Buscando en el Daily Mail (MailOnline) una noticia sobre un informe del Met Office (Servicio Meteorológico Nacional del Reino Unido) y eso
que llaman cambio climático (que terminarán por convencerse que no es lo se
creían y voceaban los calentólogos) y
me he dado de bruces con doña Ángela
Ruiz Robles (1875-1975).
Y… ¿qué hacía una maestra de Villamanín (León) que ejerció
en El Ferrol (A Coruña) en las páginas de Ciencia del MailOnline?
Pues resulta que doña Ángela es, dicen -tanto el
tabloide digital británico, como en el Museo Pedagóxico de Galicia (MUPEGA) y
la Facultad de Informática de la Universidad de Granada-, cuando menos, la precursora del e-book.
Así, sin más: doñaÁngela inventó en 1949 una enciclopedia mecánica que es lo más parecido a
uno de estos dispositivos modernos con tinta perla. Y con un par, lo construyó en el Parque
de Artillería de El Ferrol; para que luego digan del ingenio y los
medios de los españoles. Patentó su invento el 7 de diciembre de 1949 (Patente
número 190.698).
Los británicos se preguntan: “¿Fue este el primer e-reader?
Profesora española inventó el estilo de la tablet Kindle en 1949 para evitar
que sus alumnos llevaran los pesados libros”. “Tenía planes para agregar sonido,
luz de lectura y una calculadora…”, “pero no pudo encontrar apoyo
financiero para su innovador proyecto”.
Bueno, en el 49… llevarían aquellos niños, por todo llevar,
una Enciclopedia Álvarez y algún
cuadernillo Rubio, que pesar…
pesaban lo justito. Luego la escusa aducida para inventar el invento, lo de evitar
que los niños llevaran peso… pues como no; como no esgrimiera indirectamente que
la flojedad de aquellos educando fuera por el hambre que arrastraban, pues no
sé yo.
El invento, dicen, del tamaño de un libro, funcionaba con
carretes, que se podían recargar con distintas materias y cuestiones, y aire
comprimido. Pero los que de esto saben, dicen que daba mucho de sí y tenía
futuro. He encontrado incluso una descripción: “Abierta,
consta de dos partes. En la de la izquierda lleva una serie de abecedarios
automáticos, en todos los idiomas: con una ligerísima presión sobre un pulsador
se presentan las letras que se deseen, formando palabras, frases, lección o
tema y toda clase de escritos. En la parte superior de los abecedarios lleva a
la derecha una bobina con toda clase de dibujo lineal, y en la de la izquierda
otra con dibujo de adorno y figura. En la parte inferior de los abecedarios, un
plástico para escribir, operar o dibujar. En la parte interior, un estuche para
guardar asignaturas. En la parte de la derecha van las asignaturas, pasando por
debajo de una lámina transparente e irrompible, pudiendo llevar la propiedad de
aumentos, pueden ser estos libros luminosos e iluminados para poder leerlos sin
luz. A la derecha e izquierda de la parte por donde pasan las materias lleva
dos bobinas, donde se colocar los libros que se desee leer en cualquier idioma;
por un movimiento de los misma van pasando todos los temas, haciendo las
paradas que se quieran o queda recogido. Las bobinas son automáticas y puede
desplazarse del estuche de la Enciclopedia y extenderse, quedando toda la asignatura
a la vista; puede estar sobre una mesa (como los libros actuales) o
perpendicular, facilitando comodidad al lector, evitando con ello gran número
de esfuerzos intelectuales y físicos. Todas las piezas son recambiables.
Cerrado, queda del tamaño de un libro corriente y de facilísimo manejo. Para
autores y editores el coste de sus obras se aminora considerablemente, por no
necesitar ni pasta ni encuadernado y queda impresa de una tirada, o cada una de
sus parte (si consta de varias), resultando este procedimiento un bien general”.
Vamos, la repera.
Indudablemente,
dicen los que saben del invento, hizo la lectura más asequible a través de la
maquinita y sus bobinas, y tenía múltiples posibilidades de desarrollo.
Y la
verdad es que de ahí no pasó la cosa. Realizó dona Ángela otros varios
inventos pedagógicos más, pero ninguno pasó de la fase de prototipo. Pedir
dinero para desarrollar uno de aquellos artefactos -como la “enciclopedia
mecánica”- en la España de 1949 era misión más que imposible y…
Naturalmente que no le dieron ni un duro, pero sí innumerable medallas
(nacionales e internacionales) y lazos de aquellos (1947, 1952, 1956, 1957,
1963, 1964, 1968, 1970…) pero nadie movió un dedo para desarrollar alguno de
sus inventos. El Ayuntamiento de El Ferrol le ha dedicado más de un homenaje;
menos mal.
Lo
que sí que tengo claro es que -en cuanto pueda- peregrino a Santiago de Compostela,
al MUPEGA (Museo Pedagóxico de Galicia) para ver este e-book de 1949.
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