Esto, que… Pasó por Los cafés del Meliá Paco Bou Llambrich, benidormer.
Con eso ya está dicho todo: benidormer.
Paco es un “recopilador de historias de Benidorm”.
Por eso vino a la tertulia. Él investiga, busca y rebusca en red, historias y
cosas de Benidorm. “No soy historiador, ni lo pretendo”. Así, contundente y
marcando territorio, se presentó en el Meliá Benidorm.
Al menos cinco libros, cinco, de los que sólo uno ha visto
la luz. Primero compiló el árbol genealógico de los Bou y los Llambrich y luego
se dedicó -9 meses de investigación en el Archivo Parroquial- a la “Gent
del Poble”, que ahora mismo amplía porque lo suyo es un ‘sin cesar’.
Luego llegó, y público (a cargo de su bolsillo) “Benidorm, Historia, datos y
anécdotas”, que lo suyo le ha costado vender los mil ejemplares que
encargó. Es que, llegamos a la conclusión -con él en la tertulia- de que, “la
gente de Benidorm no compra estas cosas”. Y hasta salió una voz planteando
que el Ayuntamiento los editara (ja, ja, ja…) y estuvieran en las Oficinas de
Turismo a la venta.
Y ahí Paco nos relató su odisea.
Se presentó un buen día con el libro para ver si al
Ayuntamiento le interesaba publicarlo y… Sí que, resulta que, pudiera llegar a
interesar; pero escrito en valencià
normatiu (valenciano normativo). Y en eso, Paco no entra. Él habla (y
escribe) en el valencià de siempre, en el valenciá de la gent, en el valencià
del carrer: el que dice “fogueres de Sant
Chuan” y llama “Elig” -que se
pronuncia como Puig- a la que otros llaman “Elx”.
Y por ahí no pasa. Así pues, ahí están -esperando a que El Corpus caiga en viernes-
“Benidorm
en la prensa antigua. 1800-1940” y “Pinet el bandolero”. Y me
temo que ahí seguirán. ¿Puede interesar la vida del último bandolero de la
Comarca? Pues sí; “Pinet” iba haciendo de las suyas con “el Bou”, que debía ser
uno de sus antepasados, y Paco lo cuenta en su librito.
Nos contó que se metió en esto “cuando Galiana contó que Benidorm
tenía una historia no escrita” y él se propuso, si no escribirla,
sacarla a la luz. Y, doctores tiene la Iglesia.
Como divisa, presume Paco, mantiene el “evitar tergiversar y manipular la
historia”. Y eso le retrata: dos libros aún sin publicar. Pero él se
mantiene en toda su dignidad. Y casi eso mismo vino a pedir cuando sacamos a
pasear la polémica sobre el escudo de Benidorm y la propuesta pseudo histórica
de Compromís. Paco rebatió todas y cada una de las particularidades de los
cuarteles del escudo propuesto y se mantuvo, como nosotros, en mantener el
actual.
Nos contó cosas de Benidorm: que si en 1927 un tiburón de 15
metros destrozó la almadraba de La Vila y al final lo capturaron en la de
Benidorm (¡Por Dios, Paco!, que no se entere de lo tiburón la prensa británica
que se olvidan de la fecha y lo colocan en uno de sus panfletos en portada y
nos joroban lo que queda de año). Aquí, contó, le hicieron “la autopsia” al
selacho y le encontraron dentro “un perro de terranova, dos delfines y un
fardo de ropa”.
Nos contó historias de los corsarios de Benidorm. Aquí
aprovecho para reivindicar, al menos, un lugar preferente para los Corsarios de
Benidorm. Una plaza; aunque yo preferiría una calle para cada uno de ellos. Ya
lo conté: de corsarios de Benidorm hay 9
legajos completos, 18 expedientes extraordinarios y hasta 41 nombres en la
Sección Corso y Presas del Archivo General de Marina. ¿Se imaginan?:
Avenida del corsario Juan Bautista Pérez, “Batistilla, “Hijo del Trueno”. Un
puntazo. Pues de “Batistilla” nos contó aventuras Paco Bou. Y de los Bayonas y
su jebeque “Santa Faz”. Y así
llegamos a otras historias con Bayonas: con Antonio Bayona Gallart. ¿Será ese
el Abd-el-Kader
argelino? Nos contó la aventura del Cabo 3 Forcas, la emboscada y las
relaciones de este personaje con los Bayonas de por aquí.
Con Paco Bou se puede
hablar de todo; y de todo hablamos. Un buen rato nos dedicamos al topónimo “Benidorm”. Yo me quedo con la
investigación de Mª José Rubiera y Mikel de Epalza, pero Paco mantiene vivas
sus investigaciones en las costas catalanas (castrum benidormesis, 1041), en el
Binidorm mallorquín, en los Beniderm marroquíes y en los granadinos de Beni dAurum,
del río Darro… pero yo me voy a mi colega Yuqut al-Rumi (geógrafo de pro) que
contó por entonces que al río Darro se le llamaba Alcolzon y que Harat Darro
es una mala interpretación moderna. Pero ahí está Paco, Paco Bou, aflorando
estas cosas y haciéndonos cavilar. ¿Y quién le quita la razón? Él despeja
balones y alguno habrá que los sepa cabecear.
La cosa se fue calentando con Serra Gelada: “Serra
Gelà”, sentenció Paco. “En valencià solo hay dos estados: calent y
gelat”. Y a ver quién le rebate eso. La toponimia valenciana ocupó un
buen rato de la tertulia. Como el Tí Chimo, su tatarabuelo; que él se
niega a que le llame Ti Ximo, con equis. Y llegamos hasta al primer Bou que
llegó a Benidorm, nacido en Beniardá, y que vino como médico titular allá por
1815. Y se casó con la sobrina del corsario “Batistilla”.
Paco está en Facebook y cada día nos sorprende con el fruto
de sus averiguaciones; tiene un canal en You Tube con películas y recopilación
de No&Do’s de Benidorm… Paco echa y echa horas detrás de la pantalla de su
ordenador porque sabe que “Benidorm tiene una historia no escrita en
libros…” y quiere sacarla a la luz.
Fue un café de los de hacer historia.
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