En 1983, igualmente, se tuvo conocimiento del giro que en la
investigación sobre la manipulación del clima se daba con la introducción de partículas en la atmósfera
para reflejar la radiación solar. No era una novedad pero por primera vez había una base científica.
Reflectividad[1] y albedo[2]
eran dos parámetros barajados mucho tiempo atrás, pero poco trabajados. Hoy
sabemos que el albedo promedio del
planeta es del 30%; la nieve fresca refleja del 86 al 95% de la radiación
solar y el bosque caducifolio de hoja ancha sólo un 5%. Los océanos, del 5 al
10%.
Con ambos conceptos apareció una nueva hipótesis de trabajo:
“de toda la luz solar que atraviesa la
atmósfera cada año, sólo el 51% está disponible en la superficie de la Tierra”.
Y esa energía es la que calienta el planeta y la atmósfera inferior, fundir la
nieve, evaporar el agua y permitir el proceso de fotosíntesis en las plantas.
Del 49% restante, el
4% es reflejado por la superficie del planeta, el 26% está dispersa (reflejado
al espacio por las nubes y las partículas atmosféricas) y el 19% es absorbida
por los gases atmosféricos y por las nubes. Se abrían nuevos campos de
investigación… lo que es bueno. O no.
Y llegamos a algo que muchos estaban esperando (así me lo
han manifestado) desde que comencé esta serie de breves Posts sobre la posibilidad
de manipular el clima: las antenas del HAAR.
Pero… vayamos por partes.
Bernard J. Eastlund
(1938-2007) fue un físico del MIT,
doctorado en Columbia; casi el no-va-más. Con el Dr. William C. Gough) fue capaz de materializar la idea de la fusion
torch (la antorcha de fusión) que utiliza el plasma de alta temperatura
de un reactor de fusión para romper otros materiales y que resulta eficaz en
usos y fines sociales, económicos y militares: puede crear nuevas materias primas de todo tipo. Pero viene a
colación el Dr. Eastlund porque se le vincula con el HAARP; bueno, es que lo
parió y desarrolló 3 de sus licencias de trabajo.
El HAARP es el Programa de Investigación de la Aurora
activa de Alta Frecuencia (Hight Frequency Active Auroral Research
Program), es un ionizador atmosférico
(actúa sobre la ionosfera), y tiene el sambenito de arma geofísica y tiene una
réplica en el lado ruso: SURA. El
HAARP ha tenido su Post en este Blog… en agosto de 2010… Y no me quiero olvidar del EISCAT europeo (European Incoherent
Scater Scientistific Association), que es lo mismo pero en otra dimensión y que
se ubica en Escandinavia y en las Islas Svalbard, pero en Ramfjordmoen , cerca de Tromso (Noruega) tiene un calentador similar al
HAARP.
Instlaciones HAARP en Gakona, Alaska |
Lo más gracioso es que el HAARP -y todos los calentadores ionosféricos- arranca de los
trabajos publicados en 1903 por el
matemático inglés Edmund Taylor Wittaker
(1873-1956) y en los descubrimientos realizados por el físico Nikola Tesla (1856-1943) en el campo
del electromagnetismo. Los logros de
ambos los reunió el ingeniero nuclear norteamericano Thomas E. Bearden que trabajó para el Departamento de Defensa de
los EE.UU. planificando armas escalares
(ondas electromagnéticas).
El creador del
calentador ionosférico del HAARP fue el Dr. Eastlund y el funcionamiento del
HAARP se basa en la emisión de ondas electromagnética hacia la atmósfera…
2+2=4.
Pero no hay que dejar la cosa ahí. Las posibilidades del sistema son enormes desde seguir estudiando
la ionosfera a sustituir el efecto del pulso electromagnético desencadenado por
una explosión atómica a, dicen, controlar
el clima. (¿?)
Bernard J. Eastlund es el autor del libro “Métodos
y Aparatos para alterar una región de la atmósfera terrestre: Ionosfera y/o
Magnetosfera” (“Method and Apparatus
for Altering a Region in ten Earth’s Atmosphere: Ionosphere an/or Magnetosphere”)
donde, claramente, señala que “la modificación del clima es posible… por la
alteración de los patrones de viento atmosférico superior o la alteración de la
absorción solar mediante la construcción de penachos de partículas inyectadas
que actuarán como dispositivos lenticulares de enfoque concentrando o difuminando
la radiación”. ¿Lo han intentado?, ¿lo han conseguido?
El HAARP es capaz de
concentrar 1 wat/cm3, pero… ¿eso es suficiente?
Con ironía les cuento que el HAARP es sostenible; aprovecha
en gas natural infrautilizado en los yacimientos de Alaska para proveerse de
energía. Lo cierto es que es capaz de
generar ese espejo energético cuyo uso, en verdad, es desconocido para el
común de los mortales. Lo que sí
consigue es manipular la atmósfera, pero… ¿con qué fines?
El caso es que a partir del inicio del programa HAARP, aún
sin entrar en supuesto funcionamiento, se han multiplicado las ideas para su
utilización. James T. Early propuso lograr la disipación del 2% de la
radiación solar que recibimos, lo que nos costaría varios billones de
dólares, John Latham esgrimía un
proyecto mucho más barato aumentando la
reflectividad y longevidad de las estratocúmulos con el apoyo del HAARP…
HAARP para arriba y HAARP para abajo.
Pero el caso es que no hemos avanzado mucho más en ese
campo… o no nos lo quieren contar.
Y como nunca llueve a gusto de todos resulta que eso nos
permite entrever que tal vez lo estén intentando; pero conseguirlo, lo que se
dice conseguirlo… pues parece que no lo están haciendo. O sí.
Sea como fuere, con estas cosas -desde el HAARP- todo sigue
igual. Por eso me puedo ir hasta el libro de Tim Flannery “Aquí en la Tierra” (“Here
on Earth”) -que es de 2011-
y que abandona lo del electromagnetismo y sigue contándonos los muchos intentos
que siguen produciéndose para “cargarse” el Ártico… que sigue siendo la más concreta fórmula de manipular el
clima. Tim “detecta” que el Ártico es demasiado frío para ser habitado, impide
buenas rutas de navegación, sus frías aguas proporcionan duros inviernos en
muchos países y, finalmente, esa gélida situación dificulta extraer el petróleo
que hay bajo él… ¡¡¡con lo que estoy volviendo a Julio Verne y al primer post
de esta serie (4 de octubre)!!!…cqd.
Sí, cdq… como quería demostrar. Ya no sé si el clima se puede manipular, o
no. Lo único que sé es que muchos lo han intentado y, parece, que sigue yendo
a su bola; a su puta bola… Y, mientras
tanto, creciendo en la Antártida[3], que eso sí que es un continente.
Timoteo Fridtjof
Flannery, Tim Flannery, paleontólogo australiano -y activista
medioambiental- es ahora miembro del Consejo Independiente del Clima… y me ha
devuelto a Verne y al primer post de esta serie. Sólo sé que no sé nada[4].
[1]
Fracción de radiación incidente reflejada por una superficie.
[2]
Porcentaje de radiación que cualquier superficie refleja respecto a la
radiación que incide sobre la misma
[3]
Desde finales de 1970, el Ártico ha perdido un promedio de 53.900
kilómetros cuadrados de hielo al año; mientras la Antártida ha ganado un promedio de 18.900 kilómetros cuadrados. El
19 de septiembre de este año, por primera vez desde 1979, la extensión del hielo del mar antártico superó los 20 millones de kilómetros
cuadrados (20.140.000 km2), de acuerdo con el Centro Nacional de Nieve y
Hielo de los EE.UU. (National Snow & Ice Data Center - http://nsidc.org/).
[4]
Platón, en su “Apología de Sócrates”
cuenta: “Este hombre, por una parte, cree
que sabe algo, mientras que no sabe [nada]. Por otra parte, yo, que igualmente
no sé [nada], tampoco creo [saber algo]”
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