En 1975, sabiendo
que en la ONU se trabaja por la prohibición de todo intento de
manipulación climática con fines militares, a marcha forzada lo rusos ultiman
su propio programa de ondas ELF que -de
las comunicaciones interceptadas por los servicios de inteligencia- parece que
se denominó “Proyecto Carpintero”
(incluso “la señal de Moscú”/ “The Moscow Signal”) y que a partir
de entonces en los medios de comunicación occidentales se llamó “Carpintero
Ruso” (The Russian Woodpecker).
Entre julio de 1976 y diciembre de 1989 la frecuencia se
pudo captar en todo el mundo; especialmente en los EEUU que estaban más
obsesionados con ella. ¿Por qué se emitía esa señal tan aguda?
Instalaciones Duga-3, hoy abandonadas |
Mediados los 90 se supo que la producían los equipos Duga-3 de la red de alerta temprana de
misiles, ubicados en Ucrania (muy cerca de la central de Chernóbil) y
aparecieron libros conspiranoicos que mezclaban aquella señal tanto con los
períodos de sequías en la costa Oeste de los EE.UU. como con una operación de
control mental. Parece ser que en la ciudad de Eugene (Oregón) aquella señal, que interfería las ondas de radio,
causó estragos entre la población[1].
Una vez más estamos en una dualidad de resultados: alteración climática y/o
control mental (¿?)
Se habló mucho de la Guerra
Invisible; es que la CIA puso en marcha el Proyecto Pandora (Radio Remote Brain Manipulation; alteración de la
mente a distancia[2])
para replicar las ondas recibidas de los rusos. Aquí ya nos perdemos en la
conspiranoia y las series B de TV. Aquí entra en liza el neurofisiólogo español
José Manuel Rodríguez Delgado[3]
y el control mental de los toros de
lidia en España. Si es que no podemos sacar los pies del plato: se lía la
cosa
Se sucedieron después unos años donde aún es casi imposible
discernir entre la investigación científica y la elucubración maquiavélica de
episodios de ciencia ficción. Lo único cierto es que la propuesta EMMOD -prohibición del uso de técnicas de modificación
ambiental con fines militares u otros fines hostiles- paralizó un poco la escalada que estaban llevando a cabo las dos
superpotencias. En los años siguientes aparecerán innumerables estudios
contando todos los males generados por esa carrera por lanzar las ondas más
gordas de más baja frecuencia y las escaramuzas de supuesta modificación climática. Se confunden ambas cuestiones.
En esa faceta de indefinición del proceso llegará el
concepto de Geoingeniería como ingeniería climática. Surgirá de las
teorías científicas que formulan técnicas cuyo objetivo es influenciar, más que modificar, el clima del planeta.
Muchos apuntan al físico italiano Cesare
Marchetti como padre del “palabro”
Geoingeniería, pero… yo no he
encontrado aún nada para otorgarle el título de padre putativo. Eso sí,
Marchetti (físico y analista de sistemas) fue uno de los primeros en plantear
soluciones técnicas respecto al hidrógeno y la energía (1969) y al bombeo de CO2 en los océanos para
contrarrestar efectos en el clima terrestre (1977) justo el mismo año en que
se publicaron algunos datos sobre los efectos de viejos programas puestos en
marcha la década anterior. Es el caso del Proyecto
Skywater (siembra de nubes) y los
efectos del yoduro de plata dispersado sobre la nube en la vida animal:
situaciones de incapacidad temporal en seres humanos y mamíferos, aunque no hay
documentados daños crónicos.
En ese ambiente entrará
en vigor, el 5 de octubre de 1978, la prohibición de la guerra climática… a
partir de entonces todos los intentos de manipular el clima tendrán fines civiles, no militares. (¿?)
Utilizando las técnicas militares adquiridas hasta ese
momento, el Servicio Meteorológico de los EE.UU. con un sistema de datos
globales (GDAS) desarrolla el sistema AFOS (Automation of Field
Operations and Services), una red informatizada que registra los datos de todos
los observatorios de la red y los procesa conformado una mejor información
meteorológica.
Así, en 1979 se inicia el Programa HEAO (Observatorio Astrofísico de Alta Energía) y el
HEAO-1 escruta el cielo en banda LASS y ya el HEAO-2 lo hará a través de Rayos X. El nº 4 es el más eficaz de
todos, combina todos los anteriores y hasta trabaja los Rayos Gamma. Y también en 1979 el Servicio de Meteorología de la
Universidad de Illinois desarrolla el estudio NFS Grant ATM 79-05007 que analizó los posibles efectos de siembra de nubes sobre zonas áridas… para
concluir que “los resultados de este
estudio son comparables con los anteriores”. Demasiada expectación para tan
pobres resultados. Muchos dólares tirados a la papelera.
Y así terminará la década, con una extraña sensación de que hay un algo más en eso de los claros
intentos de manipulación climática y el haber llegado a un estadío superior
donde se mezclan la posible realidad y más auténtica fantasía pues con la
excusa climática, dicen, se iba en pos del control de las mentes. ¿Les
creemos? Es que, la verdad sea dicha, en todo este proceso no hay una prueba tangible más allá de conseguir que llueva un poco más
a costa de muchos dólares (o la moneda que ustedes quieran).
Tras la resolución
EMMOD y los informes de ineficacia y/o falta de rentabilidad de las iniciativas
y programas emprendidos, la década de los 80 comienza con la cancelación de veteranos programas sobre
modificación del clima emprendidos desde finales de los 50, especialmente
durante la década de los 60. El más famoso, a nivel de medios de Comunicación,
fue el Programa Stormfury tras 22
años de actividad. Lo único que habían
conseguido es convencerse de que la hipótesis inicial no era correcta. Se creyó en los 60 que sembrando con yoduro
de plata los ciclones se alteraría su estructura; pero resulta que no cambiaban.
El último vuelo tripulado fue en 1971; desde entonces se dedicaron a estudiar,
dentro del huracán, su evolución. Y eso sí fue interesante. Hasta 1983 sólo consiguieron demostrar una explicación
natural a todos los cambios que creían haber introducido en esas supercélulas.
Sus activos (aviones, equipos y personal) fueron trasladados poco a poco al Centro Nacional de Huracanes de la NOAA y los militares dieron paso a los
civiles.
[1]
En algunas casas de la ciudad se llegaron a medir radiofrecuencias de 4’75 MHz
y 1.100 ciclos/seg. sobrepasando en un millar de unidades lo normal; la gente
se volvía loca. ¿Cómo fue posible? Al principio culparon a una antena de la
Armada, en Dixon (California) pero un rastreo de la frecuencia llegó hasta los
equipos Duga-3 en Ucrania. ¿Cómo fue posible?, parece este fenómeno que solo
ocurrió en Eugene y sus alrededores.
[2]
Infundir terror y pánico entre las tropas enemigas y valor y entusiasmo en las
propias.
[3]
Malagueno que en los años 50 trabajaba para la Universidad de Yale; se le
ofreció volver a España para un estudio en la Universidad Autónoma (Madrid). De
trabajar para la Oficina de Inteligencia Naval (EE.UU.) pasó a hacerlo con
toros de lidia con resultados sorprendentes. Algún escándalo lo devolvió a los
EE. UU. donde fallecería en 2011 después de haber trabajando en iniciativas de
la Armada Norteamericana.
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