Cuando se estudia esto de la UE y de su historia, se habla
de muchas cosas, personas y organismos; pero muy pocas veces, casi ninguna, se
cita al CEDI en esa labor. Y el CEDI
fue un “invento” español (que tiene
su sede aún en París), a sugerencia del Instituto
de Cultura Hispánica (ICH). Estábamos en la España de Franco y estas cosas
había que hacerlas a través de terceros.
El CEDI es el Centro
Europeo de Documentación e Información (Centre européen de
documentation et d'information), creado en 1952. El ICH, con Alfredo Sánchez Bella a la cabeza,
propone organizar las distintas corrientes cristiano-conservadoras que pupulaban por la Europa de los años 50…
y así comienza la labor constructiva del CEDI hacia la Unión Europea. A través del CEDI, las más destacadas personalidades
liberales del franquismo se integraron en el proceso constitutivo de la UE. Luis Sánchez Agesta y Joaquín Ruíz Giménez fueron los más
destacados y reconocidos en Europa. Manuel
Fraga estuvo allí desde el primer día; hasta lo hicieron Ministro de
Información y Turismo (que lo era cuando lo de Benidorm y el CEDI) y luego
Embajador en Londres.
El CEDI, en 1957, se transformó en Asociación de Derecho
Civil y trasladó su sede a Munich. El general De Gaulle apoyó siempre al CEDI y
en los años 80 comenzó a desaparecer quedando en el recuerdo de muchos desde
los años 90.
Pero en los años 50, la verdad es que fueron aceptados de
muy buen grado los españoles del ICH en el seño del CEDI porque enarbolaban por
encima de todo un profundo anticomunismo. Francia
y Alemania fueron los
principales valedores de los españoles en CEDI. Su presidente, Otto de Habsburgo, apadrinó a los
representantes españoles y les animó a acercarse a la Comunidad Europea del
Carbón y del Acero (CECA)
constituida en la primavera de 1951; “la Europa de los seis”. Pero el
lastre del Régimen impedía una
aceptación plena y de pleno, aunque en mayo de 1952 se había constituido la
Comunidad Europea de Defensa (CED),
en la que tampoco habíamos entrada, y el anticomunismo español del momento
estaba pero que muy bien visto.
En mayo de 1957,
con los Tratados de Roma, se crea la
Comunidad Económica Europea (CEE), y
los españoles del CEDI están presentes en todo el proceso… aunque el nombre de
España no aparece de ninguna forma.
Una fecha clave en todo el proceso es la del 8 de abril de 1965 cuando se firma el Tratado de Bruselas (que entró en vigor
del 1º de julio de 1967) por el que se fusionan las tres comunidades europeas
que existían por entonces -la CECA, CEE y el Euroatom (organismo europeo de energía atómica)- en la Comisión Europea (CE).
Las cuestiones de ese Tratado de Bruselas tuvieron en Benidorm sesiones de trabajo; previas y
posteriores. Del 23 al 29 de agosto de
1964 se celebró en Benidorm la “1ª
Semana Europea” en la que Georg van
Gaupp-Bergahusen, secretario general del CEDI, se trajo hasta aquí, con la pantalla
de una reunión de los Caballeros de la
Orden de Malta, que aceptó el Régimen, a buena parte de los políticos que
trabajaban en la redacción del Tratado. “La Europa y el Mundo Actual” fue el
lema sobre el que giró aquella cita. Hans-Joachin
von Merkatz, que había sido ministro de Justicia de la República Federal y
entonces se encargaba del Ministerio de las víctimas de Guerra llevó la batuta,
y sir John Rodgers, que había sido director
de planificación del Ministerio de Comercio de Gran Bretaña, desarrolló el concepto
político de las sesiones. La anécdota la protagonizó, muy a su presar, el sueco
Erik Gustaf Anners, profesor de la
Universidad de Uppsala y presidente de la Sala Segunda del Parlamento Sueco,
que fue confundido por la policía con un destacado propagandista comunista y
casi supone una confrontación diplomática… con la Orden de Malta. El Gran
Canciller (tercero en el escalafón) no había comunicado la “cita” en Benidorm a
ninguna de la Instituciones de Gobierno de la Soberana Orden. Se salvó el
expediente diciendo que era una cita para nombrar “Hijo Adoptivo de Benidorm”
al Archiduque. Y coló… o se dejó colar.
El Diario ABC o La Vanguardia, entre los grandes, dieron
cuenta de las sesiones.
En enero de 1966
(del 8 al 14) se volvía a analizar en Benidorm el Tratado de Bruselas, aprobado
en abril de 1965, con motivo de la “2ª
Semana Europea”. Nuevamente amparados por un capítulo de la Orden de Malta,
se daban cita en Benidorm políticos de la Europa comprometida con la CE en la
que España participaba como miembro del CEDI. La alemana Ingrid Bickmann, destacada líder del CDU alemán, muy cercana a Helmut Khol, lideró los debates que como
cita de políticos conservadores reflejó la prensa del momento.
Ya se había preparado la 3ª semana, para agosto de ese mismo año, cuando despertó la
sospechas del Régimen tanto capítulo de la Orden de Malta y tanto hablar en
España sobre Europa cuando nos ponían tantas cortapisas a la hora de negociar siquiera
un reconocimiento de la estructura política del país, máxime cuando los EEUU
había dado su beneplácito al Régimen. Sólo la intervención de José María de Areilza, Miguel Echegaray y el prestigioso Luis Sánchez Agesta salvaron a don Pedro Zaragoza Orts, muñidor de los
encuentros por obra y gracia de Otto de Hasburgo, de un severo castigo.
Bueno, eso… y el que se supo vender a los medios de
comunicación de entonces como unas sesiones de trabajo de análisis de la
importancia de las “posturas anticomunistas en Europa y la necesidad de una Europa Unida
frente al comunismo en momentos álgidos de la Guerra Fría”.
Así me lo contaron don Pedro Zaragoza y SAIR Otto de
Habsburgo en “La Cambreta del Xano”,
y así lo he recogido de un bloc de notas que acabo de recuperar del trastero.
Son apuntes de periodista de la primavera de 1988 (mayo), aunque no pone el día,
pero están entre anotaciones del 8 y el 12 de mayo.
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