Cuando el Europa Park
(porque estaba en la Avenida de Europa) iba
a cerrar (finales de 1988) y se hablaba más del futuro de su noria que de los
terrenos y su proyección urbanística, Arturo Castilla (o tal vez fuera Antonio
del Rey) me contó la vieja historia de las norias-ruedas de la fortuna.
Hoy (14.02.2013), cuando el garabato de Google (el doodle, logotipo alternativo) ha
recordado el 154ª Aniversario del nacimiento de George WG Ferris , nada más volver a casa me he sumergido en “archivo”
del trastero… y he dado con algo, que no con todo. Voy a necesitar un año
sabático para poner un poco de orden. Sé que hay más, mucho más; pero no sé por
qué montoncito de polvo buscar.
La Noria-Rueda de Somers-Rueda de la Fortuna
se está volviendo a poner de moda y aunque la crisis económica mundial ha
dejado en tierra varios proyectos, resulta que están viviendo una segunda
juventud.
Chicago Ferris Wheel - 1893 |
Antes de la Expo Mundial de Chicago, la Colombina, (1 mayo-31 de
octubre de 1893), aquellos artilugios no eran más que atracciones de feria de
menor o mayor enjundia. La Colombina, en Chicago, conmemoró el
4º Centenario del Descubrimiento de América. Y aquél mismo año se
institucionalizó como festivo el Columbus Day (12 de octubre) en todo
el territorio yankee. Entre las novedades de aquella expo estaban el kinetoscopio
de Thomas A. Edison (que mejoraba el
de Coleman Sellers y casi era ya el
cine), las corrientes de alta frecuencia de Nikola Tesla, el telescopio financiado por Charles T Yerkes… y la “Rueda Gigante de la Fortuna” de George WG Ferris.
Esto de las “norias” (“ruedas del placer” que también se les
llamó) parece que tiene su origen en los territorios del Imperio Otomano en el XVII. Algunos viajeros occidentales dan
cuenta de ellas en sus reportes y libros: Pietro
de la Valle (1615) y Peter Mundy
(1620). Al poco se intenta imitarlas por toda Europa. El problema era que el
esfuerzo de tracción era “a sangre”:
primero de hombres “fuertes” y después de animales.
En los EE.UU. en 1848,
Antonio Manguino construye la
primera, de cierta entidad (12 metros de diámetro), en el Walton Spring Park de
Atlanta; parque que aún hoy existe.
Habrá que esperar a 1892
para que William Somers construya
sus “famosas” ruedas de la fortuna de 15
metros de diámetro en los centros turísticos de moda de entonces -Asbury
Park, Atlantic City y Coney Island- cercanos a la gran
metrópoli que ya era New York.
El caso es que vistas las “ruedas de la fortuna” de Somers y
con el llamamiento hecho por la sociedad que gestionaba la “Colombina” para hacer algo “original,
atrevido y único”, teniendo el antecedente de la Torre Eiffel que fue el emblema, y la mayor atracción, de la Expo de París (1889), un ingeniero (venido
de la Academia Militar de Oakland) formado en el Instituto Politécnico Rensselaer (Troy, NY; con plaza en el Salón
de la Fama de esa institución desde 1998) presentó un proyecto descomunal para
la época (80 metros de altura y 76 de
diámetro de la rueda) que convenció a todos. Su complejidad hizo que no
estuviera terminada hasta el 21 de junio de 1893 (casi mes y medio después de
inaugurarse la Expo) y por 50 centavos de la época daba aquél giro mágico para
el momento, que duraba 20 minutos y permitía ver toda la expo.
Ferris tuvo un mal final; la rueda aquella no fue de fortuna
para él, perdió dinero, Somers le demandó por copiar su diseño, su mujer le
abandonó… y se cuenta que terminó suicidándose. Su “noria” terminó desmontada y
en 1895 remontada en el Lincoln Park de Chicago… y aún se
volvió a montar para la Feria Mundial de
Saint Louis (Missouri) de 1904…
siendo destruida en 1906 mediante una voladura controlada.
Con el sistema de Ferris se construyeron inmediatamente después
varias “ruedas de la fortuna” por todo el mundo: la Great Whell de Londres
(1895 y 94 metros), la Wierner Reisenrard de Viena (1897 y
64’97 metros) con motivo del jubileo del Emperador Francisco José, la Grande
Roué de París (1900 y 100 metros)…
The Beijing Great Wheel (imagen proyecto) |
A partir de 1989 llegó
la segunda juventud de estos artilugios mecánicos. Y para la Expo de Yokohma se
construyó la Cosmo Clock 21 (107’5 metros). En 1997, en Osaka, la Tempozan
Ferris Wheel (112’5 m); en 1999, en la bahía de Tokio, la Daikanransha
(115 m). En el año 2000 se inaugurará el Londres el The London
Eye (135 m)… en 2006 llegará la Estrella de Nanchan (160 m), en
Nanchan (China)… y en 2008 el Flyer Singapore (165 m), en
Singapur, la ciudad estado de la península malaya. En China se han vuelto locos
construyendo “norias” en el Siglo XXI: 7 de más de 100 metros de altura en la
última década. The Beijing Great Wheel (208 m) ya no se hará; la empresa
quebró en mayo der 2010. Y como éste, otros proyectos esperan mejores días... y
hay una docena esperando la llegada de mejores tiempos.
En fin, ruedas de la fortuna, las hay dobles (Giant
Wheel, en Herseypark, Pensilvania), triples (Sky Whirl, leo que ahora
mismo cerrada), excéntricas (en parques de atracciones: Mickey Fun Wheel y Wonder
Wheel)… ¡fantásticas!
¿Qué habrá sido de la noria del Europa Park de Benidorm?
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