Leo hoy en la prensa que un grupo de 25 remeras (femenino,
plural) del Náutico de Benidorm van a realizar la singladura, a remo, entre
Sant Antoni de Portmany (Ibiza) y Benidorm en falucho mediterráneo. “Falucho” y
“mediterráneo”, vaya tortazo gramatical al haberlas unido: el falucho es el
barco tradicional del Mediterráneo. Es un pelín, me cuentan, mayor que la yola
y en ambos, el remo (en banco fijo) es la madre del cordero.
Bueno, pues entre la localidad ibicenca y Benidorm sólo hay
120 kilómetros (75 millas náuticas) de mar Mediterráneo y estas chicas se los
van a hacer (se las van a hacer; bien midamos kilómetros o millas) entre los
días 25 y 26 de enero de este año de 2014. Entre las 3 y las 4 de la tarde del
25 se harán a la mar y remarán hasta entrar en el puerto de Benidorm el domingo
26 a media mañana.
Y lo van a hacer en enero, con el frío que debe hacer en
medio del mar esa noche de enero, en pleno invierno. Por muchos ocho veleros del
náutico benidormí que les acompañen en la aventura, resulta que la noche es la
noche y el frío es el frío.
El caso es que lo hacen en enero porque es cuando se
producen las llamadas calmas blancas;
les minves de gener.
Decía d’Oria (1466-1560), el gran almirante genovés al servicio
de Carlos I, que en el Mediterráneo “No
hay navegación más segura que julio, agosto y el puerto de Cartagena”; se
olvidaba, y ya se conocían, de las calmas de enero… pero entonces poco se hacía
en la mar en enero. Se conocían esas calmas tanto como se conocía “la laja” del
puerto de Cartagena, un punzón de roca caliza que casi aflora a superficie y
que había de ser sorteada con mucha pericia hasta que parieron el muelle de la Curra.
Pero volvamos a las calmas de enero y al Mediterráneo puro y
duro. Mediterráneo significa “mar en
medio de tierras”, lo que nos sitúa ante un mar -quasi- interior de aguas en principio tranquilas pero que cuando
las fuertes borras atlánticas lo penetran se arma la marimorena.
Y el caso es que cuando comienza el año, en enero, parece
que el Mediterráneo se calma en demasía; algunos dicen que se apacigua, que se
relaja para coger fuerzas y batallar el resto del año. Es enero como su mes de
vacaciones como mar, que también tendrá su derecho a vacacionas. El estado del
mar Mediterráneo en enero se asemeja al de un plato: liso, llano, plano. Y esto
viene a coincidir con la llegada de la luna
menguante de enero que se plasma en una bajamar extasiada cuando se une a
las altas presiones invernales (de origen térmico; por anticiclones
continentales árticos), lo que nos lleva a una mareas bajas, pero bajas, que la
gente del mar llama así: menguas o minves (en valencià); las
menguas de enero/les minves de gener.
Y claro, dependiendo de la luna menguante de enero, les
minves se nos pueden meter en febrero; pero esto es una nimiedad cronológica.
Sí, ya saben, cuando persiste el anticiclón invernal (como
ahora), su propio peso -porque el aire que tenemos encima de nosotros pesa-,
hace que el mar esté como aplastado, y si medimos la situacions nos encontramos
con que el nivel del mar nos llega a bajar hasta medio metro (lo normal está en
25 o 30 cm).
No, no se trata de ninguna cuestión del pérfidamente llamado
CC; es algo natural, puntual y sabido.
De ahí que las chicas del Náutico de Benidorm programen su aventura para ese
fin de semana de enero.
Como siempre, es la luna
la que marca la pauta. Y cuando ésta mengua y decae resulta que pierde fuerza y
las aguas marinas se abaten, se repliegan sobre sí mismas, y el mar se nos
hunde un poco.
Esto es así y cada enero se repite. La novedad de 2014 es
que 25 chicas de Benidorm van a remar entre Ibiza y Benidorm, como
habitualmente han hecho sus compañeros de disciplina deportiva. Es algo
habitual de los remeros (varones) de Benidorm que esta vez van a acometer las
chicas… unas veinte horas de bogar y
bogar, aunque en algún momento tengan que ciar halando del gión del remo.
El 26, a media mañana, al Náutico a recibirlas.
¡Que les minves de gener les sean propicias!
Aquí no vale lo de “Mariner, bon vent y bona barca”
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