Sí, reflexionando…
Bueno, habiendo reflexionado sobre lo vivido hoy en el Salón
de Actos del Ayuntamiento de Benidorm, porque me he quedado un tanto frío, les traslado
mi más meditada reflexio.
Nada más llegar saludo a don Rafael Ferrer Meliá. Sí, Rafael es otro alcalde (que fue) que
se merece también el Don por delante. Y son contados los alcaldes que se lo han
ganado.
Y héteme aquí que uno (yo) empieza a hilar: ¡Cielos!, si
estamos en el Día Mundial del Turismo -cuyo lema 2013 es “Turismo y Agua”- y está aquí “el alcalde del agua” entre los presentes…
¡Coño!, van a hacer justicia en este pueblo.
Para alumbrar mis reflexiones, resulta que en los días
previos a este Día Mundial del Turismo “Turismo
y Agua” ha cobrado cierto protagonismo -muy merecido- la serie de
investigaciones de Francisco Amillo
sobre el agua en Benidorm y uno, que
estaba ocioso en ese momento matinal, se va haciendo su silogismo particular
(por no decir paja mental[1]) y… por lógica deductiva y
ante las dos proposiciones que tomo como premisas -por mi creadas: Día Mundial
del Turismo bajo el lema “Turismo y Agua”
y Rafael Ferrer, el “alcalde del agua”-
llego a una puñetera conclusión –por algo, digo, es un silogismo- más que
interesante como que, atención, ¡van a
homenajear, con este motivo, a don Rafael!
Pero claro, él -como yo- va en mangas de camisa, elegante y
correcto, pero sin corbata y chaqueta, que Lorenzo
se deja sentir en Benidorm este septiembre (Veranillo de San Miguel; San
Miguel, 29 de septiembre) y los treinta grados callejeros no nos los quitaba
nadie. Por esa “pequeña” pista, presiento que no.
Definitivamente, no
se va a hacer justicia. Y la ocasión[2], la pintaban calva… y
pasó.
Y allí estábamos algunos tertulianos de “Los
cafés de Meliá” y comentamos las cosas: “fíjate, qué oportunidad perdida”.
Sí, Francisco Amillo, Jaume Climent, Roc Gregori, Javier Moreno, Cecilio
González, Reyes Nogueiras, Alejandro Rodríguez y yo mismo.
Pero bueno, es que no están ni los del Consorcio de Aguas de la Marina Baixa, ni los del Canal Bajo del Algar, ni el alcalde de Beniardá, por aquello de Benidorm y el
agua… Bueno, bueno, bueno…
Y es esas que comienza el acto y hasta ponen el mensaje “ofisiá” de Tabeb Rifai, y un video sobre los históricos problemas del agua en
Benidorm, y la llegada del agua, y el auge como destino turístico, y el
discurso de Gema Amor, y el premio a
Aquagest (por lo del agua y el
Turismo), y los premios (del Día Mundial del Turismo) al primer hotel de
Benidorm, el Bilbaíno (1926), que ya
gestiona la 4ª generación de descendientes de don Pedro Cortés (un hombre que recorrió el mundo en los barcos de la
Naviera Aznar, luego Bilbaína; de ahí el nombre del hotel); a José María Caballé, de Sevigroup
(un hombre que recorre el mundo en avión, su avión, y ya tiene hoteles en
América); y a Jet2.com/Jet2 holidays (que han establecido en
El Altet su primera base fuera del Reino Unido, siendo Benidorm destino
preferente). Y cerró el acto el alcalde Agustín
Navarro.
…
Sí, habiendo reflexionado… aún no salgo de mi asombro por lo
de la oportunidad perdida. Todos los premios muy merecidos, pero faltó un
detalle con “el alcalde del agua”. Luego me dice Miguel Martínez Monge, otro
tertuliano, que es que hay alcaldes que están olvidados en el “protoloco” municipal. Pues va ser que es
verdad.
Y al llegar a casa me encuentro con la nota del concejal no
adscrito Juan Ángel Ferrer… y como
coincido con ella, me permito reproducirla parcialmente. Sí, después de un buen
rato reflexionando…
“… Vaya mi más sincera y cordial felicitación y agradecimiento a todos
ellos.
Sin
embargo, esta ciudad, sus empresarios y sus trabajadores saben mejor que nadie
la importancia del agua en el desarrollo del turismo. No hay mejor aprendizaje
que una difícil experiencia. En los años setenta, esta ciudad sufrió una
devastadora sequía y su alcalde Rafael
Ferrer, al frente de la Corporación municipal, y de forma casi heroica y
abnegada, movió todos los hilos de la administración. Movió todos los resortes
para que Benidorm pudiera seguir atrayendo turistas en aquel triste verano de
1978. El ejército, el ayuntamiento, la diputación, el gobierno de la nación y
todo aquel que tuviera algo que aportar fue llamado por la incansable gestión
de Rafael Ferrer. Hasta barcos fondeados en la bahía aprovisionaron de agua a
la ciudad, con una conducción submarina que llevaba el agua hasta el depósito
municipal.
Después
ya se consiguió que Beniardá accediera para perforar sus tierras y obtener agua
para Benidorm desde sus pozos y muchas otras gestiones.
Rafael
Ferrer Meliá fue alcalde tan solo durante un año, desde el 4 de abril de 1978
al 16 abril de 1979. Sin embargo, fueron doce meses clave para el turismo de
Benidorm, un turismo que se vio amenazado por la falta de agua con la que
atender a los cientos de miles de veraneantes que ese año eligieron a Benidorm.
Solo
el trabajo entregado, sin descanso y con el único objetivo de servir al pueblo
que le había visto crecer, hizo que Rafael Ferrer se convirtiera en uno de los
alcaldes más queridos y más respetados de nuestra ciudad. Seguramente, todos
los alcaldes serán merecedores de una distinción por su propio ayuntamiento,
pero hoy le correspondía más que a nadie a Rafael.
Hoy podía haber sido el día en
que la ciudad le agradeciera con un galardón lo mucho que Rafael Ferrer dio a
Benidorm gracias a dos palabras, agua y turismo, curiosamente el lema que la Organización
Mundial de Turismo ha elegido para conmemorar el día de hoy. No obstante, Rafael Ferrer sabe que, como yo, son muchas las personas de Benidorm
que cada día, cuando le saludamos, cuando lo vemos y cuando pensamos en aquel
triste verano del 79[3],
le otorgamos el mejor de los premios, el del reconocimiento individual e íntimo
de haber sido uno de los mejores alcaldes de Benidorm.” [la “negrita” la he puesto yo].
Pues eso. El que no quiera polvo, que no vaya a la era; que
aquí trillamos a cualquier hora.
[1]
Idea
o afirmación desatinada, en especial aquella de carácter especulativo o teórico
(leo en Google)
[2]
Es dicho muy
antiguo, aunque inexacto. Los romanos tenían una diosa llamada Ocasión, a la
que pintaban como mujer hermosa, enteramente desnuda, puesta de puntillas sobre
una rueda, y con alas en la espalda o en los pies, para indicar que las
ocasiones buenas pasan rápidamente. Representaban a esta diosa con la cabeza
adornada en torno de la frente con abundante cabellera y enteramente calva por
detrás, para expresar la imposibilidad de asir por los pelos a las ocasiones
después que han pasado, y la facilidad de asirse a ellas cuando se las espera
de frente. Iribarren, José Mª; El porqué de los dichos. Gobierno de
Navarra. Departamento de Educación, Cultura, Deporte y Juventud. Novena
edición. Octubre 1996, pág.110.
[3]
Aquí, a Juan Ángel
Ferrer, la celeridad “le baila” un número. La “gran sequía” fue la de 1978; en
el 79 seguía mal la cosa (y así hasta el 84 sin levantar cabeza, que aquello
fue un grave periodo seco), pero se refiere a la sequía de 1978.
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