Cuando pasó Dª Luisa Pastor, presidenta de La Dipu, por Los cafés del Meliá saltó
la liebre del turismo ruso por mor
del diputado provincial de Turismo y sus cuitas particulares. En un plis-plas le endilgaron a la presidenta
una lección avanzada -y resumida- de rusología turística que, considero, dejo
más aún -si cabe- en evidencia el absoluto desconocimiento que en la materia
tiene el diputado y todo lo que sobre el tema ha forjado el mentado.
José
María Díez, que ya ha publicado una monografía al respecto en
publicaciones de Turismo, explotó y resumió la cosa. Yo me he tomado la
libertad (amigo Josmaría: donde hay
confianza… ya se sabe) de resumir el proceso… y poner a cada uno en su papel y lugar…
aunque al de galeote, en la tabla de abajo, debería ir alguien que yo me sé.
Fuente: Muchosol.es |
Lamentaba Josmaría
que a la conquista del mercado ruso hubiéramos salido desde la península -e
islas de rigor- cual Ejército de don José Doroteo Arango (hipocorístico, Pancho
Villa). Y así nos ha ido.
Y como al Caesar
lo que es del Caesar (hasta Zaragoza
fue Caesaraugusta), hemos de
otorgarle, al unísono, el maillot de vencedor de la primera etapa tanto a Andrés Ballester como a Justo Quesada por aquél empeño de
vender casas ubicadas en la Costa Blanca tanto en Rusia como en los Países
Bálticos. Y hay que quitarse el sombrero ante ellos: los que compraban,
compraban sobre plano y sin saber nada de Geografía y, los más grave, sin saber
si conseguirían algún día los visados para poder poner un pie en su nueva
posesión. ¡Qué fantásticos vendedores!, ¡qué maravillosos y confiados
compradores!
Al poco, comenzaron los viajes a visitar aquellas nuevas posesiones.
La compañía Bosht consiguió el
primer enlace semanal Domedédovo-El Altet;
incluso el Púlkovo-El Altet. Y en uno
de aquellos vuelos, desde San Petersburgo, llegó aquí el entonces teniente de
Alcalde de la vieja ciudad imperial, un tal Vladimir Putin, que terminó -él y su compaña- siendo asiduo/asiduos
del show del Benidorm Palace, donde triunfaban esculturales y blanquísimas
bailarinas rusas (que quitaban el hipo). A la querencia de don Vladimiro por Benidorm
siguió la de sus hijas -las hijas de Putin- que tenían famoso y altísimo
cuartel general de negocios… y desenfreno.
Y aquí comienza, en 1991, la verdadera historia del turismo
ruso cuando la entonces Compañía Hispano
Rusa de Comercio, centro coordinador de comercio y Turismo entre España y
Rusia, abre sede en Benidorm y, al poco (creo que en año y medio) pone en
marcha un vuelo nocturno semanal con East
Line (entonces agente aéreo de carga y pasaje que operaba en Domodédovo y
ahora como grupo empresarial gestiona el aeropuerto moscovita). En aquellos
vuelos, cuenta Josmaría, el pasaje
compraba calzado en Elche antes de volver. Un plus provincial.
Y por el mismo “entonces”
entra en el relato la benidormerse Caner
Free Time (SL) que comienza a traerse a los trabajadores de OAO Gazprom de Nadym (norte siberiano; a 65º N) a tostarse, vuelta y vuelta, al
sol de Benidorm (38º 32’ 3’’ N). Y acto seguido comienzan a operar Bellver Tours, Roza Vetrov (“Rosa de los Vientos”, maravilloso nombre para un
operador turístico que trae a sus pasajeros volando), Spútnik, Inturist, Verún, Fine Tradde, Odisseya
(desde Samara), Neva, Juventa, Itil, Gala Tours, Epton, Espektrum, Eurasia
(desde Ekaterimburgo)… sólo para Benidorm y la Costa Blanca. Ahora siguen vivos
Vremia Tour y Natalie Tours… pero ha menguado mucho la cosa turística.
Esto tenemos que hacérnoslo ver; averiguar las causas del
lapsus este.
Donde no hay
mengua ni merma es en los
pasajeros vía aérea propietarios de casas y apartamentos
en nuestra costa. Esto es un
“nuevo” concepto de turismo: no se
trata de turismo residencial
propiamente dicho, sino de
turistas con alojamiento propio. Una
nueva faceta.
En este post, que no tiene mayor pretensión, si habríamos de
rendir un homenaje a los pioneros del turismo ruso en la Costa Blanca, tanto en
Benidorm como en Torrevieja. Sí, nombres para ese mármol sería los de Juan
José Campus,
Sergio Syssoev, José Luis Nerín, Natalia
Pérez, Robin Grant, Valeri Nedoseykin, Justo Quesada, Andrés Ballester, José María Díez (Josmaría), Said
Kasimov, Alexander Skalin, Vladimir B. Vorobiev, Roc Gregori (quien en sus tiempos al
frente del Turismo de la Generalitat se mojó en esto y por esto; cosa que no
todos los de la Administración pueden decir), Vicente Martín, Irina
Efremova… y otros muchos
que fueron pioneros en mover y remover lo que entonces era un incipiente mercado y hoy debe ser tenido en cuenta como
emisor ruso.
Sí, hemos de recuperar, para reconocer el esfuerzo de los pioneros en la Costa Blanca, ese mercado turístico (sabiendo que el residencial también es fundamental) porque la Costa Blanca fue el principal núcleo de recepción de estos turistas, en España, y debe reposicionarse.
Hoy, desgraciadamente, el
mercado turístico ruso en la Costa Blanca
es muy escaso. Cataluña, Baleares, Canarias y Andalucía nos adelantan con
creces. Cada mes de marzo se
celebra un MITT (el FITUR ruso) en
Moscú. Javier
García Cuenca, empresario turístico y vicepresidente de HOSBEC -y
de CEHAT- ha sido tajante al respecto: “Rusia es
el único mercado para reducir la dependencia de británicos y españoles”. Ese dato, ya de por sí, debe
justificar operaciones. Su
opinión, coincido con Josmaría, “es una opinión muy
autorizada; es la de alguien que sabe de que está
hablando y no solo en el tema de los rusos, si no en muchos
otros”.
No sé si
necesitamos más Russian Meeting Points (para residenciales), pero sí sé que
necesitamos más turismo ruso y volver a recuperar lo que fuimos.
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