
Invat.tur, la Casa del Mediterráneo (es que me dijeron en su día que las cosas
del llamado Cambio Climático” se iban a trabajar -¿un eufemismo?- desde dicha
casa en Benidorm) y tanto la UNED (Estudios de Turismo en Benidorm) como la Universidad
de Alicante (me pueden invitar también a la “Miguel Hernández” de Elche y nadie
se sentirá discriminado porque Benidorm es cosa de muchos) para tratar el tema;
desde Climatología a Urbanismo, pasando por Turismo y Sociología, y que bien
podría coordinar la Cátedra Pedro Zaragoza Orts. Entre todos podrían
descubrirnos cómo afrontar los retos de futuro… y seguir en la brecha en
posición puntera.
Ponentes de prestigio, no faltarían.
¿A qué estemos esperando?
Pero mientras tanto, menos bombo al corazón y más cancha a
la razón. Y si es científica; mucho más.
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