10 feb 2013

DE GEMA AMOR, CON MANDO EN PLAZA, EN LOS CAFÉS DEL MELIÁ



Esto de Gema Amor y yo en “Los cafés de Meliá”  tiene su aquél: viene por segunda vez, y la primera no pude y en esta casi no llego. “Se me” dispara la tensión y termino a pocos metros del Meliá, en el Hospital de Levante, pero sin tomar café. Ayer aún me pude escapar y por unos minutos, casi una hora, escuché lo que decía. Del consistorio benidormí, la única que es todo un animal político. Tal vez quede alguno amagado, pero mientras tanto va de dueña y señora de la situación: “aquí son las personas, no las siglas”.

Se le acusa de controlar el Ayuntamiento de Benidorm, no en balde ella es la llave de gobierno de los socialistas. Las últimas municipales depararon un 11-11-3. 180 votos daban la victoria al PSOE frente al PP y ella, escindida del PP con su CDL y 3 concejales era llave de gobierno. Imposible con su compañeros de siempre, negoció con el PSOE y llevó a la alcaldía a Agustín Navarro desde agosto de 2012… hasta entonces, aquello fue una merienda de negros zaínos.

“El Ayuntamiento funciona a pesar de los políticos”, señaló; aunque ella, confiesa, lo revisa todo: “es un pacto de gobierno y coste político puede ser para mí”. Puso sobre la mesa “no subir los impuestos y decisiones colegiadas”… y a ello va, por eso vigila todo. Es más, lo de decisiones colegiadas es “conforme a ley”; poco más que comentar.
Aseguró estar en una “campaña electoral permanente” por la sencilla razón de que “se lo debemos a los ciudadanos”; les propusimos unas cuestiones y hemos de llevarlas a cabo”.

Hija de un concejal benidormense, José Amor, la llamó a la escena política Eduardo Zaplana tras hacer licenciarse en Derecho y un máster en Urbanismo; fue diputada a Corts Valencianes, directora general de Grandes Proyectos y presidió la Sociedad Parque Temático. Tras Zaplana, con Camps fue consellera de Agricultura (2003-2004) y luego de Presidencia (2004-2007). Su siguiente destino estabas en las listas municipales del PP por Benidorm donde acató ir de número 2 de Manuel Pérez Fenoll y luego quedó como “florero” en medio de aquella absurda guerra de campsistas contra zaplanistas que aún hoy deja heridos en el campo de batalla para mal de todos. Fue recuperada como gerente del Patronato de Turismo de la Costa Blanca hasta las últimas elecciones donde se presentó por el CDL. Gema nos dijo que estuvo 5 años en el Ayuntamiento pero “sólo desde agosto último estoy haciendo realmente algo productivo para la ciudad”.

Criticó la actitud del portavoz del PP, Antonio Pérez, y de quien ha sido “compañero” de bancada -y que desde hace unos días abandonó la disciplina del PSOE y es concejal del grupo de no-adscritos- Juan Ángel Ferrer: “ha tomado la peor decisión que puede tomar un político”.

Nos planteó la necesidad de “revisar el modelo de ciudad… desde la reflexión”. “El ladrillo no se mueve; no es momento de trazar rayas… pero sí de hablar de ciudad y no de negocio; de una ciudad viva”. El PGOU actual es de 1990; obsoleto. 
Hay que estar de acuerdo con los tiempos y los acontecimientos. Propugnó aplicar “microcirugía a la escena urbana” ante la carencia de fondos suficientes y con mucha imaginación; puso varios ejemplos que ya están en marcha por la ciudad. Sugirió iniciativas activas en varios campos de la administración municipal y lamentó ver cómo permanece “el ilustre esqueleto de hormigón de la Avda de Europa” donde se han estrellado todas las administraciones. Anunció iniciativas sobre los retranqueos por seguridad jurídica, estética y fiscal-trubitaria… y muchas cosas más.

Y eso que estuve nada y menos.

Por cierto, aseguró que “no volvería a este PP”; no es el suyo…

Y marchó a Alicante donde con motivo del 20ª Aniversario del Club Información (Diario Información) debatían Eduardo Zaplana y Joan Lerma, expresidentes de la Generalitat. Por cierto, el Diario Información editó ayer, con tal motivo (el del 20ª Aniversario, no que coincidieran Zaplana y Lerma), un cuadernillo excelente; para guardar.

Me dice Mario Ayús que en nada y menos vuelve Gema Amor a tomar café con nosotros al Meliá (hubo overbooking); se quedaron dos docenas de preguntas y turnos de intervención en el aire. Y hay que hacerlos realidad.


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