En este “Café del Meliá” que cerraba
temporada podríamos contar que… Siguiendo
la ancestral tradición marinera de Benidorm que se remonta a tiempos
inmemoriales, José Ramón Hernández Rubio se hizo un buen día a la mar. La
estirpe de tantos corsarios benidormenses -como Juan Bautista Pérez Batistilla,
“El Hijo del Trueno”, quien regaló las campanas de San Jaime fundidas con el
bronce de los cañones ingleses de un navío apresado en 1816-; la estirpe de
tantos capitanes de la compañía Trasatlántica, la estirpe de tantos arráeces y
capitanes de Almadraba, la estirpe de tantos hombres de la Armada, como el
condestable Zaragoza, está fielmente reflejada
en este joven…
Pues no.
José Ramón Hdez. Rubio. Foto: Mario Ayús |
José
Ramón Hernández Rubio, aunque nacido en Benidorm (1988), hunde sus
raíces en la Vega Baja del Río Segura, al Sur -lejos de Benidorm y la costa-, aunque
en la terreta es ya estirpe de Frutas
Rubio, hoy ya firma benidormera que como tantas otras ha contribuido a
la génesis, desarrollo y mantenimiento de este emporio del Sol que es Benidorm.
Pues nada, que José Ramón viendo un documental de La 2
sobre el “Hespérides”[1] dice: “¡Esto
es lo mío!”. Entró en Google,
buscó al “Hespérides” y se enteró de
que había una plaza a la que podía optar. Llamó a Cartagena… y se nos fue. Y
fue seleccionado. Y tras la instrucción militar (Arsenal de El Ferrol y Buque
de Asalto Anfibio L51 “Galicia”) fue
capacitado en Maniobra y Navegación… y destinado al “Hespérides”. Su sueño cumplido.
Y en 2010 el “Hespérides”, con José Ramón a bordo,
es comisionado, junto al “Sarmiento de Gamboa”, a la Expedición Malaspina (Programa
Consolider-Ingenio -diciembre 2010/julio 2011-) para evaluar el impacto
del cambio global en los océanos, promover la exploración de la biodiversidad
en el océano profundo y analizar la repercusión de la expedición del
brigadier Alejandro Malaspina. Aquella expedición (1789-1794) llegó hasta Alaska (Glaciar
Malaspina) buscando el Paso del
Noroeste. Aquella expedición dieciochesca, que además recomendaba
actuaciones en las colonias españolas de Ultramar, le valió al brigadier, por
su informe de conclusiones, la acusación de conspirador y revolucionario, lo que le consiguió una condena de 10
años en el Castillo de San Antón en La Coruña, y el olvido de la gesta. Y la
verdad que hasta bien entrado el último tercio del siglo XX a Malaspina y su
gesta no se le tuvo en cuenta. Bueno, pues los barcos del siglo XXI navegaron
repitiendo la gesta de los del XVIII comprobando cómo estaban los mares, comparándolos
con los abundantes y científicos informes de aquellos expedicionarios
ilustrados. Vieron la gran isla de plástico del Pacífico,
descubrieron la cantidad de vida submarina que existe en las franjes medias y
el estado general de los océanos; hasta la caída de un meteorito o una rápida
descubierta hacia Japón para comprobar la radiación en el mar tras el accidente
de Fukushima (11.03.2011).
Aquello le gustó al benidormer y cuando para la Campaña Ártica 2012 el “Hespérides” fue alistado nuevamente para
acudir a realizar su cometido de apoyos a las Bases “Juan Carlos I” (CSIC,
Isla Livingston) y “Gabriel de Castilla”[2] (Ejército de Tierra, Isla
Decepción), las tareas de Maniobra y Navegación ya no fueron suficientes.
Ilusionado con los trabajos de sondeo y cartografía
submarina de la zona adjudicada a España por el SCAR (Comité Científico para Investigaciones Árticas) Hernández
solicitó integrarse en la Unidad de Hidrografía, y al regreso de la Campaña fue
admitido en el Instituto Hidrográfico dela Marina, con sede en Cádiz (desligado del Observatorio de la Marina desde
1943). Año y medio de formación -y ya con ascenso- nuevo destino para misiones
de “formación
y conservación de la Cartografía Náutica Básica” que desde 1986 es
competencia administrativa del Estado Español y que llega a las aguas de la
península Ibérica, Canarias, Baleares y territorios de soberanía española,
norte de África, Golfo de Guinea y Península Antártica, según demarcación y
Acuerdo Internacional para la Carta Batimétrica General del Planeta de la
Organización Hidrográfica Internacional (OHI), cuya sede está en Montecarlo.
José
Ramón está feliz; lo ha conseguido.
Lo que vio en aquél
documental de La 2 lo ha hecho realidad; lo ha superado. Ha visitado ya 12 países,
ha sido integrante de dos hitos científicos sin parangón como la Expedición
Malaspina o la Campaña Ártica, conoce multitud de
puertos y la vida marina; ha cartografiado fondos marinos en España, África y
la Antártida. Se le veía súper emocionado cuando nos contaba la pasada en la que
descubrieron el cono del volcán submarino de la Isla Decepción, en la Bahía de Foster;
o la delimitación del canal de entrada por los Fuelles de Neptuno. Ahora se
siente plenamente realizado, y nos lo demostró, cuando termina un levantamiento
hidrográfico o concluye un estudio del relieve submarino; cuando habla del
electromagnetismo de las aguas (Campaña canaria de estudios para sondeos
petrolíferos) o señala particularidades de la elaboración de Cartas Náuticas.
Nos transmitió la ilusión que le mueve cada día a seguir en
su puesto por la labor que desarrolla, y lo enamorado que está de la naturaleza
y el Medio marino: por la Antártida “ves ballenas, leones marinos y pingüinos
todos los días; hay vida por todos lados”. Se emociona cuando cuenta
cómo labraban un jacuzzi termal en el gélido ambiente antártico de la Isla
Decepción -donde el calor latente del viejo volcán se transmite a las arenas- y
se bañan en aquellas latitudes.
Sin lugar a dudas la foto que un fotógrafo de National
Geographic le hizo en la Caleta Péndulo, ante los pingüinos, muestra la
tremenda felicidad que produce en este joven militar benidormense los nuevos
cometidos de la Armada que no es nada gris. Y él es sumamente feliz.
Qué sana envidia nos dio tomar el café -que cerraba la 5ª
temporada de “Los Cafés del Meliá”- de la tarde del viernes con José Ramón
Hernández Rubio.
[1]
Buque Auxiliar de la Armada para Investigación Oceanográfica -A33- operado por
la Unidad de Tecnología Marina como Unidad de Apoyo a las Bases Antárticas
españolas, operaciones que combina con las Misiones en la Zona Económica
Exclusiva Española para sondeos del Instituto Oceanográfico de la Armada.
[2]
Palentino, navegante y explorador español, que alcanzó los 64º de Latitud Sur
(las bases españolas están a 62º) en 1603. Esa latitud no fue sobrepasada hasta
1773 por James Cook. Podemos decir que fue el descubridor de la Antártida: “a
64º hay tierra y mucha nieve”.
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