No sé si es que las cosas tienen duende, pero… Andaba yo
anoche recordando aquellos días de Cartagena (Quart Hadast para lo cartagineses), allá por el año 69… Mi padre había
pedido destino en el “Jiménez de la Espada”… y a mí, varón, me tocó el “Isaac
Peral”. Y mi compañero de pupitre resultó ser hijo del Segundo del Arsenal… y
la Torre del Reloj (la puerta del Arsenal) se convirtió a partir de entonces de
referencia obligada en aquellos días cartageneros. El propio Arsenal, la
Estación Naval de la Algameca, el castillo de Galeras, el de la Atalaya, el
Patio de Armas, el Centro de Metrología, el parque de Automovilismo, la Rambla
de Benipila, el parque de Tentegorra (y su tobogán), el castillo de los Patos, la
calle Real, el parque de Bomberos zapadores… han quedado ligados a mí desde
entonces. Por aquellos días la unidad más potente era la “Sarmiento de Gamboa”
(F-36); que ya quisieran “los 5 latinos”
(clase Fletcher) resultar como resultaron aquellos cañoneros reconvertidos en
fragatas. Y hasta subí a bordo.
Al salir de clase, yo terminaba en el Arsenal o por las
inmediaciones. Y había un trecho. Cuando me recogía mi padre, para ir a casa,
pasábamos por el Paseo Alfonso XII… y allí estaba el “Isaac Peral”,
impertérrito, sobre cuatro pilares reposando en tierra firme y orlado por unos
caños de agua. Me encantaba pasar en rededor de él e imaginarme la gesta de
Peral. Ahora me dicen que está a cubierto, en el Museo Naval de Cartagena… tras
47 años a la intemperie.
Y entonces, por aquellos días de 1969, voy y veo un artículo
de una revista de mi padre (Historia y Vida, debió ser) que
contaba que antes que Peral, Narciso Monturiol
construyó sus Ictíneos (Ictíneo-1 e Ictínio-2). Narciso
Monturiol, un catalán de Figueres.
Total que me voy a la cama y el golpecito de televisión para
pillar el sueño, cosas de duendes, me pone ante el comienzo de la emisión, por
La 2 (TVE) de “Monturiol, el señor del mar”. ¿Qué cosas tiene la vida?
Bueno, no aguanté ni cinco minutos. Sobre todo ahora que sé,
con los años, que en realidad fue Joan
Monjo el diseñador y constructor de aquél submarino y que aunque el
profesor Jordi Peñarrolla dijera
allá por 2010 que “El submarino de Monturiol fracasó por catalanofobia”… la verdad
es que fue un bluf.
Y vuelta al salón y a por un “chisme” (sabia combinación de ginebra -ISH, en este caso; quíntuple destilación- y tónica Fentimans que han dejado para probar…
y ligan bien): ¿Conocéis el libro de Javier Sanmateo “El fracaso de Narciso Monturiol”?,
espeté a la gente que aún estaba desìerta. Y ahí echamos una horita larga; bien
larga.
Que si este Javier
Sanmateo es bisnieto de Peral; que si los Ictíneo fueron una
impostura transformada en mito; que si todo fue un montaje. No sé si estaba
anoche (bueno, esta madrugada) más contento por el interés de la familia (que
se ha venido a pasar este puente de Semana Santa) o por ver cómo le habían dado
en los morros al profesor Peñarrolla y su “catalanofobia”.
Y es que ha habido hasta un “Año Monturiol” por
Cataluña (junio 2009 a junio 2010) con la participación de insignes profesores
de Historia de la Ciencia… y tiene halo de héroe de Catalunya.
El caso es que Monturiol consiguió en 1857 una financiación
exorbitante de más de 2 millones de pesetas (en acciones de 25 duros; 125
pesetas) para su proyecto… que se sumergió hasta los 30 metros, dicen, con
innegable interés… pero no supieron entenderlo.
Total, que Monturiol supo venderse bien. No ha mucho Low Tech Magazinen (agosto de 2008) le
dedicó un artículo (“Un pez movido por vapor: El Ictíneo”).
Y cuenta la verdad, a pesar de todo. Fue un gran fracaso porque nadie supo
entender el potencial de la máquina. Pero era una idea a tener en cuenta; pero
no para pescar coral. No hubo otro submarino de similares características hasta
1940 (un U-boot con turbina Walter de la serie V-80): vapor, doble casco, peso
de control para control de inmersión y emersión, tanques de lastre, válvulas…
El Ictíneo-II
tenía un sistema de propulsión que, además, era capaz de producir el oxígeno
necesario para la tripulación (haciendo reaccionar clorato potásico, zinc y
dióxido de manganeso) durante al menos 7 horas de inmersión… que era el tiempo
en que aquello se convertía en una de las calderas de Pedro Botero y había que salir, escaldados y cagando leches, a la
superficie. A esto se le llamó propulsión anaeróbica.
Monturiol nunca se atrevió a “bajar” en ninguna de sus
demostraciones; él ni buscaba operar con el coral, sólo una utopía… republicana
en una España decimonónica bajo una corona real: Isabel II. Y hasta tiene una
película. Es demencial de qué madera me han hecho un “héroe nacional”. Ni que
decir que no vi la película.
Yo soy más de Peral; su submarino fue, incluso, el que
disparó el primer torpedo submarino de la Historia (junio de 1890). Incluso soy
aún más del inventor del “Garcibuzo”, otro submarino probado
en aguas de Alicante (04.08.1860). El nombre de Cosme García Sáez ha estado ligado al arma submarina española. Hoy,
el S83 (operativo previsto para 2017) llevará su nombre… y el S82 se llamará “Narciso Monturiol” (entrega prevista en
noviembre de 2016); y le deseo más suerte que a su inventor. Naturalmente, el
primero de la serie S80, el S81 se llamará “Isaac Peral” (entrega
prevista en marzo de 2015).
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