Ya tenemos mapa de la composición de los fondos marinos
planetarios.
¿Y?
Pues que es muy interesante porque podemos aprender qué es
lo que ha pasado hasta ahora y comprender los cambios ambientales que se han
producido. Incluso ir más allá y presentar previsiones.
Ah.
Resulta que el fondo abisal de los océanos es un gran cementerio de todo bicho
viviente marino y la composición de esos fondos ayuda a descifrar el
comportamiento y la respuesta oceánica a la variabilidad del clima. Metros y
metros de sedimentos para estudiar lo que ha pasado.
Por ejemplo.
Las algas diatomeas son una fuente de oxígeno increíble. Una
vez que mueren, van al fondo del mar, donde están las famosas llaves de la
canción.
Con sólo fijarnos en los suelos calificados como cienos de
diatomeas -que en inglés suena más fino: diatom ooze- nos podemos conjeturar
una idea de la proporción de oxigeno en
el planeta en distintas épocas atendiendo a la temperatura y a la salinidad
del agua del mar.
Las diatomeas son muy importantes: se comen el CO2 con un apetito voraz.
Las diatomeas
producen una buena parte del oxígeno que respiramos y, además, contribuyen a
eliminar más CO2 que la mayoría de las plantas en tierra firme.
Hay una frase lapidaria del jefe del Departamento de
Ciencias Oceánicas de la UNESCO, el profesor Valdés (que fue director del Oceanográfico de Gijón): “Cada
vez que respires, piensa que la mitad de tu oxígeno viene del mar”.
Con eso ya está dicho todo.
Sí, ya sé que siempre nos han vendido lo de la Amazonia y
todo eso, pero la fábrica de oxígeno planetario es propiedad de la multinacional
Fotosíntesis que tienen delegaciones por todos los rincones planetarios; menos
mal.
Así el caso, ahora lo que hay que hacer es investigar más
esas proporciones de cienos de diatomeas (y otros cienos marinos, y gravas, y arenas,
y todo lo del fondo del mar) y de todos esos estratos de deposiciones para
saber más, mucho más de la evolución del planeta y las relaciones ambientales.
Pero el trabajo base ya está hecho. Ahora es cuando de verdad se abre el camino
para estudiar el ciclo del carbono marino.
Comprender los ciclos biogeoquímicos nos dará muchas claves
evolutivas y podremos afinar en la información y en la predicción.
En mapa en 2D |
Dicen los autores del trabajo (de la Universidad de Sydney y
del NICTA[1] -un auténtico
Parque Tecnológico con spin off
sobrevenidas de proyectos universitarios de investigación, como esa quimera
rubeniana benidormera): está muy bien
llegar a Plutón; pero mejor saber cómo nos ha ido en el planeta azul, cómo
nos está yendo y cómo puede que nos vaya y, en todo caso, plantear prevenir
situaciones de futuro.
El trabajo es importante; baste señalar que el 70% de la superficie del planeta es mar
y bajo él está el fondo marino. Por primera vez tenemos un estudio de conjunto
de ese 70% del planeta del que antes sólo teníamos detalles puntuales y un
trabajo manual de los años 70 que por sus carencias instó a realizar este. Y
sólo se han necesitado 50 años y 15.000
sondeos para realizarlo.
PD: Para celebrarlo y homenajear a las australianos me voy a
ir al único pub con pinta de ambiente australiano que tenemos en Benidorm -Outback
Aussie Bar- y hasta me voy a pedir una Foster (que ya es propiedad británica);
que yo para las cervezas soy muy mirado. Me han hablado muy bien de la Coopers
Stout (de las que me van); pero no creo que aquí lleguen. Estamos prácticamente
en la antípodas.
[1]
Financiado por el Gobierno Australiano como centro de Excelencia en
Investigación Tecnológica a través del Consejo Australiano de Investigación
Científica
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