Estábamos el marqués y yo dando rienda suelta a la nostalgia
en el día de San Esteban, 2º de Navidad -a falta de resaca, la pillamos moña
con los recuerdos entre un cortado y un buen cigarro-, añorando aquel nivel
disco que para nosotros tenía Benidorm y que, como siempre, tratando de hallar
explicación sobre el inexplicable declive, percibimos sobre el nivel que
nosotros conocimos.
Lo de bailar con música grabada, reproducida, es posterior a
la IIGM, aunque, hemos de confesar, la cosa comenzó en plena ocupación nazi de
París. En 1941, abrió sus puertas “La
discothèque”, un lugar donde el público elegía la música que quería bailar.
Dijo Maurice Chevalier -aunque no sobre esto, pero que viene al caso- que “París tenía que seguir siendo París” a
pesar de esvástica. Y al principio aquella presencia nazi fue de guante blanco;
luego, se complicó.
En aquel París relajado de 1941 que sólo pretendía seguir viviendo,
no es de extrañar que se inventaran un garito como “La discothèque” y tuviera
éxito. Pero con el final de la guerra y la penuria económica de la postguerra esta
y otras salas similares que surgieron a su estela, se hundieron económica y socialmente.
Pero los soldados que liberaron París se llevaron la
semillita discotequera a su país. En los EEUU, dicen, estuvo latente la cosa,
pero es que se dice eso porque no hay por ahí muchas referencias a locales que
triunfaran al otro lado del Atlántico.
Eso sí, ya en los años 50, tras el éxito de un local de
Aquisgram (Aachen/Aix-la-Capelle), el Jockey
Tanz Bar (1953; remodelación del Scotch Club), la cosa cambió.
Y no fue el local en sí, que fue al genio de un joven
estudiante, Klaus Quirini a la hora
de seleccionar su música y animar las fiestas. Había nacido la disco moderna y
el discjockey: le ofrecieron un sustancioso contrato por poner música y animar
las noches de Aquisgram.
El éxito del Jockey Tanz Bar motivó que aparecieran por las
principales ciudades de Europa y los EEUU locales similares. Los de más fama,
en Nueva York: “Le Club” y “Peppermint Lounge”, sala que se hizo
archi famosa porque allí se comenzó a bailar el Twist y allí comenzaron
las go-gós.
Klaus Quirini; (a) DJ Heinrich |
Y dicen -cuentan y relatan- que en honor a Klaus Quirini,
del Jockey Tanz Bar, el que animaba las fiesta con música “enlatada” se creó el
palabro el Disc-Jockey y Klaus fue el primero en ser conocido como tal.
Bueno, se hizo famoso como DJ Heinrich.
La cuestión era para preservar su anonimato. Su padre, también Klaus Quirini,
era miembro destacado de la cúpula del Deutsche Bank y en los años 50 la
bohemia y la banca no conjuntaban
Bueno, sobre esto del DJ habría mucho que contar. Hay
quien le otorga al californiano Ray
Newby ese honor de ser el primer DJ (1909;
que ya ha llovido desde entonces). Esto viene de cuando en 1935 el periodista
norteamericano Walter Winchell (el ‘inventor’
de la columna de sociedad en la prensa diaria) llamara así -DJ- al locutor de radio Martin Block que ponía música
“enlatada” para mantener a la audiencia en el dial mientras esperaban el
desenlace del secuestro (y asesinato) del hijo de Lindberg, el primer aviador
en cruzar el Atlántico.
La gente del gremio tiró del hilo y antes que Block resulta
que otros muchos ponían música “enlatada” en la radio y hacía mezclas y ese
título de DJ era más antiguo. En una de esas sesiones de pinchar discos y
mezclar músicas un tal Alan Freed
inventó el Rock’n’Roll (1951). Pero
todos estos eran gente de radio y no de discoteca que es lo que ahora nos trae.
Y hablando de discotecas: al británico Ron Diggins le adjudican también lo de ser el primer DJ. Diggins, un ingeniero de sonido,
construyó el primer equipo tándem con mesa de mezclas, un equipo móvil que
llamó Diggola y que era ideal para generar fiesta allí donde lo
llamaban. Constaba la Diggola de dos
tocadiscos, una mesa de mezclas, un amplificador, micrófono y luces. El invento
de Diggins, la discoteca móvil, es de 1947; pero no comenzará a ser conocido
hasta 1955 cuando DJ Heinrich llevaba un par de años de éxitos.
Y mezcla que te mezcla trabajaron los DJ’s del momento hasta
que comenzó la eclosión de la música Disco que dará carta de naturaleza a
las discotecas. El Soul será la base musical que entrará de lleno en ese
concepto; el Soul de Filadelfia, por más señas. Leo que le apuntan a Jerry Butler (1969) el arranque con su
“Only the strong survive”. Muy poco
disco lo veo yo, pero…
Y el sonido disco entró de lleno en las discotecas, que se
pusieron de moda total en los años setenta y rivalizaron por ser lo más de lo
más. Dicen que Studio 54 (calle 54, West Manhattan, NY; había sido el Estudio
52 de la CBS) fue eso; lo más de lo más. Y desde luego que sí, que aún flota en
el aire el etéreo nombre de Studio 54. El caso es que las más emblemáticas
discotecas han tenido una vida fugaz. Studio
54 se inauguró en el 74 y cerró -fue clausurada- en febrero de 1980. Paradise
Garage, el icono gay neyorquino, funcionó sólo una década (1977-1987). Sí,
efímeras pero están en el imaginario colectivo.
Es que las discotecas, sobre todo las punteras, crearon un
nuevo estilo de vida y de conducta: libertad sexual (y drogas). Pero eso no
entraba en la reflexión al amparo de dos buenos cigarros con los que el marqués
y yo redimíamos el paso del tiempo de este miércoles último.
Lo nuestro era hablar de Benidorm y de sus discotecas. Cualquiera
de las grandes de Benidorm llevan más, mucho tiempo más, en candelero y han
sobrevivido a generaciones. Ahí anidaba nuestro argumentario. Es que era tal el
nivel que en una edición de Fitur las discotecas fueron las protagonistas del
gran reclamo turístico de Benidorm.
La historia de las discos de Benidorm comienza en los
sesenta… Salieron a la palestra nombres de personajes y nombres de salas,
anécdotas y vivencias.
Y nos preguntamos: ¿Qué pasó con ellas?, ¿por qué no han
conservado aquel fulgor?, ¿quién o quienes conocen la respuesta?, ¿dónde
debieran estar para volver a ser dignas de aquel Benidorm la nuit?,
¿Cuándo dejaron -si dejaron, claro- de ser el icono es que nosotros referenciamos?,
¿por qué -creemos- han perdido el aura?, ¿Cómo es posible recuperar aquel -por
nosotros añorado- gran momento?
¿Qué pasó con la milla de oro?; ¿Por qué no llegó el corner a Terra Mítica?; ¿Cómo hemos
dejado que el tiempos nos pille de esta guisa?
Muchas preguntas, pocas respuestas, un cigarro que se acaba
y que hay que lavar el coche. ¡Qué mayores que estamos!
Pero estas dudas (existenciales) tiene que hallar respuesta
en otros post; cuanto antes, mejor.
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