Este Post viene de hablar con un fontanero mientras
arreglaba una “animalía” efectuada
por un colega suyo. Me salió muy “i-lustrado”;
pero “i” de iluso y “lustrado” de brillante: un iluso brillante, ¡Vágame Dior,
Christian Dior! Eso sí, arregló la “animalía”.
_._
El 7 de agosto de
1914 España declaraba su neutralidad en lo que se ha llamado I Guerra Mundial (IGM).
La neutralidad española, asumida por el Gobierno y el Rey, era también una
terrible declaración de la impotencia de
España: economía atrasada, sistema político inoperante, ejército incapaz
-según se demostraba día a día en Marruecos- y una flota insuficiente para
defender sus extensas e indefensas costas atlánticas y mediterráneas contra
cualquier ataque enemigo.
Y la verdad es que no era nada nuevo, lo de la neutralidad,
porque desde octubre de 1913 tanto
el rey Alfonso XIII como Eduardo Dato (conservador) no paraban
de repetirlo. Incluso el Rey había manifestado al presidente Poincaré. No sólo lo de la neutralidad
española sino el compromiso de que Francia podría desguarnecer el flanco Sur
(los Pirineos) porque su única amenaza podía venir del flanco Este (Alemania).
A Dato siguieron otros presidentes que así continuaron: Álvaro de Figueroa, Conde
de Romanones, un ferviente admirador de la Entente, el liberal Manuel García Prieto y hasta Antonio Maura, ferviente germanófilo,
no movió la ficha de España. Finalmente fue Romanones el que gestionó el final
de la Guerra y la ruptura de relaciones con Alemania. Y fue a París y habló con Wilson, Poincaré y con
todo el que se le puso delante buscando que España estuviera en la Sociedad de Naciones… y estuvo.
Pero dentro de la neutralidad, España se mojó desde el
primer día. Salvador Bermúdez de Castro,
marqués de Lema y ministro de Estado, ya comunicaba a finales de agosto de 1914
a León Geoffray, embajador de
Francia, que lo de España sería “apariencia” y se colaboraría dentro de las
posibilidades.
Ya en los Acuerdos de
Cartagena (Declaraciones de Cartagena, Murcia; 1907) Alfonso XIII ofreció al presidente Raymond Poincaré poner todos
los puertos españoles a disposición de las escuadras francesa e inglesa, así
como la red ferroviaria para trasladar a Francia las tropas francesas de
África. ¡Qué previsión! Lo de los puertos estaba bien, pero si las tropas
Francesas en África tenían que llegar a la metrópoli cruzando España al
traqueteo de los trenes españoles… aún las estarían esperando.
Célebre se hico la frase del embajador español en París, Fernando León y Castillo, Marqués de
Muni: “Somos neutrales de Gaceta”… por que La Gaceta era el BOE de
entonces[1] y
la neutralidad española se había publicado en ella.
También habría que destacar en esta neutralidad tan poco neutral el trabajo de Luis Polo de Bernabé y Pilón, sempiterno
embajador del Reino de España en Berlín -lo fue entre 1906 y 1920- que toreó a
los ministros del Kaiser. Tiene narices, pero es que además de los de España, don Luis se encargó de los intereses de Francia
entre 1914 y 1917; incluso de los de Bélgica.
Y hasta negoció las indemnizaciones hacia España.
Inglaterra, Gran Bretaña, era entonces el Imperio Británico |
Por cierto, lo
prolongado de la contienda acrecentó la importancia de la guerra económica y
revalorizó la situación estratégica de España. En la guerra económica
España ofrecía a Francia y Gran Bretaña productos alimenticios y suministros
militares; además, los españoles podían trabajar en las fábricas francesas, y así
se liberaban hombres para el servicio militar en el frente. Y lo más gracioso de
todo es que el embajador Luis Polo consiguió una corriente de viva simpatía
hacia España tanto en las esferas oficiales como en la opinión pública alemana
junto al convencimiento de que el rey Alfonso XIII estaba personalmente del
lado del Kaiser Guillermo II. Alemania
quería la estricta neutralidad de España y España, oficialmente, la exhibía. Es
más, se permitió un inusual tráfico de mensajes regios a cargo de submarinos
hasta que en febrero de 1917 Alemania intensificó la guerra submarina y empezó
a atacar barcos españoles[2].
Un hecho poco señalado de la IGM es lo del túnel ferroviario de Canfranc (Túnel
Internacional de Somport[3]). En
1908 comenzaron las obras y cuando
estalló el conflicto el túnel estaba completamente horadado y… sirvió para pasar de todo a Francia
lejos de la vista de posibles espías. El túnel se inauguraría finalmente en
1922 y entraría en servicio en 1928, pero durante
la IGM fue un importante cordón umbilical España-Francia. No estaban
tendidas las vías, pero los 7.875 metros eran realizados casi a diario por
mulos cargados con distintas mercancías. En más de una ocasión, política de
guerra, se habló de contrabando, cuando -en realidad- era una práctica
establecida como apoyo a la Entente. Es más, tanto el fuerte militar del Coll de Ladrones como la Torre de Fusileros hacían prácticamente inviable tal práctica: el
Ejército español controlaba la vía de comunicación. Pero, sin lugar a dudas, el
tráfico por el túnel ferroviario de Somport fue una nimiedad frente al tráfico
que generó la Comisión Interaliada de
Compras en España.
La verdad es que aquella
neutralidad nos vino bien: transformó Madrid en un centro favorable para la
realización de negociaciones diversas (después de haber sido un nido de
espías); el servicio diplomático español asumió la representación de un número
creciente de beligerantes al irse extendiendo el conflicto; y el Rey Alfonso
XIII organizó personalmente una oficina para el socorro y cuidado de las
víctimas de la contienda, mediando para obtener garantías sobre los presos de
guerra.
En mayo de 1919 se celebró la Semana de España en París como
agradecimiento de la “neutralidad” Española durante la Guerra.
PD. Estos días de efervescencia nacionalista catalanista también
se habla de la aportación de 10.000 voluntarios catalanes (incluso se llega a
hablar de ¡¡20.000!!) a las tropas francesas para combatir a los Imperios
centrales… pero en los Archivos de la Legión
Extranjera Francesa sólo figuran inscritos -en 1914- 954 españoles (554 de incorporación tras estallar el conflicto y la
neutralidad española) que fueron adscritos al 1er Regimiento de
Marcha (RMLE).
[1]
el BOE es el heredero de La Gaceta de Madrid
[2]
En la madrugada del 19 de
agosto de 1915, el vapor Peña Castillo
fue echado a pique en apenas quince segundos por el impacto y posterior
explosión de un torpedo lanzado por un submarino alemán no identificado. Veintiún
tripulantes españoles hallaron la muerte; fueron las primeras víctimas de
nuestro país en el conflicto. En total fueron unos 100 los mercantes y
pesqueros (entre 139.000 y 240.000 TRB) hundidos (no hay referencias a
submarinos alemanes en todos los casos), con unas 1.000 víctimas.
[3]
Hoy, Laboratorio Subterráneo de Canfranc (LSC)-Astrofísica de Partículas,
Universidad de Zaragoza; el único que hay en España. Estudia la materia oscura,
los neutrinos y las partículas elementales.
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