Hoy saco la bandera corporativista: “ponga un geógrafo en su vida”
El Colegio de Geógrafosde Aragón ha emitido una excelente nota de prensa al respecto de las
crecidas de los ríos de esa Comunidad Autónoma durante -e inmediatamente
después- del episodio de “gota fría” (DANA, la llamamos ahora)
acontecido la tarde del 17 de junio y todo el día siguiente, haciendo hincapié
en la necesidad de actuar en la reconstrucción
y reflexionar sobre lo ocurrido para evitar que se repita una situación similar.
Y como sobre estos episodios puntuales no vamos a poder actuar durante mucho,
muchísimo, tiempo… pues, deberemos hacerlo en la ordenación del territorio.
Y para eso, nadie mejor que un geógrafo.
Detecto, a priori una cuestión básica: ahora que se habla de
recortar organismos de las Administraciones Autonómicas duplicados y demás, y
se han citado las agencias e institutos meteorológicos de algunas CCAA: la
estatal AEMET clavó la previsión con precisión y geolocalización.
El caso es que precipitación
de fuerte intensidad y mucha nieve aún por cotas de más de 2.000 metros, con un
suelo ya saturado, generaron los caudales sobrevenidos que se llevaron por
delante lo que encontraban a su paso natural por pueblos y valles. La fenomenal
nota de prensa dice que “se han vuelto a poner de manifiesto la
deficiente ordenación del territorio que se da, de forma especial, en espacios
fluviales, generando un riesgo evidente”.
Mi abuela Mercedes
cuando a alguien se le ocurría ganarle unos centímetros al viejo y reseco cauce
de la Rambla de Abanilla decía
siempre aquello de “Ir con cuidado que cuando el Notario de Abanilla saque las escrituras
perderéis mucho más de lo ganado”. Y el notario aquél eran las crecidas
de la rambla. Pues aquí, lo mismo. Con el río
Ésera como con la espasmódica Rambla de Abanilla.
El Ésera,
afluente del Cinca -que lo es del Ebro-; nace en La Maladeta a 2.500 msnm y se precipita por el valle de Benasque alimentado por la fusión de las nieves del Aneto (3.404 msnm, el más alto de los Pirineos)
-y del pequeño glaciar que aún conserva en su cara norte- y la alta pluviosidad
de cabecera. En esta ocasión, se desmandó. Ahora mismo (24.06.2013 – 13’45 h)
el SAIH del Ebro dice que en Eriste el Ésera tiene un nivel de 0’75 m y un caudal
de 9’25 m3/seg. El día 18, cuando lo de la DANA, a las 15’15 h (que registró el
máximo) el nivel era de 4’54 m y 310’4 m3/seg.
El Colegio de Geógrafos de Aragón en materia de riesgos, lo
deja muy claro: el riesgo aumenta “cuanto
mayor es la exposición, que crece conforme más bienes se instalan en zonas
problemáticas. La presencia de refugios, pistas polideportivas, campings,
depósitos de gas o, en su versión más extrema, hasta urbanizaciones de reciente
construcción en zonas muy cercanas a los cauces, son un claro ejemplo de estas
deficiencias en materia de ordenación”.
El mensaje es claro: hay que ir a la OT, que no es Operación Triunfo y sí es Ordenación del Territorio.
Y para ello el Colegio, en su nota, señala: “Las
herramientas de ordenación del territorio de las que disponen las
Administraciones tienen la suficiente entidad como para generar un modelo más
sostenible y racional de ocupación del territorio, siendo especialmente
escrupulosos con las zonas afectadas por riesgos naturales”. No hace
nada más que poner en marcha lo que ya tenemos para evitar los problemas.
Ah, y cualquier cauce por nimio que sea, está en la misma
tesitura que Ésera hoy o que el torrentillo aquél que cruzaba el Camping
Las Nieves (Torrente de Arás)
camino del río Gállego en agosto de 1996.
Los
riesgos naturales están ahí, y los geógrafos estamos para proponer medidas
sensatas que tal vez no den rentabilidad económica inmediata pero que sin lugar
a dudas protegerán “vidas y haciendas”,
que se decía antes.
El final de la nota es espectacular, por sencillo y directo:
“CAMBIEMOS
EL MODELO, HAGAMOS DEL DESASTRE UNA OPORTUNIDAD”.
¿A qué estamos esperando?
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