Cuando el otro día les conté lo de los campamentos
británicos de vacaciones en cabañas, tan primitivos ellos, debí de haber
introducido la iniciativa teutona de aquellos días; sólida y hormigonada. Pero
yo iba a tratar el tema del ‘todo
incluido’ y en este ejemplo no entraba.
En fin, este Post va de resort turístico “singular”
Cosas de la Alemania Nazi, que también pensó en las
vacaciones de la gente; de su gente… con campos
de concentración de fiesta, como alguien llamó a esta iniciativa de 5
grandes resorts turísticos nazis. De los cinco, solo Prora vio la luz, aunque nunca albergó ningún vacacionista.
En la Isla de Rügen,
en el Mar Báltico, por la obra y gracia de la organización Nationalsozialistische Gemeinschaft Kraft
durch Freude, más conocida como Kraft
durch Freude (Fuerza a través de la Alegría, KdF), se comenzó a construir en 1936 un resort turístico de
narices.
La KdF era como una agencia
de viajes que organizaba vacaciones muy baratas -por lo general crucerillos
fluviales- para los trabajadores nazis.
Y así y allí levantaron ocho
bloques -ocho- de edificios (de 550 metros de largo cada uno -y 5 pisos de
altura-, que uno al lado del otro suman casi 5 kilómetros de bloques en hilera;
cómo para haber quedado con los del bloque 1 estando en el 8). En total, Prora eran 10.000 habitáculos pensados
para otras tantas familias arias en vacaciones, con piscinas, teatro-auditorio,
salas de baile... Vamos, un Marina d’Or alargado; que tenía de todo. Se
llamó (y se llama) Prora, “el
Coloso de Rügen”
En 1939, cuando estalló la
IIGM, los trabajadores de la inacabada Prora fueron destinados a la base de
Peenemünde, y Prora, que estaba prácticamente finalizada, se quedó compuesta y
sin turistas. Y los obreros sí terminaron la base de las bombas volantes V.
Y, tras la derrota, Prora
terminó albergando al Ejército soviético y al de la RDA; y cuando la
unificación tuvo sus más y sus menos. Los rusos, con su cuartel ubicado en uno
de los bloques, habían derribaron uno de los bloque por su deterioro y el
conjunto se iba deteriorando poco a poco.
lo rehabilitado convive aún con lo viejo |
Tras la reunificación de
Alemania, la fundación Neue Kultur
se volcó con la ciudad balnearia que nunca fue tal. Su preocupación era mantener Prora como monumento histórico
y desde 1992 trabajaron en ello con el apoyo de la UE. En el año 2000 pudieron
abrir un Centro de Documentación; en
2012 la sociedad Centro de Documentación de la Sociedad Prora se hizo cargo de
la gestión del edificio 3, donde se alberga.
Pero el entorno, muy
grande, iba perdiendo atractivo poco a poco desde 1992.
En 2004 se pone en marcha Neue Prora y se comenzaron a vender los
bloques uno a uno para ponerlos en actividad: que si uno para hotel, que si
otro para apartamentos de mayores, que si otro para rehabilitación y viviendas
de lujo, que si otro para albergue juvenil (desde 2011, en el Bloque 5), que si
otro para otro hotel… Vamos que en 2015 Prora ha vuelto a la vida.
Prora está sobre una
barra arenosa de unos 9 kilómetros de largo y dos de ancho, llamada Schmale Heide que se ancla entre
la península de Jasmund y el
saliente de Granitz (una masa
boscosa que hoy es Reserva de la Biosfera), al sureste de Brinz (famosa ciudad balnearia del XIX) y delimitada por el puerto de
la señorial Sassnitz (tradicional
ciudad balnearia), en la Isla de Rügen;
su playa es de arena blanca entre el Báltico y la bodden (laguna típica
de Pomerania, de origen glaciar, donde se mezclan aguas dulces y débilmente
salinas) Kleiner Jasmunder que
otorga un atractivo de agua y densa vegetación. El lugar, ideal.
Prora es, aún hoy, uno de
los edificios más largos de Europa; ahora se están desarrollando modernos apartamentos
sobre la vieja y sólida estructura y parece que vuelve a ser un lugar de
vacaciones frente al mar.
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