Enjulio de 2013 pasó por “Los Cafés del Meliá” un buen amigo
de Luis Escobedo: Alberto Maiso Fernández de Bobadilla,
miembro de los Comités de Cata y
Calificación de la D.O. Rioja. Quedamos en organizar una cata en cuanto sus
obligaciones le permitieran. Y así fue, pero el hachazo homicida a la vida enla persona de Luis ha obligado a los tertulianos y a Alberto a aplazar la cata
hasta hoy. Y como lo prometió, hoy ha cumplido. Y a la cita, y a la tertulia,
nos acompañó Pepita; y brindamos por
Luis.
De
vez en cuando, en la tertulia, nos concedemos un extra que Antonio Escobar, el director del Meliá Benidorm, sabe concretar y su personal magnificar; y entonces
la cita del viernes se traslada a miércoles, con mesa y mantel en el Salón “Punta
del Cavall”.
Alberto
cumplió y nos ofreció una soberbia cata de vinos: Marqués de Cáceres Bio 2013 (Unión Vitícola; Marqués de Cáceres), Puente Mantible 2011 (Heredad de
Linares), MC 2011 (Unión Vitícola), Cerro Gallina 2011 (Cerro Gallina; D.O.
Utiel-Requena), Club de Cosecheros “La
Rioja Alta” 2007 (La Rioja Alta) y, para cerrar, un Gaudium 2008 (Unión Vitícola).
Comenzamos por un caldo según la
normativa de la viticultura ecológica, de maceración carbónica, de una cosecha
complicada (tiempo irregular y enfermedades)
que terminó en un vino muy ligero, y seguimos con un vino de elaboración
tradicional, superior en cuerpo al anterior, de pocos taninos y fermentación
maloláctica. En tercer lugar llegó un vino de “media crianza” con predominio de
taninos, ya con aromas terciarios, más cuerpo, más estructurado y más
armonioso. El “MC 2011” fue el que
más me gustó.
Tras
él, dimos el salto a un vino valenciano, de Campo Arcís (Requena), a partir de
la variedad Bobal [1] y muy exigua producción. Resultó potente y untuoso;
Alberto le encontró aromas balsámicos. Dimos, entonces, un salto cualitativo
hasta un Reserva de disponibilidad muy limitada de un clásico muy bien
estructurado, equilibrado y ensamblado, como explicó Alberto. Y el colofón fue
el Reserva de 2008, uno de los tres destacados con 100 puntos en el Anuario de
Vinos de El País 2014 y con un precio envidiable (40-50 €). Vendimia excelente
la de 2011, con uvas tempranillo y graciano, que otorgan plenitud en boca y
futuro.
La
cata dio mucho de sí; Alberto estaba dispuesto a transmitir conocimientos y
nosotros a recibirlos. Nos contó que “los sentidos funcionan y confunden; la
percepción hace diferentes las cosas”. “A una cata hay que ir con la
mente abierta” aunque nos advirtió que “la cata es la educación de
nuestros cinco sentidos”.
Tras
una soberbia comida -¿quién dijo que no es excelente la cocina de los hoteles?-,
bien regada con aquellos caldos que habíamos catado (aunque yo, faltaría más,
con cerveza y agua, aunque no dije que no al cava) pasamos ya a la tertulia con
un sentido recuerdo a Luis. Y allí, por ejemplo, supimos que la cosecha de 2014,
a priori, se presenta por aquellas tierras Riojanas como de un “año
excelente que ha tenido floración desigual, lluvia en verano, pocos racimos
aunque grandes y con pocas enfermedades”, lo que nos lleva a esperar,
dijo, que el rendimiento sea medio-alto
y la cosecha termine como “Muy Buena, incluso Excelente”.
En
fin, que hablamos -habló Alberto y los demás disfrutamos- de vinos y de
bodegas, de tierras y de climas, de marketing y de etiquetas; subimos hasta el
Alt de Benimaquia para encontrar los orígenes vitivinícolas de esta Terreta y
descendimos a los entresijos de la contabilidad de las D.O. Hasta nos recomendó
un vino gallego: “Godello”.
[1]
uva tinta; cepa muy austera, muy resistente y muy productiva. Produce vinos
rojos intensos, color cereza, y graduaciones suaves (11º)
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