Y quiero cerrar 2018 con el post nº 1.300 (número redondo). Y
como en el último post publicado tratamos el tema disco, pues héteme aquí
que lanzo una pincelada sobre algo en lo que voy a trabajar en firme como
primer proyecto del 2019.
Me comentan que El gato negro, en lo que hoy es la
Plaza Triangular, fue la 1ª discoteca de
Benidorm allá por los cincuenta y tantos. Esto tengo que trabajarlo más.
Es que otras fuentes me dijeron que fue el Bobby’s
Bar por obra y gracia de un judío austriaco, Kurt R. Braun, que se afincó en Benidorm allá por el 50. Pero el Bobby’s Bar era una Sala de Fiestas; y
no la primera. Por lo tanto, no. Pero digamos que estaba el Bobby’s, me cuentan, en el kilómetro 127
de la Nacional 332. Y me he acordado del amigo Manolo Ballestero y de aquél titular de principios de los 90 (agitado,
no batido, en lo político) -que el ABC no se atrevió a publicarle-: La sombra del Pacto llega hasta el kilómetro
127… y una local llamado KM estaba junto ante el mojón de tal numeral.
Cosas del ayer.
Y me insisten: “es que
primero fueron las Salas de Fiestas; que muchas pasaron a discotecas”. Y me
citan el Manila Park como la más antigua de las salas de fiesta de
Benidorm; recordemos que allí se celebró en 1959 el primer Festival Español de
la Canción (Festival de Benidorm). Y sigue el listado: La Carabela (que muchos
conocían como La Cueva), la ya citada Bobby’s
Bar, El Alcázar (luego, Sevilla y finalmente discoteca Number
One), Granada (luego discoteca Star Night), El Bolero, El
Burro (que regentaron en su día Juanita Reina o Antonio Molina; poderío),
La
Ponderosa y otras más hasta llegar al Benidorm Palace.
Y me hablan de las Boites: locales de espectáculos donde
bailar. Y ahí me citan La tortuga alegre, Mónaco,
El
sapo verde, Sant Louis, San Francisco, Toisón, Bonny’s…
hasta llegar al Black Sunset -que se hacía llamar discoteca y ha llegado al
2018 como un espectro de lo que fue y como homenaje al gran Julio-.
Y por fin me hablan de las discotecas; de las discotecas de Benidorm. Sí de las que hablábamos
en el post de ayer. Y ahí, además de El gato negro que abría esta reseña,
aparece, en el listado La Carreta, Hipocampo, Safari
(en lo que hoy es el hotel Joya; José Guardiola en su inauguración como
estrella del momento), Sierra Helada (en lo alto de Sierra
Helada, de la mano de Michel Salvador), El Corral, El Río, Borsalino,
007,
Pippers,
Studio
54 (luego Tito’s), América, Star Light, Baccus
Garden -el paraíso de las suecas; antes, discoteca El Garaje-, Penélope
-medio siglo de vida-, Bali, El Corral, Number
One, Sunset (antes que el Black Sunset), Pachá, Tubos,
Hipocampo,
Cap
3000, El Circo, Jimmy’s, Madeira, Manila,
Teddy’s,
Torremolinos,
Eva’s
(en los bajos del Hotel Pueblo), Dolmen’s (en Gambo), Torrechó
(en el Edificio Senabre), Stéreo, Minerva, Papillón,
Chic,
Don
Juan (que me dicen que era un buen restaurante con sala discoteca “para después”), Jet Set, Krypton
(a prueba de supermanes), Madeira,
Nabab,
Password...
Me propongo, tarea para el 2019, ordenar esto un poco;
pero será misión interplanetaria. Si alguna disco me dejo, me la recordáis.
Antes, sólo dos pinceladas de dos de las salas más
emblemática; garitas donde hice -de hecho- tantas guardias a finales de los
ochenta.
De 1968 es Penélope. 4.000 m2 de
discoteca en una parcela de 16.000… El emblema de la discoteca es un icono de
Benidorm. Aquél contraluz de Mau, lacia
melena y gran pamela, que se ha convertido en imagen indiscutible de la noche,
del ambiente y de Benidorm por mucho tiempo que pase. Ver esa figura era -y es-
sinónimo de fiesta y de Benidorm. Y Penélope ha cumplido medio siglo de fiesta
continuada (1968-2018). Y eso es un mérito más de la gente de Penélope (todos
los que han sido y son) y de la fiesta de Benidorm en éxito permanente.
De 1969 es el CAP 3000, el ovni que se plantó en
Benidorm; así, por las buenas. El hiperboloide
del parking ya ha tenido su post como uno de los iconos de Benidorm (que
pasa desapercibido y es una obra singular), pero la discoteca, no. En 1970 vino
para su inauguración oficial Led Zeppelin, el no-va-más del
momento. Baste decir que Tony Leblanc
(el actor) y Pepe Legrá (el laureado
boxeador) estuvieron en el equipo de relaciones públicas. Un pegolí y dos
gabachos pusieron en marcha el proyecto que trajo fines de fiesta
internacionales de relumbrón (James Brow,
Slade, The Fundations…) y que abrió un nuevo concepto de ocio nocturno:
sala disco interior, espacio disco al aire libre, piscina, jardines, boutiques,
capacidad para 3.000 personas, la mejor música del momento y DJ’s de nivel. Juan Santamaría fue el primero.
Historias apasionantes que me cuentan de aquel CAP 3000: que si uno de los empresarios
franceses, piloto de helicópteros en la Guerra de Argelia, quería uno de
aquellos pájaros que había pilotado en la contienda y que encontró uno en un
desguace de Madrid; y se lo trajo. Y la cabina del DJ se instaló en la panza de
un Sikorsky H34 Pirate. ¡Alucinante!
Y ahí sigue, viendo pasar el tiempo.
Y el primer rayo láser de España (1975) se instaló en el CAP
3000; las máquinas de humo creaban la atmósfera y comenzaba el show, que se
anunciaba como parte del gran espectáculo de la discoteca. Era el futuro y ya
estaba al alcance de los amantes de la noche de Benidorm.
Y la principal marcianada era el emblema de la discoteca. Si
la mujer de negro lo es de Penélope, el marciano cachondo con un cubata en la
mano y un puro en la otra era el despiporre.
Con el tiempo, CAP 3000 pasó a ser el Star
Garden cuando un grupo empresarial entró en liza con sus discotecas.
Luego fue Mama Luna, otro referente de actuaciones, y desde finales de
los años 90 es KU Benidorm, otro referente en la noche como todos aquellos “Héroesde la Noche” que retrató el Diario Información en sus dos encuentros (2016 y
2018). Por Ku han pasado la elección
de Miss España o las semifinales del Festival de Benidorm.
Y aquí llegado, reflexiono. Sí, un buen día en los 90 vendimos (por decirlo
elegantemente) nuestro Benidorm Disco
y olvidamos que en torno a
aquél universo discotequero y juvenil se movía un liderazgo comercial en moda -con
Boutiques punteras como Banana’s, Stock, Nº 1,
Revoltion
o Edén-
joyerías, tiendas de discos a nivel internacional y un ambiente sin igual que
poco a poco nos fue comiendo Ibiza, que -la verdad sea dicha- siempre fue un
referente.
Cuando desde mediados
de los 90 no supimos que hacer con el urbanismo del Eje Discotecas, ni
encontrarle solución en el entorno de Terra Mítica, hundimos la nave almirante
del turismo joven de Benidorm. Ya nadie invirtió en ellas. Son un
referente, pero ni sombra de lo que fueron.
Benidorm debe recuperar el espíritu juvenil que desde
mediados de los cincuenta a mediados de los noventa nos situó en vanguardia
internacional de la fiesta y el ocio.
Sí, las salas del Eje Discotecas se bajaron a la Playa de
Levante a mediados de los ochenta y… necesitan también que cuando menos le
pasen el espolsador (o el plumero); que estamos acabando la segunda década del
siglo XXI.
Nota: Mi más sincero agradecimiento a mis amigos Félix Sánchez Luengo, Mario Ayús Rubio y al gran Richard Romero por refrescarme tantas
excelentes imágenes de un Benidorm La Nuit que conocí a
partir de 1987 y aún era el no va más. A otros, Jeff Theysandier, Filipo
Master DJ o Francis Mira, aún no les he podido contactar, pero esto no
podía esperar más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario