Hace 50 años (junio
de 1962) Vicente Sarrión Martínez
presentaba su Tesis de Licenciatura en la Universidad de Murcia
analizando “Benidorm, un núcleo turístico en expansión”. Yo me he
encontrado con un artículo de 1964 que resumía la tesis. En él se citan a dos
grandes de esto de la
Geografía y el Turismo como son Horacio Capel y Joan Vilà i
Valentí. Sencillamente fascinante.
He sabido que
aquél Benidorm -retratado en 1962- tenía un Pósito de Pescadores (creado
en 1921) que desconocía, y 616
explotaciones agrarias en el término municipal (Avance del Censo Agrario
publicado en 1962), la mayoría de pequeños propietarios (576 [93’5%] son de
menos de 10 hectáreas
y, del total, 247 [40’1%] son de menos de 0’4 hectáreas). Vamos, que poco de
pueblito de pescadores (cita almadraba venida a menos y un puerto colmatado) y
mucho de agricultura de subsistencia, con un pequeño regadío… la coltura pomiscua que tantas veces repite
Sarrión en el texto.
Para que el
turismo se fijara en Benidorm apunta Sarrión a dos tipos de factores: naturales
y humanos. Entre los naturales, como siempre, el clima y las playas, amplias y
de gran calidad. En cuanto al clima, punta Sarrión que la media anual de 1959
fue de 17’8ºC, con una media diurna de 22’6ºC y una mínima nocturna de 13’1ºC.
Y es muy claro: “las condiciones naturales han sido claves”, pero “lo
fundamental ha sido el enclave en la ruta que conecta el Nordeste peninsular
con las regiones del Mediodía”.
En cuanto a los
factores humanos, señala que Benidorm fue descubierto por los alcoyanos y
colonizado luego por los madrileños; los extranjeros no llegan, dice
Sarrión, hasta 1952… y él lo vive en primera persona. Ya en 1962 los
extranjeros, dice, “llegan a predominar sobre el turista español”, y son los alemanes los más numerosos.
Benidorm contaba
entonces con 32 hoteles (1 de lujo,
9 de 1ª A [el 4’7% del total español], 5 de 1ª B [2’1%] y 17 de 2ª [2’9%]) y 20 pensiones y residencias, con un
total de 2.710 camas. La oferta
extrahotelera era ya de 30 grupos de
apartamentos (163 apartamentos de 1 habitación [Tipo I] y 635 apartamentos
de 2, 3 y más habitaciones [Tipo II]). Y además, los alojamientos particulares
que se ofertan (que no cuantifica). Y, con ello, 9 salas de fiestas, 13
restaurantes, 4 cines de verano,
6 agencias de viajes, sendas escuelas de esquí acuático y equitación,
una plaza de toros y un tentadero.
“Las épocas
clave para el turismo son la Semana Santa
y, sobre todo, el verano”. En Semana Santa “son, mayormente, futuros
veraneantes… muchos de ellos contratan entonces los alojamientos pagando una
tercera parte del alquiler como garantía”. “En 1962 fueron unos 20.000 turistas
los que visitaron Benidorm en esta época”. En Verano, “Benidorm acoge entonces
una población flotante que puede pasar de 50.000 personas”. Y la población
censada entonces era de casi 7.000 habitantes.
Lo mejor del
trabajo es que cuantifica las
repercusiones del turismo en conceptos económicos, demográficos y urbanísticos.
Vayamos con el
económico: “El alquiler medio mensual de los apartamentos Tipo I es de 12.000
pesetas durante el verano… el de los apartamentos Tipo II es de 17.000 pesetas
durante la estación veraniega”. “Por su parte, los 52 hoteles y las pensiones
con una capacidad de 2.710 camas representan un ingreso diario de 650.000
pesetas, considerando como precio medio por persona y día el de 240 pesetas”.
Y “como
la temporada turística se extiende a los 3 meses de verano. Durante los cuales
la capacidad de alojamiento está totalmente saturada, podemos considerar que la
aportación del turismo en estos tres meses asciende a 372.891.000’00 pesetas”. ¡¡Trescientos
setenta y dos millones de pesetas!! en los tres meses de verano sólo en la
industria del alojamiento.
A ellos habría
que añadir, y así lo indica Sarrión, “los ingresos por alojamiento en otros
momentos del año y los gastos realizados por los turistas durante su estancia
en Benidorm”, desde un “quico”
en el kiosco del Tío Quico el de la
Bota a un coyote en
Durá, una paella en el Ti Nadal o una compra en una botigueta. Así, explica
Sarrión, “para 1963 el propio alcalde del municipio ha podido evaluar en 1.314
millones de pesetas, aproximadamente, los ingresos producidos gracias al
turismo”. Y añade Sarrión una apreciación más de don Pedro Zaragoza[1]
en su exposición: “Si consideramos que el número de visitantes extranjeros es de un 50%,
resulta que de pagar en divisas la mitad de dicha aportación se obtiene una
aportación de unos 657 millones de pesetas (en divisas), equivalentes en
10.950,000 dólares”. Y el presupuesto municipal de aquél Benidorm de
1963 era de 8 millones de pesetas.
Genial este
trabajo; seguiremos desmenuzándolo. Es historia viva… y si aplicamos los
índices correctores sobre el valor de la peseta en 1962 respecto a hoy (con
índice 1 en 1936)… salen unas cifras de infarto; estaríamos en los 2.000
millones de euros
[1] Pedro Zaragoza Orts. El Municipio ante el turismo.
Información Comercial Española; Madrid, noviembre de 1963. Páginas 91 a 93.
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