China apuesta por más presas y EE.UU. por menos. Pero, ¿qué
hace Europa con sus ríos?
Pues ni una cosa ni otra, pero está más en sintonía con los
norteamericanos: Europa tiende a devolver
sus ríos a su estado natural; pero… ¿de cuándo?; ¿de qué época es ese
ansiado “estado natural”? Es que Europa lleva siglos viendo a sus ríos
como poco más que canales navegables y ¡vertederos! El trabajo es grandioso; el
objetivo es, como digo, llegar al “estado
natural original” (¿?). Más sencillo sería que la naturaleza volviera a sus
riberas, pero… doctores tiene la potamología.
En todo esto hay un gurú: Edward O Wilson, padre del concepto de la biodiversidad. Sueña con
lograr la reparación ecológica europea.
Bajo las premisas Wilson se ancló a la Directiva Marco sobre
Aguas de la EU (año 2000) para establecer que los ríos europeos deberían estar “en buen estado” (¿?) en 2015 (en ná y menos) y ahí está, en la brega diaria.
De momento ya hay una cosa que todos los países han
entendido: “los ríos de Europa no deben ser más una cloaca”. La labor de
Wilson ha añadido que, además, “no deben ser canales de hormigón”,
pero esa es otra historieta.
España (la
más incumplidora… es que tenemos una estrategia propia: Estrategia Nacional deRestauración de Ríos… con poca dotación presupuestaria y hasta programas de “recuperación
de continuidad fluvial” y “Voluntariado en Ríos”… a lo mejor es que nos falla
la conciencia) y Francia se han
puesto a trabajar, de manera oficial, en los ríos Duero y Loira.
A Portugal y Grecia ni se les espera, pero países como Gran Bretaña se lo ha tomado mucho más en serio: presentaron 2.700
proyectos y ya ha completado 1.500 de ellos. Los británicos, por ejemplo, están
empeñados en volver a sacar a la superficie el Irwell y el Medlock
que discurren, cual Guadiana (ahora sí, ahora no) bajo Manchester; hay
actuaciones para que estos dos viejos ríos vuelva a ver la luz. Bélgica también están subiendo a la
superficie de Bruselas lo que queda del Zenne; hasta ahora una cloaca
entubada y bajo tierra, pero que fue un atractivo río. Dinamarca trabaja en un complejo sistema fluvial y sus grandes
humedales. Todos los países de la UE, en mayor o menor medida, han tomado
cartas en el asunto… con mayor o menor interés y euros.
Los proyectos estrella han sido para los ríos Rin
y Danubio.
Lo del Rin lo empezó Holanda
por su cuenta. Se dio, por fin, cuenta de que, como decía mi abuela, “cuando
el río saca sus escrituras…” pasa por donde quiere y no respeta actuaciones
del hombre ni nada. Un par de veces se le puede “encauzar / ¿domesticar?” pero
siempre hay una tercera donde el río va por su derecho ancestral. Desde 1995
Holanda se dedica a “hacer sitio para el río”… y cuentan,
y se ve, que les va mejor.
Lo del Danubio tiene más que ver con la oposición popular
post Guerra Fría a los viejos proyectos de la URSS en suelo checo y húngaro: el
complejo Gabcikovo-Nagymaros entre Bratislava (ahora Eslovaquia) y Budapest (Hungría) Ya en el 89 cayó el gobierno
magiar ante el rechazo a la vieja herencia soviética, Eslovaquia pasó del tema
y Chequia no fue menos. Recordemos
que el Danubio atraviesa 19 países y en todos ellos han luchado contra
él anulando el 80% de su superficie inundable; ahora todos coinciden en
devolverle al río su terreno. No sé si se han cansado de luchar contra él o es
que han visto que cuando se sale de madre lo hace burlando todas las barreras
que le han puesto y ha derrotado a la ingeniería (y a los euros, dólares y
rublos de siempre), pero el caso es que desde 2001 están por devolverle al río
su territorio y, si se puede, su esplendor. Lo del color de sus aguas (“Danubio
Azul”, ja, ja, ja) ya es otra cosa.
Alemania y Austria han eliminado ya todos los
diques que hay fuera de las ciudades e incluso el trazado del Inn;
Eslovaquia y la República Checa recuperan a marchas forzadas la hidrología del Morava,
implicando en ello a la OTAN que tenía el río por suyo una vez lo abandonó el
Pacto de Varsovia. Ucrania ha
eliminado diques en los entornos de Ermakov y Tataru… y han vuelto las aves y
el ganado pastores libre por allí. Rumania
ha optado por la fórmula de los tulipanes y deja al río obrar libremente.
Eslovaquia ha sacado ya 50.000 m3 de piedras (de taludes artificiales) de las
riberas al paso del río.
Pero, como dije, una cosa es el fluir del río (en lo que se
trabaja y muy bien) y otro… el color de las guas del río. Limpiar los ríos es
otra cosa. Hubo quien aseguró que al Támesis habían vuelto los salmones
tras 20 años de meter libras y más libras en depuración; pero fue un espejismo
allá por 2005. Londres creció y se reorganizó para las Olimpíadas… y el salmón buscó
otras aguas. Ahora se espera que para 2020 puedan volver.
El problema de la limpieza de los ríos es que después de
eliminar la contaminación, y sus aportes, hay que mantener esa situación y, lo
más importante, restablecer las corrientes naturales. Hay un estudio de 2013
que asegura que hay una barrera antrópica en cualquier río europeo cada dos
kilómetros y así no hay corriente natural que se restablezca.
Restablecer los ríos requiere recuperar sus cauces (incluso
sus meandros), la posible vegetación de sus orillas y la conexión que se
tuviera con los viejos terrenos inundables.
Eso, en los países escandinavos también es harto complicado.
Suecia, aunque parezca que no, fue
deforestada intensivamente a partir de 1850; el frío no fue el problema para
los leñadores que despejaron todos bosques cercanos a los ríos. Ahora tampoco
lo es para regenerar todas las zonas bajo la dirección de los forestales de la
Universidad de Umea; tienen tres décadas de trabajo para volver a la situación
original de 1850… y los árboles habrán completado su ciclo hacia 2050.
Pero hay que ser realistas. La Uni Research de Bergen
calcula que el 50% de los ríos alemanes, el 30% de los noruegos y el 70% de los
belgas son irrecuperables… mientas existan ciudades en sus riberas. Y encima
están las necesidades hidroeléctricas que muchos países consideran
irrenunciables. Ahora se han puesto de moda las centrales hidroeléctricas de péquelas
escala, sin presas… pero las turbinas complican, impactan y alteran la
corriente del río… y producen muy poca energía.
En fin, Europa, en esto de los ríos, al menos, lo intenta.
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