Sí, Siria es que se las trae. En la década 1946-56 tuvo veinte gobiernos diferentes y redactó cuatro constituciones, se metió en la
guerra árabe-israelí de turno y se integró en el socialismo árabe. En 1956 vio como la Crisis de Suez fue resuelta por superioridad militar y se abandonó
en brazos de la URSS llegándose a
una escalada de la tensión nunca vista entre Siria-Turquía (en realidad,
URSS-OTAN). El asunto de Alejandreta
(que recordarán de algún pasaje de Indiana Jones y que es hoy la Iskenderun turca) aún pesa; los turcos
dijeron que era suya en 1939 y se la quedaron por las bravas. Siria insiste en
que es la mismísima Alejandreta que fundara Alejandro Magno: las Puertas
de Siria; los pilares de Jonás… pero eso es otra historia.
El caso es que la Siria que nos ocupa, en los años
cincuenta, hizo experimentos políticos de supervivencia de todo tipo, hasta -como
contamos ayer- federarse con Egipto
entre el 1 de febrero de 1958 y el 28 de septiembre de 1961 en que un golpe de
Estado los separa. Vive entonces como República
Árabe… sumida en una sucesión de golpes de Estado, uno tras otro, hasta el
8 de marzo de 1963 cuando el Partido Revolucionario Socialista Árabe (Ba’ath) da el definitivo y monta el Consejo Nacional del Comando Revolucionario
(¡Olé!) que ideó la federación Egipto-Siria-Iraq
y que duró lo que duran dos peces de hielo en un güisqui on the rocks, pues al Ba’ath iraquí lo sustituyeron los
británicos por allí y convencieron a los egipcios de que mejor no; y otra vez
se quedaron los sirios en nada.
Y siguieron buscando más alianzas panárabes mientras se
sucedían nuevos golpes de Estado de jóvenes militares socialistas radicales (1965
y 1966) que querían mejoras… hasta que Israel (1967) les ocupó los Altos del
Golán… y muy jodidos se quedaron.
Y en esas que el que era ministro de Defensa en 1970, Hafed al-Asad (militar del Aire), dio el “refinitivo” golpe de Estado y mantuvo las riendas del poder durante
casi 30 años, siendo sucedido, a su muerte, por su hijo Bashar al-Asad, al que la Primavera Árabe no le hizo ni
pestañear. Hafed al-Asad ya mostró “su talante” cuando ocupó el Líbano (1976), con el pretexto de
pacificarlo, o asoló la ciudad de Hama
(1982) para sofocar un presunta revuelta suní. Y comenzó la diáspora siria.
La Revolución de los Jazmines (2011) ya
le pilló a su hijo Bashar, quien no dudó en contenerla, al principio, y
reprimida después. Los dos socios de al-Asad -Rusia y China- han
apoyado (o han sido indiferentes) a las prácticas de gobierno que daba estopa a
todas las etnias que pululan por allí. El ataque
químico a los kurdos (septiembre de 2013; con el que iniciábamos el Post de
ayer) casi pone a todos de acuerdo en una intervención, pero Rusia estaba muy
firme en Tartus, la antigua Tortosa de Ultramar (cosas de algún
descendiente de almogávares en la Primera Cruzada).
Uno de los complejos turísticos sirios en el Mediterráneo (Oficina de Turismo de Siria:http://www.syriatourism.org/index.php) |
El caso es que, digamos que, en el Circo Mundial las payasas Democracias Occidentales y las bufonas
petromonarquías apoyaron la insurgencia civil, que de civil sólo tenía el
apellido para la guerra que de verdad libraban y, casi sin saber cómo se les
cuela el DAESH en el lío gracias a
las tremendas envidias tribales, que aún perduran en aquél territorio, aunque
muchas tribus, etnias y familias enteras veranearan, como las tropas rusas y
los asesores chinos, en Latakia, Ras al-Bassit, Jablah o Baniyás, en
fantásticas playas mediterráneas, y vistieran trajes caros de boutiques
occidentales.
El caso es que para
mandar en Siria hay que ser musulmán (Constitución dixit) y los demás
musulmanes, países y ciudadanos árabes, pasan muy mucho de Siria. ¿Por qué no marchan los sirios a los inmediatos
países árabes cuando huyen de la situación? Pues…
Unos dicen que es que entre los que huyen hay muchos
partidarios de el-Asad que irían a desestabilizar los países de acogida (es
que, ¡oiga!, llama la atención de que el 69’8% de los refugiados ¡son hombres! que
viajan solos y el 13’3% son menores que también viajan solos; las familias,
carne de telediario, son el 17’9%)[1],
otros dicen que también hay mucho paro y problemas sociales en ellos (no es oro
negro todo lo que reluce) y hasta hay quien dice, y con razón, que alterarían los equilibrios demográficos.
¡Coño!, pues como en Europa. Pero los
países árabes se cierran en banda, mientras Rusia y China juegan
inmisericordemente “con las familias” que salen de Siria con lo puesto.
Luego también está que los sirios que, por muy refugiados que quieran
considerarse, prefieren refugiarse en Europa que con los parientes árabes.
Gilipollas no son. Resulta que los parias del mundo árabe son los que habitan Bilad el Cham; entiéndase sirios,
libaneses, jordanos y palestinos; los que rodean a Israel. Y los ricos árabes
no quieren a los de Bilad el Cham.
Algún espabilado me saldrá replicando con que es que los
países árabes, en su inmensa mayoría, no han firmado la Convención sobre el Estatuto de Refugiado (1951) y no “entienden” de esa figura, con lo que exigen visados para entrar (¡vaya!); y
los sirios salen a la carrera sin pedir visado (¡qué cosas tienen estos sirios!).
Y otros me dirán que es que los países árabes ya hacen mucho; que vienen armando
a los que combaten a al-Asad y al DAESH y que con eso ya han contribuido; que
han tenido hasta algún decapitado. En BBC news contaron que los sirios sólo
pueden viajar por la cara a Argelia, Mauritania, Sudán y Yemen; con visado a
muchos países, y por las bravas, a Europa.
¿Y de qué vivían antes de todo esto los sirios? Pues de los derechos del paso del petróleo por su
territorio. Bueno, de eso vivía la familia al-Asaz y alguno más del
régimen. El resto lo hacía de una débil industria
textil (lana, de su gran cabaña ovina; vamos, mucho pastor nómada y no
tantos rebaños como parece), algo de metalurgia y cemento, y la minería: gas natural, sal gema y fosfatos en
la mitad del territorio que es absolutamente improductiva agrícolamente. La
mitad productiva produce trigo, legumbres, hortalizas, remolacha, tabaco,
algodón, agrios, frutales de hueso (como si estuviéramos en nuestro Levante) y
la industria alimentaria produce cerveza, cigarrillos y azúcar. Vivían incluso del Turismo, su costa es
atractiva y su pasado y sus ruinas, más… si los del DAESH no se están
quietecitos con la pólvora.
El caso es que esto se está complicando mucho más desde la
guerra civil porque los combatientes árabes-kurdos-drusos-etc. de un sinfín de facciones disparan contra
todo lo que se mueve… y luego llega el DAESH rebanando. Lo tienen mal.
El caso es que Rusia
controla ya buena parte de la acción de Gobierno de por allí y, por lo que
sea, nadie osa a meterse en el avispero.
La madre del cordero la reveló el
diario Al-Watan, partidario de la
familia el-Asad, cuando informó en agosto pasado de que los rusos ya construyen
su segunda base operativa en Siria, en Jableh,
otra ciudad costera, y que el 15 de septiembre se reunirán los de la Organización del Tratado de Seguridad
Colectiva (el invento ruso de contrapeso a la OTAN en aquella zona) para
decidir qué hacer en el conflicto. Y hasta entonces, nada.
Y la cordera (la madre del cordero): Putin se sale con la suya y tiene bases en el Mediterráneo (lo que
no consiguieron ni los zares, ni los bolcheviques), de los refugiados nadie habla por ese sector del planeta, los
árabes no quieren ver a ningún piloto militar prisionero degollado y Francia y Reino Unido, los principales culpables de hacer las cosas mal hace
casi un siglo, sienten peso en la conciencia y ya ha comenzado a barrer la casa
(fotografiar objetivos). Y mientras tanto los refugiados que siguen llegando a
Europa, pero no tocan a la puerta de Putin, ni a la de los hermanos árabes, ni
a la de Xi Jinping; que China está en todo esto a la chita
callando. Y es tan culpable como todos. Los yankes, y sus drones, hacen lo que
pueden: joder. Es que el lío está muy
lejos aún de la costa de Florida; mucho más que de la costa de Cádiz. Por cierto, ¿han visto los resultados de
las últimas “municipales” (04.09.2015) en Marruecos? Pues ojo.
Mientras tanto, Europa poniendo la otra mejilla agobiada por
las imágenes del telediario, mientras el Circo Mundial se descojona y algunos
sirios lo pasan mal, muy mal.
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