Cincuenta
años después, el 27 de octubre vuelve a ser sábado. Aquél
27 de octubre de 1962 estuvimos a
punto de irnos al carajo por un quítame allá unos misiles de Cuba, que yo te
los quitaré de Turquía; porque unos barcos no cruzaron una imaginaria línea
roja, que si no… Dijo el historiador Arthur Schlesinger de este día en
concreto: “los más peligrosos momentos en la Historia de la Humanidad”.
Es gracioso, permítanme la licencia, que todo esto comenzara
en París, en diciembre de 1898.
El Tratado de París
finiquitó nuestro Imperio, al tiempo que hacía lo propio con la Guerra Cuba; 110 días de confrontación
con los EEUU tras los que terminamos cediéndoles Puerto Rico, Guam y las Islas Filipinas. Ellos, los yankees, lo
que de verdad querían era Cuba.
Habían inmolado el Maine (15.02.98) en pos de ella y ahora se encontraban que con
la Perla
del Caribe se llevaban también una deuda de 400 millones de dólares de
la época. Y eso no; por nada del mundo. Esa obligación económica era
insoportable hasta para ellos; imagínense para el viejo Reino de España, pero…
Y ahora que estamos con el tufillo independentista catalán
habríamos de recordar que estos lodos venían de aquellos polvos -y las lluvias
tropicales- del llamado (y practicado) arancel
catalán, por un lado, y de la prohibición de comercializar de nuestras
posesiones caribeñas más allá de con la Corona. Vamos, que de yankilandia, nada.
De aquellos días desastrosos, de la Guerra de Cuba, es la
gloria de nuestro héroe local: fajado con la bandera de combate del crucero “Vizcaya” halló la muerte
en Santiago de Cuba el benidormer Francisco Zaragoza y Such, condestable de la batería de proa del
crucero acorazado, el 3 de julio de 1898. Hasta hace nada (02.07.2009) la
Armada alistaba, en su honor, un buque auxiliar con su nombre (A-66 “Condestable
Zaragoza”) al que Benidorm le entregó su bandera de combate.
Bueno, pues resulta que por
el Tratado de París los yankees se quedaron con la Isla de Cuba para tutelar
una transición; no como territorio propio, pues había que hacer frente a la
deuda de 400 millones de dólares.
Con estas, Cuba pasó al poco a ser una “colonia autogobernada”… hasta que el 20 de mayo de 1902 nace la
República de Cuba… y la dictadura de Gerardo Machado (1925-1933), el interregno
de Manuel de Céspedes y la dictadura de Fulgencio Batista (1933-1958). Al
final, la irrupción el 1º de enero de 1959 de los “barbudos” de Fidel Castro en La Habana.
La cosa de las relaciones USA-Cuba se habían complicando ya
en tiempos de Batista cuando Dwight Eisenhower decretó el embargo
armas (1958), pero se complicó en julio de 1960 cuando por parte USA se decidió
no importar 700.000 toneladas de
azúcar, lo que asfixió económicamente la débil economía isleña. La cosa la
remedió Nikita Jruhchov comprando
ese azúcar y dándole alas y armas a Castro. Envalentonado, el barbudo
nacionalizó 26 empresas yankees el 6 de agosto y ante la falta de respuesta continental
el 17 de septiembre nacionalizaba también el First National City Bank of N.Y.,
el First National Bank of Boston y el Chase Manhattan Bank. La respuesta de Ike
fue prohibir la adquisición de cualquier cosa producida en la isla (19.10.1960)
-cosa que aún dura con ligeras variantes-, y Castro expropió todo lo que le
quedaba al tío Sam por allí (24.10.1960). John
F. Kennedy tomó el relevo y
decretó nuevas restricciones (¿pero aún se podía restringir más?) en febrero y
marzo del 62, y febrero y julio del 63. Total que… un informe de la Oficina del
Congreso que “vigila” Cuba cuantificaba el daño a la isla por este embargo en 104.000 millones de dólares (hasta
diciembre de 2010).
Pero volvamos al “sábado
negro”, 27 de octubre.
La llamada “Crisis de
los misiles” había estallado el 15 de octubre y el 27, sábado, fue el día
clave. Michael Dobbs (One
minute to midnigt; 8’80 $ en versión Kindle) lo resume nítidamente: ese
largo día, Castro telegrafía a Jruhchov urgiéndole a usar las armas nucleares,
el general ruso al mando en la isla dispuso las 162 ojivas que ya tenía operativa en sus misiles, un U-2 desaparece al filo de las once de
la mañana en el Ártico camino de controlar a los rusos, otro U-2 en derribado hacia
las doce de la mañana sobre la mismísima Cuba, un submarino nuclear soviético
es obligado a emerger rodeado de barcos USA… pero con todo eso y el dedo en el
gatillo los cuatro cargueros que iban camino de la isla y que eran objeto se
vigilancia de los norteamericanos se dieron la vuelta sin rebasar la línea
roja… y todo quedó en un hipermegasusto.
Los yankees creían que esos cuatro cargueros llevaban las
últimas piezas para activar los misiles… pero desde el 4 de octubre los rusos tenían ya los primeros misiles listos
en la isla. Fue la Operación Anádyr:
86 barcos trasladaron en dos meses un impresionante dispositivo militar a la
isla y lo instalaron a 145 km de las costas de Florida, en las propias narices
de los yankees, sin que estos se enteraran. Hubiera sido mucho peor la cosa si
no fracasa la Operación Kama, la
instalación de una base para submarinos “Foxtrot” armados con misiles SLBM.
Llegaban 4 de los 7 previstos, pero fueron detectados por los barcos USA ya
activados: tres fueron obligados a emerger (B-36, B-59 y B-130… y sus
comandantes pasados por la piedra al volver a la URSS) y sólo uno consiguió
eludir el cerco (B-4) y llegar escoltado a su base en Arkángel.
Anádyr colocó en Cuba 43.000
soldados soviéticos, 8 bombarderos
IL-28, un regimiento de cazas, dos regimientos de misiles de largo y medio
alcance y dos regimientos de misiles antiaéreos, además de diversas unidades
navales. El 22 de octubre la Inteligencia yankee creía que en la isla había
unos 8.000 asesores y diversos equipamiento aún no operativos. (Informe
McNamara). ¿Inteligencia, yankee?
El “sábado negro”
registró un muerto: el mayor Rudolf
Anderson Jr., piloto del U-2 abatido sobre la isla de Cuba. El llamado “Objetivo
33” fue localizado por un moderno sistema de radar instalado por los
soviéticos y abatido por dos nuevos misiles V-75 que los yankees no sabían que
estaban ya en la isla. El cadáver de Anderson fue repatriado el 6 de noviembre,
desde La Habana, y reposa en el Woodlawn Memorial Park de Greenville, en
Carolina del Sur. No fue el único de la “Crisis de los Misiles”: otros 18
pilotos y personal del Aire falleció en 5 accidentes durante los preparativos.
Y después de que aquél 27 de octubre nadie de los grandes ha
vuelto a tener el gatillo flojo. Incidentes ha habido, pero con la lección
aprendida de lo que pudo ser y, menos mal, no fue.
Pero… ¿Quién ganó el envite resuelto al darse la vuelta los
cargueros el 27 de octubre?
Dice Iván Timoféiv
(Consejo Ruso de Relaciones Internacionales) en su informe de 1999 que EEUU alejó la amenaza y demostró su
capacidad de reacción (pues aunque con Anádyr le colocaran el problema a
las puertas de casa, desactivó con acierto y potencia Kama), la URSS demostró su capacidad de proyectar su
poder mucho más allá de sus fronteras y Cuba se aseguró que nadie socavaría su soberanía. Para Tomoféiv,
todos salieron ganando y, con ellos, el Mundo.
Por su parte Robert
Legvold (Iniciativa de Seguridad Euroatlántica) señala que lo fundamental
es que ese día, el 27 de octubre (de 1962), los dirigentes soviéticos se dieron cuenta de que no se podía tentar la
suerte con las armas nucleares; un “Pepito Grillo” les surgió en el
interior. Ya habían estado dispuestos a “pulsar
el botón” cuando la Crisis de Suez
(1956) y las crisis de Berlín (1958
y 1961). Nunca más después del 27 de octubre de 1962 un presidente ruso, o
norteamericano, ha estado más cerca de pulsar el botón… Y no lo han hecho.
“Clouds over Cuba” es un documental que por nada del mundo se
debe perder. Lo difunde la Biblioteca Presidencial JFK y es sensacional…
Menos mal que aquél sábado, 27 de octubre, el Mundo apostó
por la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario