Nos quedamos ayer en la Guerra de los Seis Días de 1967...
Bueno, pues más de lo mismo en 1970 y en 1973; nosotros
apoyando a los árabes y los yanquis apoyándolos desde las bases en la península…
Por cierto, una novedad, pedimos en 1973 y en la ONU la vuelta de
Israel a las fronteras de 1967… y reconocimos la legitimidad de la causa palestina (porque apoyábamos la tesis de la
Santa Sede de internacionalizar Jerusalén[1]). Y mientras esto ocurría
nuestros servicios de información militar estaba a partir un piñón con los
israelíes… porque teníamos que acabar con ETA. Y buenos operativos que se
montaron (como la Operación Pasaporte). No sé, estuvimos jugando a ser el Dr.
Jeckyll y Mr. Hyde… y no sé con quien.
A la muerte de Franco, la amistad con el mundo Árabe (reyes
y jeques) la mantuvo, y mantiene, de verdad el rey don Juan Carlos, que también
se lleva bien con su “primo” marroquí. Don Juan Carlos viajaba -y aún viaja- y
eso hizo afianzar la “tradicional amistad hispano-árabe”… con lo que podemos
sustanciar que Marruecos no debe ser muy árabe... y al siguiente post me
remito.
Pero volviendo a Palestina y a la “tradicional amistad
hispano-árabe”. En septiembre de 1979
Adolfo Suárez recibe a Arafat en Madrid ante la conmoción
occidental, al tiempo que empresarios españoles se vuelcan con la industria
israelí.
Y así estábamos, jugando al gato y al ratón; procurando
nadar y guardar la ropa. Los tiempos estaban cambiando y tiraba el corazón
hacia el mundo Árabe y la razón hacia Israel. Y aún así, en función de esa
“tradicional amistad hispano-árabe”, no establecimos relaciones con Israel
hasta 1986… y lo hicimos, no por
convencimiento, porque ese había sido uno de los compromisos adquiriros para entrar
en la Comunidad Económica Europea, hoy Unión Europea. Éramos el único país
occidental que no tenía relaciones con Israel.
Y aquí sí me quiero mojar. Durante el franquismo, la
izquierda española dio un giro
copernicano sobre la causa sionista; apoyó y aplaudió tanto el surgimiento
del Estado de Israel como la política de los kibutz, pero se enfrió este idilio
cuando Israel mostró su potencial en el 67, y se congeló cuando la Guerra del
Yon Kipur (1973). A la derecha española le pasó todo lo contrario;
especialmente para con la causa palestina. El abrazo de La Moncloa entre Suárez
(UCD) y Arafat distanció aún más si cabe a Alianza Popular, y luego al PP, de
la causa Palestina.
Los primeros gobiernos socialistas mantuvieron las
distancias, pero se mojaron. Felipe
González montó en 1991, con el
apoyo tanto de los EE.UU. como de la URSS… pero no de la ONU (lo que lo vició),
la Conferencia de Paz de Madrid (“Paz
por Territorios”). Por cierto, la delegación Palestina iba como integrante de
la delegación de Jordania.
Con José Mª Aznar
en el Gobierno del Reino de España cambiaron las tornas; se pasó de apoyar a
denunciar el régimen palestino por su corrupción y su simbiosis con ciertos
grupos terroristas. La posición española pasó a ser mucho más comprometida con los
asentamientos judíos, hasta el punto de aceptar y no criticar las acciones
contra Hamas.
Luego, con los gobiernos de Zapatero, donde Moratinos
era ministro de Exteriores, los compromisos llegaron al máximo con la causa
Palestina –en realidad, un firme rechazo al aislamiento de la Autoridad
Nacional Palestina- y, el hecho diferencial, se mantuvo una política
decididamente proárabe en la que se ancló, en realidad, lo de la Alianza de Civilizaciones.
ZP, un
día de 2006 se puso una keffiya/kuffiya
para mostrar, creo recordar, su solidaridad con ¡¡el Líbano!!, que se encontraba
en guerra, una más, con Israel. Y la gente me lo interpretó como apoyo a los
palestinos. Y la verdad es que ese pañuelo es propio de todo aquél territorio
de Oriente Medio, no exclusivo de los palestinos… aunque Arafat “lo pusiera de
moda”.
Los dos grandes de la política española -PP y PSOE-
mantienen hoy sus posiciones. Yo creo que la pose del PP hacia Israel está más
en sintonía con la lucha contra el terrorismo extremista que con una decidida
postura pro sionista. Y también creo que la postura del PSOE está en las tesis
de la Nueva Izquierda que se decanta por la simpatía hacia la causa Palestina.
Pero eso es lo que creo yo, porque la realidad supera la ficción. Con gobiernos
del PSOE se estableció en España lo de celebrar el Día Oficial del Holocausto (desde
2005), se puso el nombre de Isaac Rabin[2] a una plaza de Madrid y,
en esa absurda política de Casas que
trajo hasta Alicante (y Benidorm y Jávea) la Casa del Mediterráneo para acercarnos al Mundo Árabe (las cosas de
Moratinos), a la creación de la Casa
Sefarad-Israel… y la potenciación de la Red de Juderías.
Y ahora me llega el PP
de Rajoy y me sufre una catarsis (purificación
emocional) y se debate entre el apoyo, o no, a Palestina en la votación de la
ONU… y gana el sector de Gª Margallo… y se vota Sí.
Y parece, dicen, que hemos dicho ¡hola! al AVE Medina-La Meca… y ¡adiós! al AVE Tel Aviv-Eliat. No sé si Addelson
sacará a relucir esto para dar carpetazo a su dibujo de casinos y hoteles en
Madrid (que la falta de crecimiento sostenido en Europa pueden dar la puntilla),
pero el lobby judío puede hacernos perder (si no lo ha hecho ya) las opciones
que ahora mismo tenemos sobre el Plan
Obama para los AVE en Florida y California, donde estábamos muy bien posicionados. No sé si
venderemos los Leopard a Arabia Saudí por haber dicho sí a Palestina; no sé si
las minipropuestas ferroviarias en Qatar, Kuwait, Oman y Bahrain pueden pesar
tanto. No sé…
No digo yo que hubiéramos votado No; pero Alemania y Gran
Bretaña se han abstenido y han quedado casi bien. Francia, nuestro principal
competidor por allí también ha votado Sí.
No sé yo si…
[1]
En la Custodia de los Santos Lugares
(Bula In Supremo, Bendicto XIV, 1746),
confiada a la Orden de los Frailes Menores de San Francisco, el cargo de Procurador General correspondía siempre
a un español, y españoles debían ser, lo eran y lo son, los superiores de los
conventos de San Juan in Montana, Jaffa y Ramala. De la Custodia dependía
también la Obra Pía de España. Por
todo ello existía un Consulado Español
en Palestina, residenciado en Jerusalén, desde 1854. Los sefardíes al
llegar a su país, se inscribían, además en este Consulado. La Administración
británica respetó estas instituciones españolas, al igual que el nuevo Estado
de Israel. La Obra Pía de los Santos
Lugares de Jerusalén pasó finalmente a ser un organismo autónomo de
Exteriores y embajada emocional para Palestina. Pero sólo emocional.
[2]
Primer Ministro de Israel (1992-95), varias veces ministro de Defensa, que
recibió en 1994 el Premio Nobel de la Paz, por los Acuerdos de Oslo, junto a
Arafat. También fue Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional,
también con Arafat
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