Ayer noche me disponía a ver el partido de baloncesto
(Francia-España) y surgieron urgentes menesteres que me impidieron seguir el match.
Hubo un momento que pude distraer mi atención y poner la tele para ver que
íbamos 39-40. Bueno, “ganamos de 1” -me
dije- y seguí, preocupado, a lo mío. Y esta mañana veo que palmamos 65-52 y por lo visto, leído y oído no jugamos nada bien y en
esto, como casi todo, si el otro lo hace mejor… ¡es que hemos perdido!
Total que he oído esta mañana en Onda Cero Radio rememorar aquellos años del Mini-Basket y hasta lo de la “Operación Altura”. Yo, del 57, al
llegar al Instituto comenzaba lo del Mini-Basket a ser importante ya. Pero mis habilidades no
casaban con ese deporte (y hasta que llegó el Voley, con ninguno) y aquél
capitán de Caballería -veterinario que también era- que oficiaba de profesor de
Educación Física (que en el horario ya no ponía Gimnasia) de aquél INEM (ojo,
Instituto Nacional de Enseñanza Media) antes de animarme por el Voley me decantó porque fuera ¡árbitro
de Mini-Basket! (¿?; ¿de qué iba a ir yo con 11 años?)… con que imagínense: si
mi “profe” me vió de árbitro, ¿qué posibilidades tenía yo de fichar por los
alevines de los Harlem Globbertrotters o algún equipo así? Ninguna; pero
aprendí mucho.
Ojo, que me doctoré en historias del Basket y del Mini-Basket
gracias a aquellos libritos de la OJE. Primero con el de Bastida y luego con el
de Antonio Piñeiro.
Sí, recuerdo que el Basket comenzó en el Springfield College de Springfield, Massachusetts, en Nueva Inglaterra. Nada
que ver con la Springfield de Homero
Simpson, que según Matt Groening está
inspirado en la Springfield de Oregón. En USA hay 71 enclaves llamados
Springfield en 36 estados, aunque con entidad de pueblos, o localidad, la cosa
se reduce a 36 Springfield en 36 estados.
James Naismith
inventó el Basket en los duros inviernos de Massachusetts y en 1891 (siglo XIX) publicó su librito de
reglas, trece reglas. En 1898 puso
en marcha el Programa de Baloncesto en
la Universidad de Kansas, hoy el más antiguo de los EEUU, y hasta consiguió
ver el Basket como deporte olímpico en Berlín
en 1936.
Me enganchó Naismith enseguida porque había nacido en Almonte. Sí, pero no en el Almonte rociero
de Huelva y sí en el Almonte de Ontario, en Canadá. ¡Joder!, resulta que el pueblo canadiense de Almonte
recuerda a Juan Nepomuceno Almonte,
un veterano militar texano, de cuando Texas era casi España, de la batalla de El Álamo, al que consideraron los
canadienses de entonces un héroe frente al imperialismo norteamericano. Y así
son los “primos” del norte, los canadienses.
Naismith, el inventor |
Bueno, pues Naismith se licenció en ¡Educación Física! en el año ¡¡1888!!
y llegó a ser el primer director de Atletismo de la McGill University de
Montreal en 1891, y acto seguido fue contratado para dirigir las cuestiones
deportivas de la International Training
School del YMCA de Springfield. Y ahí comienza la historia del Basket. En el
YMCA de Springfield.
Y cuando llegaron los Village People, con toque gay, a
cantar su “uai-em-ci-ei” (YMCA) aquí
tergiversamos las cosas de la Asociación de Jóvenes Cristianos
(Young Men’s Christian Association). La canción decía aquello de: “It’s
fun to stay at the YMCA / They have everything for Young men to enjoy / You can
hand out out with all the boys… Es
divertido quedarse en el YMCA / tienen de todo para que los jóvenes disfruten /
puedes pasar el rato con todos los chicos…” y ese “puedes pasar el rato con todos
los chicos” cantado por aquellos julandrones
jugaba al equívoco… y el tema triunfó y más de uno desvirtuó lo que era, y es,
el YMCA.
Pues sí, en el YMCA
de Springfield, Massachusetts, se inventó el Basket, con auténticas cestas de recolectar melocotones. ¡Baloncesto!
Cuando finalmente encestaban los jugadores, debía venir el bedel con una
escalera a sacar la pelota de la cesta: ¡Baloncesto! Así una y otra vez hasta
que un buen día se desfondó el banasto y no hubo que recurrir ya ni al conserje
ni a su escalera, lo que favoreció el desarrollo del juego al evitarse las
paradas técnicas y la necesidad de que siempre estuviera presente el conserje,
y con ganas de subirse a la escalera. Como todo, evolucionó. Aquello fue un
juego del XIX.
Emblema actual de la sección de Mini-Basket del Programa de Baloncesto de la Universidad de Kansas; los Jayhawks |
¿Y el Mini-Basket?
Pues hemos de irnos ya al siglo XX y un poco antes de 1950. No se ponen muy de acuerdo en el año, pero sí en que fue Jay Archer, graduado, también, en
Educación Física (en este caso por la Universidad
de Strodbourg, Pensilvania) quien “inventa”, en Scranton (Pensilvania) el llamado Biddy Basket. En USA, “biddy” es una cariñosa referencia a los “polluelos”. Vamos, un baloncesto
de renacuajos, que diríamos aquí en la vieja piel de toro.
En fin, que un campo más pequeño, un balón más pequeño y
unos aros más bajos posibilitaron este “nuevo”
deporte adaptado a los niños. En Scranton hacía furor el Biddy Basket pero nadie
sabía de él hasta que llegaron en tourné deportiva a Scranton los Globbertrotters y Pat Kennedy. Y les encantó. Lo llevaron a la tele y en 1951 el Biddy Basket hizo furor
por toda Norteamérica y se exportó a medio mundo.
A las bases americanas en Europa -y para los hijos de los
militares desplegados- llega el Biddy Basket, coinciden todos, en 1964, y en España encuentra dos fuertes aliados: los padres Escolapios -que lo implantan en
todos sus centros- y Anselmo López,
paladín del Basket en España desde su puesto de Presidente de la Federación
Española.
Hoy en día, el Mini-Basket tiene su propio organismo
director, el CIM/ICM (Comité Internacional de Minibasquet) integrado en la FIBA
La “Operación Altura” fue -es- otra
cosa. La comenzó la sección de Baloncesto del Real Madrid en 1957 con la llegada de Pedro Ferrándiz a la estructura
deportiva del club blanco para las categorías inferiores a petición de Raimundo Saporta. Sólo había que medir
de 1’80 hacia arriba… y aparecieron
como un centenar de españolitos que rebasaban esa métrica. Cuando Ferrándiz
pasa al primer equipo, Antonio Díaz
Miguel sigue con el proyecto que, al poco, ponen en práctica todos los
grandes equipos y finalmente es la propia Federación Española la que lo realiza;
y del 1’80 pasamos al 1’85 y al 1’90 y al 1’95 y a donde esté ahora.
Pero ayer, perdimos contra Francia. Sí, tanto vendernos la
burra de que somos geniales y van los otros y nos sacan las vergüenzas. ¡País!
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