Qué manía: traernos cosas de Italia. Y, por favor, que no
acabemos como ellos.
Vale que el Derecho
Romano tiene sus cosas atractivas y no estuvo mal importarlo. Firme en sus
convicciones: al esclavo manumite y a la esclava “mite manu”. Pero más allá…
ni la pizza que no es más que un
invento mediterráneo clásico (en Grecia), aunque debo reconocer que los
italianos lo adornaron (queso, miel y hojas de laurel)., aunque también, en el
XVIII, la estropearon echándole el puñetero pomodoro, que ya por entonces era
rojo, y no dorado. Del tomate, yo, sólo en el Bloody Mary; aunque le
pido disculpas a Petiot porque yo paso de la salda Worcestershire.
Volviendo a Italia: toda la telebasura nos la hemos
importado de allí… y que me perdone el bueno de Ángel Moreno, que parió Tómbola,
por haber escrito este párrafo. Por cierto, Moreno acaba de sacar un libro contándolo
todo de aquella máquina de hacer dinero televisivo (y sus entresijos), pero es
que Tómbola, aunque abrió el camino, al lado de lo de hoy… no es telebasura.
Es que hasta lo de Manos
Limpias nos lo hemos traído de Italia: Mani
Pulite, por allí. Pero con una neta diferencia; allí, Mani Pulite era la
Fiscalía… y aquí Manos Limpias, con o sin el pequeño Nicolás, juega en otra
dimensión social.
La noticia de hoy/ayer -con 51 detenidos- por corrupción, me
ha hecho recordar Tangentópolis.
Bueno, el nombre te hacía despistar: Púnica.
Y, ¡zas!, te ibas directo a los punos-cartagineses y a las Guerras Púnicas… y
¡no!, que la cosa va de botánica; del Punica granatum que es un arbolito
frutal original del mismísimo centro de Asia, pero Linneo (Carl von Linneo) se hizo el sueco leyendo a Plinio El
Viejo: “En África, en los
alrededores de Cartago existe la manzana púnica, que algunos llaman granatum”. Y claro, Punica granatum. Y de ahí, como el más
visible del rebaño era el tal Granados, Francisco, pues Operación Púnica.
¡Bravo!
Es de Oscar de Hollywood lo del policía que pone nombre a
las operaciones estas. Lo de Francisco
Correa y Operación Gürtel es
igual. En alemán, correa (cinturón) se dice Gürtel… como Granados es Púnica… Y
sólo los más avispados sabrán en qué trabajamos. ¡Bravo!
Página 8 de La Stampa (18.02.1992) |
Y a lo que iba: Tangentópolis.
Aquello fue un palo al sistema -corrupto- italiano. Milán era Tangentópolis -la ciudad de las "tangenti"- al inicio de los 90. Expliquémonos: “tangenti”,
en Italia, es la “mordida” de por aquí; el “tifus”. Y por aquellos días allí
tocaban pelo, todos. La cosa comenzó por Milán, pero al dejar al afectado Chiesa delante de los leones, éste
cantó hasta la parte de los coros en La Traviata y 2,500 procesos y 1.233 condenas… y
todos los partidos políticos al traste. La cosa comenzó como una anécdota;
grave, pero anécdota, en la página 8 de La
Stampa (18.02.1992).
Lo dicho, a Mario
Chiesa le pillan con la 9ª “tangenti” en metálico (que de las
otras ocho nadie contó nada), Benedetto “Bettino” Craxi, el primer ministro
inventor del Craxismo (unificación de la izquierda italiana… y degeneración
moral por sobornos), lo pone en la picota, por corrupto… y Chiesa, abandonado
por los suyos, empieza a cantar toda la lista del Billboard Hot 100. Pero es que varios de los denunciados por Chiesa,
a su vez, hacen lo propio y cantan y cantan. Aquello parecía el Festival de San Remo por todo el país.
Total, que los italianos estallaron y
mandaron a la porra tanto al PSI como la DC… y les llegó la Lliga Norte con
Berlusconi, que no sabemos qué fue peor… porque lo que ahora tienen, Beppe
Grillo incluido… ¡ya me dirán!
Aquí, no sé si esto de ayer va a ser un afloramiento del Tangentópolis patrio. Sobre todo porque
allí le dio a más de un pez gordo por salir
del país rumbo al exilio (para no
sentarse en un banquillo) y a otros muchos pececillos les dio por suicidarse (hubo semanas de hasta 4)… pero nadie, como
aquí, devolvió el dinero de la “tangente” en la ciudad de la
mordida, Tangentópolis.
Allí, la mordida gorda se la llevó el PSI, aunque la DC le fue
a la par. Aquí, hoy, la mordida gorda la lleva el PP. Allí, llegó Berlusconi;
aquí nos puede llegar Iglesias… y
con la Iglesia hemos topado.
A mí me preocupa ahora cómo va a quedar en el imaginario
popular este país. Hace un par de años Yanki
Tsvetskov, en su Atlas de los Prejuicios, nos vio
(basándose en lo que le decíamos al ver al vecino) y así nos dibujó. ¿Cómo se
nos verá a partir de esta gota que ya ha colmado el vaso?
Bueno, pongamos una sonrisa final; que no toda va a ser malo
de toda maldad. Tsvetskov también se atrevió en base a ello a publicar dos
mapas más: la Europa actual (2013) y
la Europa futura (2022) donde
tiemblo ante el Merkelreich, el Imperio Catalán o el Valle durmiente andaluz.
Aunque esta previsión me reconforta. Ni sombra de Podemos…
con la que está cayendo. Fiesta, fiesta, queremos fiesta.
Europa actual |
Europa 2022 |
En fin, agárrense que vienen curvas.
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