Mañana lunes hay Pleno Ordinario en el Ayuntamiento de
Benidorm. En el punto 16 (¡Tan largo me lo fiáis!) se va a tratar la moción del
GM Socialista para la “creación de una comisión sobre ‘todo
incluido’ en los establecimientos hoteleros de Benidorm”. La redacción
ha quedado en lo mínimo y se ha cambiado el espíritu inicial de la moción.
¡Menos mal!
Y ando preocupado porque le he leído al promotor de lainiciativa que se trata de “un debate
oportuno y necesario para garantizar el mantenimiento del modelo turístico de
éxito que es Benidorm en sí, y que evidentemente no depende en exclusiva de la
patronal hotelera, sino más bien de toda la ciudad y de su Ayuntamiento, de los
sectores vinculados al turismo
(restauración, ocio, comercio, hoteles, apartamentos, campings, etc.) y de
los propios trabajadores de la hostelería…”. ¡Línea!; continuamos para
Bingo; habremos cambiado la redacción, pero subyace el fondo cenagoso que lo
inspiró.
Ahí es nada: “garantizar
el mantenimiento del modelo turístico”. Lo de churras y merinas queda
en nada comparado con esto. Y bien es cierto que mientras se habla (y escribe)
de esto no se habla (y escribe) de la omnipresente Zona Azul y otras cuitas y
pesares mucho más graves.
Y es que no salgo de mi
sempiterno asombre. Modelo turístico
es una cosa y, si quieren, modalidad turística
(lo del ‘todo incluido’) sería otra. Y
es que, no se olvide, Benidorm se
fundamenta en un modelo turístico surgido de una planificación urbanística y
una opción de alojamiento que ha sido más valorada que las otras: la
hotelería. Más valorada por los empresarios y muchísimo más valorada por la
clientela, los turistas.
Una de las ventajas de
Benidorm es su capacidad de
adaptación a los ciclos económicos y turísticos mediante una “interacción
entre factores globales y locales variable atendiendo a diferentes etapas”,
como más sabiamente que ninguno ha referido por activa y por pasiva mi admirado
Josep Ivars, geógrafo de pro y un
fuera de serie en los análisis y estudios del turismo.
Ivars ya advirtió la cuestión -que mañana nos ocupará- en
2013 y señaló en “El modelo turístico de Benidorm; singularidad y retos de futuro”
(Papers de Turisme nº 54; julio-diciembre 2013) que Benidorm superó la crisis
del cambio de década (1988/1993), la del inicio del Milenio (2002-2005) y la
crisis económica que se inició en 2007... tirando
siempre de la hotelería. Y recuerdo a HOSBEC en 2007 diciendo que la cosa
ya no iba bien (y, a lo mejor, sin mucha razón).
Vale que le damos a HOSBEC un protagonismo excesivo, pero lo
hacemos porque la ausencia de liderazgo -y hasta de entidad- de otros colectivos
(porque la base en la que se apoyan no es todo lo sólida que ellos desearían)
es patente. El caso es que HOSBEC, los hoteles,
son el elemento tractor del destino Benidorm.
Pero no nos olvidemos que “es notorio el elevado número de
segundas residencias, que han experimentado un considerable crecimiento en el
último periodo intercensal (2001-2011). Por otra parte, el volumen de plazas y
pernoctaciones en apartamentos reglados y campings también es significativo”
como señala (denuncia y acusa) el análisis de Ivars. Sí, mucho hotel pero
muchas más segundas residencias y apartamentos donde no hay sensación “AI” .
Renovación y recualificación ha sido -y es- el santo
y seña del sector hotelero. ¿Pueden
decir lo mismo los demás sectores implicados? Y renovación no es pongo hoy
un esto y como me columpio pongo
mañana un aquello.
Estamos en un momento de cambio estructural empujados por los
signos de la recuperación de la salida de la crisis. A lo mejor es bueno,
ahora, estudiar las demandas de futuro. Pero hay que ir muchísimo más
allá de lo que plantea una modalidad de alojamiento que aún sigue siendo
mínima. Más que buscar momentáneas
relaciones causa-efecto sería interesante estudiar dinámicas -que comienzan
a manifestarse- y tendencias -ya
visibles- que nos permitan acometer el
futuro.
Hasta en Barcelona se quejan del turismo de cruceros: “el gasto en destino de los cruceristas es
muy reducido”.
Volviendo a Benidorm, para el futuro, el profesor Ivars
introduce el término GLOCAL (global y local) y plantea que la interacción
será básica: “hacer coincidir los factores globales del
mercado turístico con la acción de los agentes turísticos locales”. Y tiene razón. Pónganse las pilas y a trabajar; pero es que mantengo yo que los agentes turísticos locales no sólo
juegan en divisiones distintas, sino que practican disciplinas deportivas
distintas (unos fútbol, por ejemplo, y otros vóley, bien de ‘a 2’, en la
playa, bien de ‘a 6’, en la cancha) y mientras el fut-voley no sea deporte del
olimpismo turístico no le veo futuro yo en Benidorm a la propuesta de Ivars;
que por lógica es las más necesaria.
Las otras dos medidas, de la terna que plantea Ivars, son: “la
proactividad y capacidad de respuesta del destino” y “la
protección y proyección de los valores del modelo urbano-turístico de Benidorm”.
En estas dos facetas tiene cabida la Fundación
Turismo Benidorm para liderar aún más el compromiso de gestión
público-privada que hasta ahora se viene haciendo: la estrategia de comunicación la está llevando muy, pero que muy,
bien. Tal vez ahora le falte a la FTB, es una opinión -mi opinión-, plantear modelos de respuesta (tras
estudios competentes). Pero que sean los técnicos los que lo hagan, y no los
grupos políticos; que es lo que más pavor me produce de la moción socialista al
pleno de mañana.
Recuerden: Iribas lo
dejó muy claro: “las claves del éxito de Benidorm se encuentran en la intensidad de la
vida urbana y en una personalidad definida a partir del espacio público”;
trabajen con eso y sobre eso.
Es que, clama al cielo; pero resulta que el
proceso de recualificación hotelera no ha tenido el acompañamiento que merecía
ni en lo público, ni en muchas de las iniciativas privadas de otras actividades
económicas, lo que hace que algunos ejemplos en comercio y restauración
destaquen sobremanera sobre los demás abriendo más, aún, la brecha entre lo
bueno y lo impresentable.
Y además, recuerden, que Benidorm ya marca centralidad comarcal y que el futuro también debe
ser enfocado desde esa óptica: dos playas, y detrás toda una ciudad; y detrás,
toda una comarca.
Y, principalmente -y como dice Ivars-, si “el comercio es capaz de ofrecer al turista una verdadera experiencia
turística integral, con una calidad en la prestación de los servicios homogénea”,
habremos ganado el futuro.
El problema no está en la -¿mínima?- incidencia del ‘AI’ sino en convencerse de que sólo somos un destino turístico que cobra
dimensiones de ciudad. Y son los hoteles los que en su negociación con los
operadores turísticos ponen cada 7 días en Benidorm equis miles de personas en busca de una experiencia turística integral.
Me choca que haya quien
piense, aún viviendo en Benidorm, que a Benidorm sólo vienen gentes deseosas de
disfrutar de sus vacaciones pero que solo se alojan en hoteles. Va a terminar
resultando que el que viene a apartamentos (reglados o no) y a segundas
residencias, ese, el ‘todo incluido’ lo
trae de serie o se lo hace en “Carrefour”, “Mercadona”, “Eroski” & Co. Y en
el “Co.” incluyo los supermercados de todos los callosinos que han sabido hacer
un modelo de negocio local. Y es que va a parecer que todos ellos también
participan de la “moda” -que ni
detecto ni comparto- de pasar olímpicamente del comercio y la restauración
local. Chocante y sorprendente.
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