Ha comenzado el año con noticias de China y cosas de chinos. Por un lado teníamos lo de los aromas de
libertad con la protesta de los plumillas chinos en demanda de libertad… y me
he acordado de Mafalda y su amiguita
Libertad.
Hace un rato he leído que “Los periodistas chinos que
protestaban por la censura llegan a un acuerdo con las autoridades”… Y
se acabó la cosa. Lo único que ha quedado, al final, es que el director de The Beijing News ha dimitido; ha sido
consecuente con la brisilla de libertad que se movía. No quiso publicar el
editorial que respalda el control del Gobierno chino sobre los medio y ha
cogido el portante.
Su periódico es del mismo grupo, Nanfang, que edita el semanario que prendió la mechita, Southern Weekly. Total, para nada. Los
del semanario han vuelto al trabajo, sin sanciones -se dice en la nota oficial-
y él ha vuelto a casa; le han dejado tirado. Dai Zigeng, que así se llamaba el director, expuso el tafanario y…
a casa; con la cabeza muy alta, pero a casa.
No ha sido ésta la única noticia reseñable de China a
comienzos de año. Otra, ha sido el anuncio oficial de “la renuncia a la práctica de la reeducación por el trabajo” y más
de uno se ha vuelto loco de contento y en la prensa española se ha anunciado el
final de los LAOGAI (Laodong
Goizao), literalmente reeducación por el trabajo, cuando en realidad se trata
del final del sistema LAOJIAO
(Laodong Jiaoyang) que se centra en la “reeducación
por el trabajo” de personas con “delitos menores” (drogas, prostitución,
pequeños disidentes políticos y miembros de minorías religiosas).
Para terminar en una instalación del Laojiao no se requiere sentencia judicial, ni juicio, ni es
necesario notificar la detención a la familia y “la condena” es de 1 a 3 años,
prorrogable a un cuarto. A trabajar más de 12 horas al día y a escuchar
sermones, por una mísérrima paga de unos 100-120 yuanes/mes (10-12 €/mes)
He leído por ahí que el progubernamental China Daily, en 2007, cifraba en 310
las instalaciones de Laojiao, con 500.000 internos; las fuentes no oficiales
elevaban esa cifra a los 2 millones. En ellos se trabaja duro y se les reeduca;
se les come el tarro.
Está bien que cierren esos campos, pero… mantendrán los Laogai, que configuran el llamado Gulag chino. Se estima que hay más de
mil Laogai con cerca de 4 millones
de presos condenados a larguísimas penas… que suponen una enorme y barata
fuerza de trabajo (10 yuanes al mes; alrededor de 1 €) que contribuye al PIB
chino. “No hay quien compita con los 4 millones de trabajadores esclavos de los
Laogai chinos”, le leía hace un par de días, en el Forum Libertas, a P. J. Ginés.
En Amnistía
Internacional hay algunos relatos que te dejan sin palabras; la Laogai Reasearch Foundation viene
documentando, desde 1992, todos los testimonios que recoge; “Vientos
amargos”, de Harry Wu, no
deja indiferente… Seguro que hay más ejemplos, pero el informe sobre lo güeno y lo peor de China lo hice en 2009
y no sé por dónde andarán las notas
Yo le pediría a mis compañeros plumilla de prensa, radio, medios
digitales y tv que cuando redacten una noticia de un país lejano y bastante
desconocido, como China, pongamos las letras que son… donde son. La noticia es
buena, pero no es lo mismo el Laojiao que el Laogai… y sobre éste no se dice
nada
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