Va bien la cosa. Óscar
Bernácer y su equipo van jalonando etapas y dando forma al documental sobre
Pedro, Don Pedro: “El hombre que embotelló el sol”… que
de momento mantiene el título original del proyecto.
Pasé ayer la tarde
con ellos. Desde que Óscar y Jordi
Lorca pasaron por Los Cafés del Meliá para hablarnos
de “Bikini”,
el cortometraje sobre el “episodio”
de la vespa con Pedro, don Pedro, de protagonista viajero hasta El Pardo
buscando árnica en Franco para que no le excomulgaran por hacer la vista gorda
en el caso del bikini en Benidorm (Infierno) y evitar que un urbano cualquiera
hiciera una pieza de atestado sobre el dos piezas de la turista, hemos tenido algún
contacto epistolar digital con Nakamura Films, su productora. Por cierto, “Bikini”
lleva ya (hasta junio 2015) cincuenta y un
premios (51) y ciento cinco selecciones (105) en festivales nacional e
internacionales; una moto que tira mucho sobre una historia que han sabido
poner en órbita Óscar y Jordi.
En aquella tarde melianense nos hablaron de un nuevo
proyecto que aún andaban hilvanando: un documental sobre Pedro, Don Pedro.
Y me llamaron. La figura de Pedro, Don Pedro, es un poderoso
reclamo al que no me puedo resistir. Y acudí… aún a sabiendas de que me iban a maquillar.
No soporto cremas y polvos en la cara. ¿Cara?; bueno, ni en la prolongada frente,
ni en la nariz. La barba ocupa el resto. Eso que nos ahorramos.
Y puntual acudí a mi cita. Bueno, mi puntualidad es rayana
con el integrismo. Media hora antes estaba yo allí, en el Hotel Delfín. ¡Cielos!, ni rastro de lo que imaginaba como set de
grabación (uno conoce algo del audiovisual; lo justito para no meter mucho la
pata) y un sol de justicia. Y en eso que suena el teléfono y es Mila Luengo, del equipo Nakamura: “Juan, que cambiamos de emplazamiento”.
Luego te enteras que es que la gente del Hotel Delfín ¡no
quiere que lo identifiquen con aquella época! Pero, ¿de qué van los del Delfín? La de momios históricos (porque eres de
aquella época o no sabes del Delfín) que he tenido que ir yo a saludar cuando
estuve en el Departamento de Protocolo y Relaciones Públicas del Ayuntamiento
de Benidorm. Vale que eso fuera en el siglo pasado… pero sólo han pasado 15
años del XXI. Sorpresas que te da la vida. Acabo de tachar en mi agenda un
emblemático lugar. Y voy a ver si se puede retirar ese nombre de mi Guía
de Benidorm (Istmos, 2009)
Pero como siempre: no hay mal que por bien no venga. Me
vuelve a llamar Mila, justo cuando me disponía a subir a mi moto (que no es una
vespa, aunque se parece) para abandonar a toda prisa el despropósito del Hotel
Delfín, y me citan en el Hotel Marconi,
el 2º que se construyó en Benidorm allá por 1934. Obviamente, puesto al día;
reformado y en la órbita del siglo XXI. Y una gran sorpresa, el reencuentro con
una gran persona y excelente amigo: Paco
Navarro. No caí cuando Mila pronunció su nombre, pero conforme la brisilla
de la velocidad de la moto disipaba el bochorno que se vivía sobre el asfalto
de Benidorm ayer tarde, a eso de las tres y pico (¡qué horas!, Óscar), recobré
su identidad; plena y definidamente. Don Francisco Navarro; gran persona,
amable y profesional. Al llegar al Marconi, puesta al día con Paco al compás de
un agua mineral helada que supo a gloria. Y a esperar que le gente de Nakamura
montara el set.
Terraza del Hotel Marconi; 30.06.2015 |
Y lo montaron… y entre las 17’16 y las 18’53 estuvimos ahí,
dale que te pego, con las cosas de Pedro, don Pedro, y Benidorm. Creo que
respondí a todo lo que planteó Óscar; no sé si respondí al perfil que él buscaba,
pero entregado a la causa: Benidorm. El arte de la tijera en el montaje lo
dirá.
El Benidorm que yo siento, las cosas que conozco y la figura de Pedro,
don Pedro, y los alcaldes que le siguieron hasta completar este Benidorm que
conocemos, salieron a relucir en la conversación. 5 bloques, 5; que sonaba la
claqueta en mis narices. Una cámara dedicada a recursos; la otra fija en mí. ¡Qué
trago! Habiendo trabajado en televisión casi dos décadas, era la primera vez
que me ponía delante de una cámara.
Y de aquél Benidorm (y de éste) hablamos. El momento, la
ocasión el lugar; entre el mito y la leyenda, con guindas de realidad. Porque
lo mejor de la génesis de Benidorm son los golpes de realidad que superan la
espectacularidad de la ficción. Y ahí aparece la figura de Pedro, don Pedro… y
la Jaime Barceló y la de Rafael Ferrer… y la de todos los que no cejaron en su
empeño de sacar adelante esto. Intenté dejar claro, pero no sé si lo he
conseguido, que Benidorm, pese a
esas figuras imponentes que supieron (y saben, aunque nos cueste reconocerlo)
llevar el timón de este bergantín -aparejado en goleta- que es Benidorm, no hubiera sido este Benidorm si no es por la calidad y generosidad de la
gente de Benidorm; de la gente de a bordo. De la que se dejó y se deja la
piel en el día a día; si ellos, esto no hubiera sido lo que es. Fue la ilusión de todos -“de ilusión también se vive”,
que bien pudiera ser el lema de Pedro, don Pedro- la que comenzó el proyecto;
proyecto inconcluso, porque aún le queda
recorrido, que es Benidorm.
Quise, con detalles como ese de centrar el objetivo en la
gente de Benidorm -la de ayer, la de hoy y la de siempre- recordar las cosas
que me trasladaba José Miguel Iribas (el
hombre que mejor estudió y entendió Benidorm) a quien tuve siempre presente
durante la entrevista para el documental.
Y lo que más me gustó de la charla con Óscar (es que me
pierdo en las nimiedades) fue saber que ellos (Nakamura films) han estado en
Karigasniemi, en Laponia, y han podido filmar la placa que en el verano de 1965 les fue entregada a Hans y a Ida, la
familia lapona, para el Consulado General de Benidorm en Laponia; en su casa
permanece. Hans, falleció; pero Ida y sus hijos Ilma y Elno viven.
Deseando estoy que finalicen sus entrevistas y se metan en
la fase de montaje. Quiero ver ese documental. Ayer también hablaron con Tomás
Cortés, cuya memoria atesora infinidad de recuerdos de Pedro, don Pedro, y
aquellos (y otros días). Lo mío es sólo investigación y recuerdos de las
conversaciones de los últimos años con Pedro, don Pedro. Hoy tenían cita en el
Hotel Brisa y la Señora Moncho. Me imagino un flash con Óscar conversando con
ella sobre la importancia del papel de la mujer benidormera liderando buena
parte de la economía local, la que generó el Benidorm de hoy.
Mariner, bona barca y
bon vent. Suerte Óscar; terminar bien (y pronto) el documental. Queremos
verlo.
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