Dio la impresión ayer que ABRECA, OCIOBAL y AICO habían
salido al ruedo a toque de corneta socialista a torear un morlaco oportunista y
sin trapío. No sé, las familiaridades con algún nombre dieron alas a la
suspicacia, y, la verdad, muy mala impresión. Es más, no venía a cuento ni
anunciar que “sería bueno que otros grupos municipales apoyaran la moción”
socialista, ni anunciar intenciones que no sabemos si ellos mismos
materializarán.
Hombre, sabemos que esas organizaciones existen; no hacía
falta que se manifestaran de forma trina y teledirigida para anunciar supuestos
supuestos.
Comenzar diciendo que quieren “unificar criterios”
porque lo del ‘todo incluido’ resulta
que “perjudica
la imagen de Benidorm” es no decir nada. Si tienen que unificar algo,
háganlo. Y luego, si quieren, nos cuentan el resultado.
A mí, ambos cuestiones me suenan a salida de pata de banco.
Ojo, matizaron que “no se quejan del Ayuntamiento”; entonces, ¿de quién?, ¿ante
quién? y, lo más triste, ¿por quién? Reclaman el papel mediador de la Fundación
Turismo Benidorm… que no sé yo si está para estas posibles cuitas.
Vale que estuvo muy bien señalar que necesitamos saber “qué
clase de turismo queremos”, que es coincidir con lo que algunos venimos
pidiendo ya algún tiempo atrás. Lo menos… los últimos 29 años. Pero yo lo digo
por el modelo de ciudad, que ellos ni sé por qué lo dijeron.
Con lo que no veo yo posible ni siquiera construir castillos
en el aire es con lo de “podemos trabajar conjuntamente -¿con
los hoteles?- en buscar una oferta común” para luego decir que “sabemos
que son exigencias de los TTOO que presionan a la planta hotelera”.
Pues para eso no hacía falta avisar; se reúnen y en paz. Luego cuentan lo bien
que les ha ido. O no.
No, estas cosas se preparan mejor. No se puede salir a dar
la cara con tan buenas intenciones y sin ningún argumento válido y, mucho menos,
de peso. Te la cortan, te la cruzan. Y ayer, más que inquisidores en este
extremo de la mesa, vi madrecitas de la caridad.
Es que hubo cosas que chirriaban: “este tipo de turismo -el
de ‘todo incluido’- frena
la inversión”… cuando luego dices que es que “bajamos tanto los precios que
llega lo que llega”; incluso espetar que se producen en los hoteles “competencias
que no son leales” con cosas como que “tenemos que valorar el tipo de
cliente que queremos”. ¿?
Muchos frentes y muy amplios para tan pocos soldados, tan
desanimados y tan poco pertrechados, para siquiera abárcalo. Muchos mandos y
otros tantos intereses. Y cada soldado de un Arma distinta. Así no se puede
hacer la guerra.
Hasta dónde yo llego, uno va a dónde quiere y gasta lo que
quiere en función de lo que tiene o se quiere gastar. He visto mochileros en
destinos de lujo inflándose a bricks
de leche y madalenas los 4 días que disponían; pero no faltaban al sarao
nocturno con sus mejores galas y consumían sus bebidas un billete encima del
otro. Y nunca he disfrutado de un ‘todo
incluido’ porque mi forma de viajar y hacer turismo no ha entrado aún en
una coincidencia de órbitas; pero no lo descarto.
Otra cosa es que mucho protestar de que los hoteles en
Benidorm apenas, dicen, representan un porcentaje mínimo del total, y copan la
dirección de la política promocional y luego son el principal problema. Pero si
esto es cuestión de moverse y poner euros encima de la mesa. Euros que son
cifras.
Y que no sea por cifras. ¿De qué hablamos?, ¿de 45.000
plazas hoteleras? Pues hasta 180.000 que parece que podemos dormir cada día en
la ciudad por aquello de estudiar y analizar los consumos de agua y
electricidad y producción de basura… pues resulta que estamos hablando del 25%
del personal, con lo que el otro 75% está libre para disfrutar de todo lo que
se oferta y no entra en confrontación con el ‘todo incluido’.
Pero vamos a más. Unos, los hoteleros, dicen que ese sistema
no llega al 20%; otros, los afectados de la rueda de prensa de ayer, dicen que
ese sistema llega al 33%. Bueno, pues
pongámonos en defensor de los afrentados y aceptemos 33% como animal de
compañía… y ante el 33% de 45.000 estaremos hablando de 15.000 plazas en el ‘todo incluido’.
Total, que todo este numerito por 15.000 turistas quedando
el resto de los durmientes, 165.000, para “quemar” todos los locales
imaginables de Benidorm porque aunque un buen porcentaje seamos residentes, también,
nos da por salir a consumir, comprar o lo que sea. Vamos, que yo en verano no
me gasto el subsidio en el hotel y sí en el resto de Benidorm.
Voy a más. Metamos en la ecuación toda esa población
flotante que viene, disfruta y se va -que no pernocta-; que bien podríamos
cifrar en 50.000 más un día cualquiera del verano, aunque algún fin de semana
de canícula estival puede duplicar las cifras iniciales de población; pues nos
colocamos en 230.000 de a pie e incluso más (que lo hemos comprobado por los
consumos y producción de RSU).
Y resulta que la rueda de prensa de ayer viene por 15.000
cuando hay más de 200.000 dispuestos a comerse el resto.
Y me dicen que en los hoteles hay hasta tiendas. Y ¿qué
pasa?, ¿Qué el turista está todo el día comprando en esas tiendas ropa y
relojes a troche y moche? Y, al mismo tiempo y por otro lado, nos quejamos del comercio que
muchas veces ofrecemos. Lo del lunes 13 no lo entendí.
De veras que no lo entiendo. Por ahí hay 8 o 10 estudios que
señalan que la opción ‘todo incluido’
en destinos urbanos es elegida por los ‘hechos diferenciales’ (actividades y
prácticas), más que por la bebida y comida a gañote (que no suele ser Top chef);
que la gente abandona el Parnaso (la morada de Apolo y las Musas; donde está la
fuente Castalia) y se mete de lleno en el infierno de la ciudad. Vamos que el
turista de la pulserita abandona el campo de concentración y voluntariamente
sale a disfrutar del entorno, que para eso lo tiene a tiro de piedra. Que otra
cosa es estar en medio de la nada; y hay estudios para ambos extremos. Y menos
mal que aún nadie ha piado del ‘ultra all
inclusive’ que, entonces, es de ¡apaga y vámonos!; ahí entran hasta las
revistas.
Según el ‘Big Data’ del Tourism Intelligence International
(2013) las principales razones para el ‘todo
incluido’ son “la mejor relación
valor/precio, el conocimiento inicial
del coste de las vacaciones, el ser
idóneo para el turismo familiar y, fundamentalmente,
la oferta de entretenimiento que
acompaña”. Bien, pues compitamos contra eso.
Y como dijeron los convocantes de calcular el impacto de
esos quince mil (15.000); pues ¡hagámoslo! Calcularlo es bien fácil: echa uno mano
de la Encuesta de Gasto Turístico, de los catálogos turísticos con precios, de
los aspectos económicos generados por las empresas turísticas de la ciudad y
hasta con el IVA generado por las cañas de cerveza y… ¡coño!, que encarguen el
trabajo a quien puede hacerlo con óptica científica. ¡No tenemos una cátedra de
Estudios ‘Pedro Zaragoza Orts’, y un Invat.Tur, y un Instituto Universitarios
de Investigaciones Turísticas, y una Fundación Turismo Benidorm… ¡contrátenlos!
Incluso a algún geógrafo y periodista en paro, como yo, es capaz de montar un mínimo
equipo multidisciplinar y presentarles números y conclusiones para tomar
decisiones.
Si es que lo que no puede ser es que estemos saliendo a dar
la cara por quien no se lo merece. Han estado unos años en la poltrona y nada
más salir sacan a relucir el tema… que debió comenzar el 25 de mayo. Y el
problema es el seguidismo: hay quien les sigue.
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