Nada; un retrasillo por una “excursión” al Cap i Casal,
donde todo sigue igual… y vuelta a empezar. Y en cuanto empezamos a crecer en
esto del Turismo… se dispararon los problemas. ¿Morir de éxito?; ¡nunca! Lo del
éxito en turismo significaba más gente, lo que se traducía en necesidad de más
agua, mejor gestión de los residuos (que aumentaban) y más de todo… más
servicios en general. Hasta en Sanidad.
Sanidad y Transportes eran las deficiencias tradicionales de
la Historia de España. En los años 60, como en los 40 o en los años 20 (por no
salir del siglo XX). Y si ya estaba justita (o mal) durante el invierno la Sanidad,
cuando en las zonas turísticas se duplicaba (triplicaba o quintuplicaba) la
población durante el verano… ni te cuento.
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La Manga (del Mar Menor); 1963 |
En 1963, el equipo de Fraga planteó y consiguió que las
situaciones surgidas de la aceleración demográfica veraniega fuera atendidas
(estudiadas y en la mayor parte de los casos no resueltas) por una comisión de
expertos. Los excesos demográficos por inmigración e industria, menos
cuantiosos, solían encontrar mayor apaño que los turísticos, ocasionales y
explosivos… de muchas pesetas de inversión. Turismo apoyaba los trabajos de la
comisión de expertos porque “mejoras en
sanidad atraían la afluencia de capitales extranjeros”.
El alcantarillado, cuenta Pack e imaginamos cómo de
complicada sería la cosa, era muy deficitario en líneas generales en casi toda
España; imagínense en los sitios turísticos. “En Benidorm -reseña Pack en el libro- la delegación local de la CCS[1] informaba en 1964 de que el alcantarillado
sólo daba servicio al dieciocho por ciento de la población”. El urbanismo
público iba más lento que el desarrollo turístico.
No obstante, el 10 de mayo de 1965 se puso en marcha un
ambicioso Plan Urgente de Trabajos de
Saneamiento en Localidades Turísticas
que actuó en 73 ayuntamientos turísticos de España[2] y
a los pocos días operaba otro plan para carreteras[3]
que se lo comió el Plan Redia (de mejora de grandes itinerarios) y los accesos
a las grandes ciudades. Hasta 1968 no llegaría el primer Plan de Carreteras
para el Turismo… cuyo importe íntegro se destinó para las carreteras de las
zonas montañosas del Interior… en un alarde de inteligencia.
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Atardecer en Sanlúcar |
Hasta que Gonzalo Fernández de la Mora no llega al
Ministerio de Obras Públicas -en 1970- no se atendieron las necesidades de la
comunicación de los municipios turísticos y se pusieron en marcha las potencialidades
de aeropuertos como el de Alicante (04.06.1967) que, como el de Gerona o el de
Almería (abiertos también a finales de los años 60) seguían peleando por
conseguir autonomía en vuelos chárter y explotar todas sus posibilidades. El de
Alicante, en 1970, consiguió operar “160
rutas chárter planificadas” y en 1971 ya había superado su capacidad
operativa inicial (establecida en 1’2 millones de pasajeros/año); para 1972 ya
disponía de nueva terminal, con sucesivas ampliaciones en 1975, 1978, 1988 y
1996[4].
Ya entonces se hacían tonterías, porque el aeropuerto de
Almería se construyó sólo porque ENTURSA había programado una operación
urbanística en Almería y… el caso es que se hizo. Cuando se abrió, ni una sola
compañía mostró interés en operar en él. En cambio, el aeropuerto de Ibiza se
las vio y se las deseó para salir adelante; sólo se le contemplaba como
complemento al mallorquín. La demanda de vuelos a Ibiza hizo reconsiderar
posturas a las autoridades y, al final, se consiguieron las instalaciones necesarias.
No pasó lo mismo con la isla de Menorca: la próspera industria de artículos de
piel y la labor ecuménica antiturística tanto del obispo Bartolomé Pascual
Marroig, como del administrador apostólico Álvarez de Lara casi la sacan del
mapa del turismo.
Como hemos visto en las dos últimas entregas, en todos estos
años Fraga y su equipo hicieron mucho, pero se comieron muchos sapos. No sabría
yo decir si salieron victoriosos con el 51% o con el 50’1%. Fraga, que iba de
político liberal en el seno del Régimen, estaba ya hasta las narices de las
continuas cortapisas: su equipo estaba harto de embestir molinos y de ver que
no todos entendían las bondades del turismo. Total, que cuando estalló el
escándalo Matesa (1969) se lanzó al abordaje de quienes le iban torpedeando…
pero eran muy poderosos… Y Fraga salió del Gobierno.
La “conciencia
turística” que había querido inculcar Fraga, el considerar al turismo como
una “empresa nacional” estaba aún
fijada con alfileres en el ideario gubernamental. Es que ni siquiera el
No&Do se ocupaba del turismo como se debiera haber ocupado. La referencia
al número de noticias por año es desalentadora: hasta 1962, “uno de cada cincuenta documentales del
NO&DO se basaba en el turismo”; desde la llegada de Fraga al Ministerio
“uno de cada once”.
Es que ni siquiera en los estudios de turismo prestamos
interés. El primer especialista español fue José Ignacio de Arrillaga. “El
turismo en la economía nacional” (1955) fue un aldabonazo en la puerta del
Estado que muchos tuvieron en su manos, varios hojearon y alguno hasta leyó.
Ahora es un “incunable” de la prehistoria turística española; casi tanto como
el de su compañero Luís Fernández Fuster,
“Teoría y Técnica del Turismo”
(1967). El primero oficiaba en la Universidad de Madrid y el segundo en la
Escuela de Periodismo. En la Universidad de Barcelona también se estudió el
turismo, en seminarios, al iniciarse la década de los 60. A pesar de quedar
reducido a seminarios, en la Universidad se tenía muy claro: el sol propiciaba
buena parte del proceso y el resto lo ofrecía la coyuntura que podíamos
disfrutar. Vamos, que -a pesar de los políticos- el turismo iba a más.
En 1965 se contaba ya por todas partes que “España se halla este año en camino de batir
todas las marcas conocidas de afluencia turística a través de sus fronteras…”
como así fue. La conclusión: “España es
un país abierto donde todos los forasteros se sienten en su ambiente”.
[1]
Comisión Central de Saneamiento, dependiente del Ministerio de la Gobernación y
dirigida por Enrique de la Mata Gorostizaga, quien en el 2º Gobierno de Adolfo
Suárez, como ministro de Relaciones Sindicales, orquestó la libertad sindical
en España.
[2]
Dotado con 2.400 millones de pesetas
[3]
Dotado con 79.000 millones de pesetas
[4]
Nuevo edificio terminal en 2011, con capacidad para 20 millones de
pasajeros/año. [10 millones de pasajeros en 2014 y 10’5 en 2015]
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