En nada (el día 12) va a comenzar en Roma, en la Piazza di
Novella, la 73 Asamblea Nacional de Cittaslow. (¿?)
Yo creía que esto había muerto de propia inacción y
lentitud. Supe de ellos en 2009… y ya estamos en 2013 y… ahora son 7 los
municipios adheridos en nuestros país.
Cittaslow (ciudad
lenta) es una iniciativa surgida en Italia en 1999, a los acordes del
movimiento Slow Food[1],
en busca de una mejor calidad de vida y contra lo que denominaron “la
americanización” de la sociedad mediterránea. Comenzaron protestando contra
la apertura de un McDonald’s en la
Plaza de España en Roma y poco a poco se ha ido enmarañando la cosa hasta
llegar a perseguir y preconizar un modo de vida equilibrado, alejado de la
tiranía de los horarios, que busca el desarrollo de las personas sin depender
de las NNTT, disfrutando de todo lo que nos ofrece la vida; a su ritmo.
“Las cosas más importantes de la vida no
deben acelerarse”, venía a ser la norma por la que se rifen. Slow Food está
en 50 países y Cittaslow tiene redes en Alemania, Reino Unido, Noruega, España…
y así hasta sumar 17 países, de momento.
Su símbolo es un caracol,
pues esto va a esa velocidad.
Cuando supe del movimiento (2009) eran 6 localidades; ahora
(2013), son 7. No sé quién comenzó la cosa, pero que Bigastro, en el Bajo Segura (provincia de Alicante), fuera una de
ellas, me dejó perplejo en aquellos días. Bigastro, el lugar de los Canónigos,
el pueblo de Moyica Copón, en el movimiento
Cittaslow me produjo la máxima sorpresa y despertó mi interés. Junta a Bigastro
estaban Begur y Pals (Girona), Lekeito y
Mungía (Vizcaya) y Rubielos de Mora (Teruel). Ahora (2013)
descubro que se ha unido a esta colla el municipio de Alcalá la Real (Jaen)… y otros 9 no han superado aún la
formalización del compromiso.
Es que estar en la red Cittaslow
es un compromiso a favor de la lectura, la escritura, el tricotar, la
pintura o la jardinería; todo lo que sea poco o nada estresante; del disfrutar
de la conversación y la charla animada; de estar a favor de ir olvidándose del
reloj y del móvil (ni tenerlos en casa); del mantener los ritmos vitales (y
olvidarse del despertador); de comprar en los mercados locales y procurar que
sean ecológicos; de pasar del televisor a la hora de la comida; de disfrutar la
buena mesa sin nada que perturbe ese placer; de tomarse un tiempo para todo… de
evitar el estrés, los atascos, la contaminación y las aglomeraciones… Y,
además, hay 50 medidas clave del tipo de “favorecer la ampliación del ‘carril bici’”,
“obtener
la certificación pertinente sobre la calidad de las manufacturas artesanales locales”,
“emprender
y consolidad acciones para la conservación de las manifestaciones culturales
locales”. Tiene bemoles la cosa.
Hay una medida que me choca: “disponer de acceso a fibra óptica”.
Pero claro, tras la ristra de chorradas anteriores, resulta que en Cittaslow no persiguen dar la espalda a
la tecnología, “sino de aprovecharla para un crecimiento sostenible”. Vamos,
que los de Cittaslow, a fin de
cuentas, buscan “impulsar una forma de vida distinta” porque “tanto
estrés no merece la pena”.
Vale, pero yo estoy seguro que mis amigos de Bigastro (porque
en los otros sitios no conozco a nadie) no tienen ni repajolera idea de lo que
esto conlleva; los han metido en este jardín y más de uno no tendrá ni asomo de
idea de que en las listas de Cittaslow
salen.
En fin, que tenemos que hacernos ver esto del estrés y la
forma de vida y de las cacharrerías en las que entramos.
Yo, y no es que esté en contra de este movimiento Cittaslow, me decanto más por la racionalidad
y las cosas de mi amigo Ignacio Buqueras
y la Asociación para la Racionalizaciónde los Horarios Españoles (ARHOE),
cuyo Octavo Congreso Nacional se celebrará los próximos días 5 y 6 de noviembre
en la Universidad de Zaragoza. No sé, Buqueras es más serio… y lo suyo es mucho
más sencillo y racional… y todo mucho más sencillo de aplicar.
Ahora mismo ARHOE está inmersa en una campaña de recogida de
firmas “para adelantar eso que llaman el ‘prime time’ de todas las cadenas de
TV”; vamos, que no nos manden a la cama tan tarde. “Las
cadenas no respetan los horarios de los ciudadanos” denuncian desde
ARHOE. Resulta que el español duerme una
media de 53 minutos diarios menos que el resto de los europeos porque “el 90%
de los programa de máxima audiencia finalizan su emisión más tarde de las 23:30
h. y el 55% lo hacen después de las 24:00 h. por lo que los españoles se
acuestan tarde y no pueden descansar el tiempo necesario”.
Los de ARHOE piden su firma en la plataforma Change.org: yo
acabo de firmar. Anímese y hágalo en http://chn.ge/1e6KQzS
En esto, como en todo, que impere la racionalidad. Ellos proclaman
¡Horarios Racionales YA!
[1] Tendencia surgida en Italia con anterioridad (1986) que
persigue la salvaguarda de las tradiciones gastronómicas y que promueve una
nueva filosofía de vida que aúne placer y conocimiento.
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