Pues no que ayer salta la alarma: “Un pueblo de Alaska desparecerá bajo el océano en una década”, o “Kivalina, el primer pueblo norteamericanoque desaparece a causa del cambio climático”. Y son capaces de contar que “Kivalina, un
pueblo mayoritariamente de esquimales, pero con todas las características del
mundo moderno, era hasta hace apenas horas un verdadero desconocido del pueblo
norteamericano: sin embargo sus 400 habitantes han pasado a un papel
protagónico al conocerse que se trata del primer pueblo que desaparecerá bajos
las aguas del Mar de Bering, en unos diez años, como consecuencia de los
efectos del cambio climático”.
Y no, esto no es así. Estos tíos no se
enteran. Llevan 6 años de retraso desde que Los Ángeles Times dio la primera
noticia sobre Kivalina (Una isla que pierde terreno) y
dos, por ejemplo, desde que Christine Shearer escribió su libro “Kivalina.
A Climate Change Story” denunciando la situación y que hemos estudiado
muchos (por lo menos lo hemos hecho en mi grupo de trabajo sobre efectos de la
Variabilidad Climática).
Bueno, sin tomar partido y bajo mi formación
de geógrafo, consciente de la realidad de la variabilidad climática,
insistiendo en la incompatibilidad de las palabras “cambio” y “climático”
(porque el clima -el tiempo- es dinámico; acuérdese de cuando estaba en la
escuela), reconozco que en Kivalina hay un problema que se reparten a medias
la naturaleza y el hombre.
Kivalina se asienta en una barra de arena de
12 km de longitud, un cordón litoral de arena asentado sobre un fondo coralino
(por eso algunos lo llegan a llamar arrecife de barrera), que cierra la
desembocadura del río Kivalina, en la laguna de su mismo nombre, en Alaska.
Kivalina; Temperatura y Precipìtación |
Vamos, que Kivalina está arriba, pero que muy arriba: 67º 43’39’’ N – 164º
32’21’’ W. En invierno, no hay problema: barra de arena y Mar de Chukchi
(un mar marginal del Océano Ártico) son una misma costra de hielo. En
primavera, con el deshielo, no hay problema, pero en verano la cosa cambia, y
en otoño, las tormentas de otoño, montan un sin Dios -cada año- que llevan la
barra a mal traer. La erosión costera es el problema, no el aumento del
nivel del mar.
Todo comenzó a finales de los 60 cuando
construyeron la pista de aterrizaje y se reforzó el terreno detrayendo la capa de
grava que constituía la defensa natural ante la furia otoñal del Mar de
Chukchi. Una sucesión de temporales en los ochenta y noventa y muy especialmente
en 2004 y 2007 han dejado la barra arenosa bajo mínimos. Por lo general, si en
otoño las temperaturas son muy bajas, la capa helada -granizada entonces-
impide la fuerte erosión de la costa arenosa en los temporales. Pero si no se
produce esa congelación del mar hasta bien entrado el invierno, no hay barrera
amortiguadora contra el oleaje.
Kivalina en invierno; No Problem |
Varias empresas (por ejemplo Nortwest Artic
Borough) actuaron con diversas iniciativas para proteger Kivalina con containers
HESCO, incluso el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los EEUU (USACE)
construyó en 2008 una barrera… y volvieron a utilizar las gravas de la fachada
marítima con lo que desprotegían más la barra de Kivalina. Además, los nativos
construían sus sigluaqs (sótanos helados) para conservar la pesca
(trozos de ballena y pudrideros de carne de morsa) en la misma barra arenosa.
Muchos sigluaqs han colapsado ante el empuje de la erosión que al llegar
a ellos ha continuado erosionando aún más la barra al encontrar ese vacío del
terreno.
El caso es que por “h” o por “b” se van a
convertir los casi 400 ciudadanos de Kivalina en refugiados “climáticos”;
los primeros de los EEUU. Los inuit del lugar protestan porque no les han hecho
caso y -de quemados, al río- buscan echarle la culpa al cha-cha-cha del
CC amparándose en la concienciación social respecto del CC. En 2011 ya tuvieron
que ser evacuados cuando arreciaron las tormentas otoñales y entonces ya
estaban de vuelta de todo.
El Gobierno de los EEUU ha diseñado el plan de
reubicación de Kivalina en una zona más firme al otro lado de la laguna, en
zona continental, donde desemboca el río Kivalina: carreteras, escuela,
consultorio médico, casas, servicios… entre 125 y 400 millones de dólares les
costará el nuevo poblet, según la ubicación.
Po su parte, la gente de Kivalina intentó en
su día sacar tajada de la desgracia y no tuvieron otra ocurrencia que demandar
a 9 petroleras (entre ellas a la todopoderosa Exxon Mobil Co.), 14 compañías
eléctricas y una compañía de carbón a las que les piden más de 400 millones de
dólares en concepto de indemnización al considerarlas responsables de los
efectos del CC -por sus emisiones de gases de efecto invernadero- y la
desprotección de su pueblo ante los efectos de las tormentas otoñales. La
demanda fue desestimada.
Hoy el problema radica en que el Gobierno Federal
está dispuesto a ubicar Kivalina en tierra firme, pero ninguno de los
asentamientos propuestos cuenta con el placet de los inuit, y ninguno de los
asentamientos propuestos por los inuit, por puras razones geológicas, satisface
a la Pacific Ocean Division del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los EEUU
que es quien ya tiene los planos y los medios para reubicar Kivalina y paliar
el error que en 2008 cometieron al construir un dique descarnando parte de la
defensa natural del lugar.
Unos por otros, la casa sin barrer. La alianza
entre la variabilidad climática y la negligencia humana es
demoledora… y la indigencia de conocimiento científico sobre el caso Kivalina
por parte de los propaladores de noticias catastrofistas es supina… y pasa lo
que pasa: ¡a la gloria por un titular mentiroso!
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