Voy a permitirme un nuevo Post sobre el ‘todo incluido/all inclusive/AI’; voy a filosofar. Y digo filosofar
porque si de verdad supiera algo de esto… hubiera puesto en marcha una
actividad turística, tal vez sería un alojamiento ‘all inclusive’, y no estaría aquí dándole que te pego a la tecla.
Podría zanjarlo, dando la razón a los polemistas, con un “la
cuestión es si el hotel se gestiona sosteniblemente en el entorno económico en
el que se incardina”; porque, resulta que, para el hotel maximizar su
contribución a la economía local debería ser el objetivo filosofal
turístico-económico natural… según todos los tratados filosofales de Turismo. Vamos
que, lo mismo que se procura la sostenibilidad ambiental, se debe procurar la
sostenibilidad económica del lugar. Los impactos económicos del turismo son
clave para la pervivencia del destino. Y podría decir más de localitos y
garitos, pero lo cómodo es ir al mamotreto: al hotel.
Ayer tarde, Antonio
Mayor (presidente de HOSBEC) salió a la palestra con una muy buena
respuesta. Y como viene al hilo de lo que decía yo ayer, destaco eso de que “ochomil turistas entre 300.000 en el momento de mayor carga de visitantes, no puederesultar nunca un problema”. Y apuntillo el tema con lo que más me ha
gustado del presidente hotelero: “El problema seguramente es otro, pero
costará admitirlo”. Seguramente no, señor Mayor: el problema es otro,
muy concreto, y no, no quieren admitirlo.
Pero una cosa es segura: sencilla y llanamente, hay turistas
AI. Y hasta el momento, la únicapropuesta de solución al tema ha venido desde el editorial de Radio SirenaDigital (Manuel Abad). Pero hay más tela que cortar.
PhocusWright, que
investiga estas cosas de la industria del viaje y la actitud de los viajeros,
en una reciente investigación de mercado señalaba el aumento de este tipo de
solución vacacional -‘al inclusive’-
que en 2013 representaba el 12% de
los turistas mundiales. Sí, y tal vez por la crisis, es una modalidad que ha
subido, porque en 2010 era del 8%. Y sí, no tengo datos de 2014; lo lamento.
Y es que resulta que sí, que ahora se mira más el bolsillo.
Vale que casi podemos gritar que la crisis 2007-2014,5 es historia; pero sigue
faltando toda la alegría que ya nos gustaría. Y sin embargo, la cosa se mueve,
aunque sea AI.
Ahora, dicen los estudiosos, tenemos turistas “independientes” que se valen de la red
de Redes para todo, los turistas “clásicos”
que siguen confiando en el TT.OO. a través de la agencia o por la web, y los
turistas AI (‘all inclusive’) que pase lo que pase seguirán fieles a esa fórmula.
Y dentro de los AI tenemos a los que
buscan ese tipo de servicio en un resort urbano (del que hay poquísimos
estudios de impacto económico) o en un resort turístico ajeno a la civilización
urbana y hasta europea, (de los que hay innumerables estudios de paraísos
tercermundistas).
La clave del aumento del turista AI está en que es esa fórmula ofrece bastante más que la simple
estancia y alimentación. Lo decíamos ayer; la clave está en las extras. Hoy
sabemos que están ya negociando con las aerolíneas para un aumento de peso de
las maletas y otros posibles atractivos con los proveedores locales para
quienes opten por la fórmula AI. Si,
aquí, el que no se mueve…
El Premio Nobel de Economía 2009, Oliver Williamson, con su
Teoría de la Transacción-Coste ha sentado las bases de algunas investigaciones
modernas sobre el impacto AI. Pero no
hay que ser un cerebrín para llegar a conclusiones como que “Aún
donde se dan precios bajos llega el todo incluido” (C Bladh & HJ
Holm, Lund Univ. 2013). Es que el AI no
está en función del resort sino del cliente y del agente vendedor. Nadie está
libre, pues, del ‘all inclusive’. Y
coincido con Antonio Mayor: “el ‘todo incluido’ nada tiene que ver con
poderes adquisitivos o niveles de renta, ni con turistas de mejor o peor
calidad”.
Ah, la calidad de los que vienen -eligen- a Benidorm es la mejor. Cuestionar esto deja en
mal lugar al cuestionador (1er Principio Fundamental del
Turismo-recepción: no hay mejor turista
que el que elige Benidorm)[1].
Y la verdad es que no he encontrado nada científicamente
decente como para hincarle el diente al turismo AI en Benidorm. Y de lo que he encontrado por ahí, a vuela pluma,
es sorprendente. Un estudio del comparador travelsupermarket
viene a señalar que 1 de cada 10
turistas británicos prefiere AI y que
de ellos sólo el 13% de los que
compran vacaciones AI no abandonan nunca el complejo; el resto, el 87%, a pesar del ‘all
inclusive’, sale a gastar en el destino turístico, fuera del Walhalla/Shangri-la
donde lo tiene todo. Pero no señala el estudio en qué tipo de alojamientos y
ciudades ha investigado (urbanos o extraurbanos). Ahora bien, el estudio
también señala que “el gasto que efectúan depende del lugar en que se encuentren y de la
oferta ante la que se encuentren”.
A Heather Skinner,
una consultora autónoma, le leí que en Turquía sólo es el 10% de los turistas AI
los que salen del resort y que sólo se dejan el 2% de presupuesto vacacional en
el enclave urbano más inmediato. En Turquía, digo. Y otro estudio de Tourism Concerm (2014) para destinos AI (en Kenia, Barbados y Tenerife;
ninguno de ellos urbano) sólo señala que el comportamiento del huésped AI “es diferente” y que de los AI urbanos hay muy poco trillado en
investigación.
Para datos genéricos hay que llegar al Travel Cost Barometre, de la Post Office británica, resulta que 2 de cada 3 de las familias encuestadas en vacaciones tipo AI se gastaron 233 libras más de la cuenta (de las previstas) de promedio fuera del hotel/resort IA porque no les gustaban las marcas de las bebidas -o porque les pasaba lo mismo con la comida- y salían del hotel a gastárselas esas libras extra en la oferta local. Y encima, cuando salen, a través del Worldwide Holiday Costs Barometer (2015 en este caso) saben lo que les puede costar la cosa y van, casi, sobre seguro.
Los británicos, por ejemplo, se lo piensan mucho y tienen elementos de juicio a su alcance antes de tomar la decisión de hacía donde encaminar sus vacaciones.
Por favor, seamos serios en esto. Y si queremos opinar, hagámoslo con conocimiento de causa. Que no nos vayan a tomar por el pito del sereno por salir a pitar cuando debemos callar. Hay muchos establecimientos en Benidorm que no pasan la prueba estética del algodón; a lo mejor, empezando por su erradicación, ganamos algo.
Cuando exista un estudio del hecho, opinen; antes no.
[1]
Para cualquier otro destino turístico el principio es el mismo; sólo cambia el
final: se incluye el nombre del lugar
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