Por lo general, Medios de Comunicación y mandos policiales
nos solemos llevar bastante bien en municipios como Benidorm. La crónica de sucesos
es un elemento informativo, y los éxitos se publicitan bien… lo que nos viene
bien a ambos. Bueno, pues en Benidorm siempre ha habido una excelente simbiosis
entre plumillas y Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado. Cierto es que
el comisario de Policía (o el capitán de la Guardia Civil) no conceden
entrevistas, pero hay excelente relación con ellos. Siempre hay un portavoz, pero
el jefe es el jefe, y es habitual un aparte o un aperitivo en la fiesta de los
Ángeles Custodios (o la Virgen del Pilar), o en los actos oficiales. Siempre
son receptivos.
El comisario de Benidorm ha ascendido a comisario principal
y se nos va.
Han sido 9 años (casi, casi) y orgulloso comentaba a los
amigos de “Los cafés del Meliá” este su paso por Benidorm y analizábamos
cómo quedaba la cosa. Sí, la cosa. Y la cosa no es España; es Benidorm. Un
Benidorm que genera más del 18 % del PIB de la provincia de Alicante y pelín
más de un 6% de la Comunitat Valenciana, pero ¡¡qué pocos entienden esto!!
Bueno, pues él sí. Sus antecesores también; aún nos siguen
visitando. Son varios y siguen volviendo en cuanto la menor ocasión se
presenta, además de en vacaciones. Puede
mucho Benidorm; Benidorm engancha. Él comisario que ha dejado de serlo de la
Comisaría de Benidorm se declara “enamorado de Benidorm”. Llegó, nos
confesó, como escala hacia otro destino y… sus tres meses previstos se han
convertido en casi 9 años: “Es que Benidorm enamora”, volvió a
repetir. “No me he ido aún y ya la echo de menos”, nos dijo. ¿Qué tendrá
Benidorm?
Va a una capital de provincia; le deseamos toda la suerte
del mundo. Su profesionalidad hará el resto.
Aquí ha hecho una excelente labor que se manifiesta en un
descenso en todas las cifras posibles con tenor de seguridad ciudadana y
esclarecimiento de delitos; ha puesto en marcha servicios nuevos: información,
violencia de género, informática y menores, protocolos y colaboración. Se va
contento, dejando aquí legión de amigos.
Hijo de un policía que llegó a comandante, se interesó por
la institución cuando el destino de su padre le llevó a Ibiza. Y no por su padre.
Se buscó un trabajillo de fotógrafo en el aeropuerto -para fotografiar turistas
recién llegados al paraíso ibicenco- y, mientras hacía Químicas en la
Universidad, trabó amistad con los policías que atendían las entradas; los
pasaportes… y terminó ingresando por oposición en el Cuerpo (Cuerpo Superior de
Policía) en 1976. Su primer destino fue Bilbao (abril, 1977, estupefacientes).
Luego Canarias, donde forjó su ilusión por volar y comenzó con los
helicópteros. Cuando se creó la unidad de helicópteros de la Policía Nacional
fue uno de los seis que la integraron. Más cursos y servicios que le llevaron
por toda España.
Guarda los mejores recuerdos de las acciones humanitarias en
las que participó con la unidad: inundaciones en el Murcia y Alicante (1982 y
1987), incomunicación por nevadas en Cataluña (1983), las inundaciones de
Bilbao (1983), la tragedia del Monte Oíz (19.02.1985)… y de la que se siente
más orgulloso y recompensado: el rescate de dos pilotos militares a 45 millas de
Denia en la tarde del 12 de mayo de 1988, cayendo la luz, metiendo el helicóptero
en el agua para posibilitar a los heridos acceder al interior de la nave…
regresando a tierra sin aviónica.
Tras servir 18 años en helicópteros volvió a tierra y llegó
a comisario en 1999 con destinos en la Comunidad Valenciana. Y el 14 de enero
de 2004 llega a Benidorm, como elemento puente para otro destino… pero se nos
quedó hasta hace unos días. Ahora ya tiene otro destino… que le hará añorar
mucho más Benidorm.
Policía las 24 horas del día alaba la profesionalidad y, en
la tertulia y con los tertulianos coincidió en que todos lamentamos la laxitud
de muchas leyes y lo inapropiado de algunas reformas que sólo otorgan
frustración a la labor policial cuando el delincuente vuelve a salir por la
puerta de las instituciones de Justicia con lo que ha costado en horas y
hombres a la Policía esclarecer hechos. La infracción no es delito… y por ahí
se escapan muchos.
Una cosa sí nos dijo: la colaboración con las grandes
agencias y policías de otras países es muy eficaz… pero al final los detenemos
nosotros, los juzgamos nosotros y “nos los comemos” nosotros, con lo
que cuesta. Y no le falta razón.
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