Desde luego que Ryanair,
bien por O’Leary o bien por ella misma, está dispuesta a disputarle al ayatollah Sánchez Gordillo los titulares
del verano.
A cuenta de 3 aterrizajes “de urgencia” en Valencia-Manises
se ha montado una, que no veas, con eso de la seguridad aérea. Tiene más enemigos Ryanair -y su presidente- que
fans las recuperadas Spice Girls.
Ya sabíamos que Ryanair operaba con arreglo a lo que ellos
llamaron “un protocolo de mínimos para
máxima eficiencia energética”, pero dentro de las normas de la UE; ya
sabíamos lo de la presión a los pilotos y tripulantes; ya sabíamos lo del
ahorro. Y sabíamos todo y hasta incluso más. ¿Y qué? No creo que quieran jugar
con la seguridad.
Las alarmas por los tres aterrizajes “de urgencia” en
Valencia-Manises, el 26 de julio,
entra con calzador en toda la vorágine de opiniones y comentarios que es capaz
de levantar. La Agencia Estatal de Seguridad Aérea (EASA) está estudiando, dice, el “incidente”. La Ley 1/2011
de 4 de marzo, de Seguridad Aérea,
entiende del tema pero tratándose de un
operador extranjero se remite al Programa
SAFA (Safety Assessment of Foreing Aircraft) que marca unos mínimos en
función de unas condiciones… y Ryanair las cumple.
Ahora tenemos la pelota en nuestro tejado, pero con matices.
El 26 de julio los tres vuelos de Ryanair iban a Madrid-Barajas pero allí se había
desencadenado una tormenta eléctrica
de órdago (hay multitud de videos colgados en You Tube) y hasta diecinueve -19-
vuelos se desviaron a Valencia-Manises, el aeropuerto alternativo a Barajas por
antonomasia.
Y aquí viene lo bueno, porque se escudan los de Ryanair en
que hartos de estar hartos de darle vueltas a la capital del Turia (ellos dicen
que más de una hora, AENA que algo menos de una hora) los tres aparatos de
Ryanair, uno tras otro (mira por dónde; qué casualidad), sueltan lo de estar
cortos de gasofa y piden prioridad de aterrizaje, que encuentran
y aterrizan. Cabe preguntar si fue una
argucia de los pilotos ya que estaban consumiendo más fuel del previsto y en
ellos eso de ahorrar es capital (política de la compañía) o es que de verdad echan lo justo en el
surtidor. Sea como fuere, mal por la irlandesa: si es por falta de
combustible, mal por racaenar;
transportan personas. Si fue por saltarse la cola del aterrizaje, doblemente
mal; hicieron chantaje a la torre, transportando personas.
Ahora, el control que opera Valencia-Manises, sabiendo que
es la alternativa a Madrid-Barajas, que
no pueda operar un extra de 19 vuelos en una ocasión puntual es como para ir a
mear y no echar gota, que no estamos hablando de Frankfurt; que hablamos de
Manises.
Vale que Ryanair se las trae. Sindicatos de pilotos y
azafatas no paran de denunciar cuestiones laborales, pero a Ryanair no le
faltan las ofertas de personal; personal que contratan bajo su propio sistema,
que los convierte en autónomos del aire. Y ahí ya no sé si la cuestión es moral
o legal. No entro en la metafísica de los profesionales que optan por trabajar
en la aerolínea irlandesa.
En cuanto al combustible, las normas de abastecimiento en la
UE se cumplen. Se pide que siempre tengan un extra equivalente al 3% de la suma
de los posibles consumos de rodadura por
la pista (camino del despegue), despegue
(que chupa), navegación (incluso con
viento en contra), posibles desvíos (que
es lo que pasó) e imprevistos (que
es que dejen “tirado” en el aire dándole vueltas al aeropuerto)… y para calcular
eso que se las trae -mi abuela hubiera tirado un alfarraso, y hubiera acertado- siempre echan kilos de más que la
compañía quiere que sea los justos. Y parece que en ese cálculo el desvío a
Valencia era el equivalente a 30 minutos de vuelo y llevaban ya más de 1 hora
dándole vueltas a la huerta valenciana.
De ahí mi pregunta: ¿estaban bajo mínimo de combustibles o hasta
las narices de revolotear el Micalet? En ambos casos, tírenles de las
orejas y aplíquense un correctivo por no agilizar las operaciones “en un aeropuerto de tantas y tantas vuelos”
como es el manisero.
Y ya metidos en faena, resulta que Ryanair es la segunda
compañía en recibir ayudas de las administraciones públicas patrias. La primera
es Air Nostrum (Iberia Regional). Defensa
de la Competencia dice que se llevaron el año pasado 0’60€ por pasajero transportado a España: así, 31 millones de pasajeros se corresponden con 21 millones de € del ala
que le dimos. Luego, hurgando, la Asociación
de Aerolíneas Europeas dice que las CCCAA españolas le dieron por otro lado
90 millones € a lo largo del año en
otros conceptos. Incluso se ofrecen cifras mayores (tres dígitos, tres) que por
prudencia, y desazón, omito. En fin, que con estas dádivas bien está que para
llegar a la vieja piel de toro, de donde vengan –y a dónde vayan-, le echen
algún que otro kilo de más de queroseno a los Boeing 737-800 que, a fin de
cuentas, también lo pago yo (y Ud.)… y así nos ahorramos salir en los papeles y
mosquear al personal que entre el ayatollah
andaluz que asalta los súper y los de la lira irlandesas, estamos
protagonizando capítulos insufribles de Celtiberia Show.
Finalmente, una consideración. La presencia de Ryanair en
las rutas aéreas tiene también un positivo efecto “moderador” de los precios
para las demás compañías. Ha sido irse
Ryanair de El Altet y dispararse los precios para destinos idénticos; que
mi bolsillo lo sufre.
Es que Ryanair como mosca cojonera… tampoco tiene precio.
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