Me congratula que se anuncie que en septiembre reemprende el
Ayuntamiento de Benidorm su particular lucha, quimera en realidad, por lograr
ser considerado municipio turístico -El País: “Benidorm insistirá en septiembre en ser considerada ‘municipioturístico’”-; aunque haya sido el Diario
Información belicoso, a la par que breve, escueto y conciso: “Ofensivapara ser municipio turístico”, donde señala que “incomprensiblemente Benidorm está
excluido de la consideración estatal porque no duplica su parque de viviendas
de segundas residencias respecto a las primeras”.
Más que incomprensible es cuestión sibilina (misteriosa y
con pretensiones de ser lacerante) y esotérica (reservada solamente a unos
pocos iniciados). Yo no entiendo que Benidorm no pueda acceder a esa
calificación.
Ahora parece que va a ser el Ayuntamiento, porque desde hace
un tiempecillo el senador Agustín Barceló está en la brega.
Del Municipio turístico ya hemos tenido cumplida tanda eneste blog (17, 18 y 19.04.2013). Esto de lograr la consideración de municipio
turístico es la historia de nunca acabar.
En la ley estatal sólo consiguen ser municipio turístico unos pocos municipios que ni siquiera son de
los de bandera; y en la ley autonómica valenciana todo el monte es orégano. Por
un lado, el estatal, se restringe tanto la cosa que todo un Benidorm no se
llega a alcanzar ese Walhalla, y por el otro, el autonómico, se abre tanto la
mano que es raro que el más absurdo caserío labriego de interior no consiga
serlo. En el primer caso el dinero no llegar; en el segundo llega, si llega, la
calderilla.
Esta incomprensible horquilla me ha traído a la memoria una
conferencia de los Cursos de Verano de la Complutense en El Escorial (19.08.1994) cuando el entonces ministro
de Turismo Javier Gómez Navarro
llegó a decir que “es mejor invertir donde las cosas van bien”. Y se explicó: “Las
políticas de invertir donde las cosas van mal, o intentar ayudas a las empresas
en crisis, generalmente suelen ser políticas de resultados desastrosos”.
Me quedo con la primera consideración que ya plasmé en “Las pesetas del turismo; cifras y
porcentajes” (24.09.94): “es mejor invertir donde las cosas van bien”.
En un estudio sobre el turismo de 2003 que manejé hace poco
y ahora no encuentro (conservo las notas) se decía que “la media de gasto municipal por
habitante en los municipios turístico -medidos por el número medio de
visitantes diarios y el número medio de pernoctaciones diarias- fue de 1.032’25
€ frente a los 706’65 € de los no turísticos”. Eso era en 2003 y ahora
será distinto (pero a más), pero el caso es que se genera un desequilibrio
financiero que se traduce en un déficit presupuestario. Bueno, y en el un
aumento de la presión fiscal sobre los residentes y en una posible reducción de
la calidad de los servicios prestados.
Con esto no pretendo justificar, ni por asomo, que Benidorm,
mi pueblo, sea, tristemente, líder en endeudamiento: “Benidorm, el municipio turístico más endeudado de España”. En
diciembre de 2010 ya tocábamos a 1.182 €/vecino de deuda y ahora tocamos a
1.644 €/vecino… y eso que cuentan y recuentan que hemos recortado… en
recortes de hostia.
Los que estudian la cosa dicen que “los municipios turísticos
consiguen unos ingresos tributarios medios totales de 1.064 €/habitante frente
a los 756 €/habitante de los que no tienen esa condición”. De esa
cantidad, por IBI los turísticos consiguen una media de 327 €/habitante y los “otros”
se quedan en los 196 €/habitante. Pagamos más en los turísticos por todo y el
IBI es sólo 1/3 del total.
Sí, un municipio turístico ingresa más que uno que no lo es;
pero eso sólo es mayor presión fiscal.
No sé qué frente pretende abrir el Ayuntamiento en este tema;
no sabía que hubiera una guerra al respecto. No sé qué golpe sobre la mesa va a
dar; ni sobre qué mesa va a hacerlo. Solo sé que si en Madrid no están
dispuestos tirios y troyanos a modificar la restrictiva y puñetera ley para los
intereses de Benidorm, poco vamos a rascar… y la deuda seguirá sumando enteros.
A finales de los ochenta ya estuvimos a punto de hacer
saltar la banca municipal… La bancarrota apareció como la parca y Caron
chapoteaba desde el Náutico a falta de río Aqueronte que cruzar. Y entonces se
metió papel en la ecuación; recibos y más recibos del IBI. Hasta 7 y 8
impagados de antiguos propietarios surgieron y engrosaron la deuda de los
ciudadanos con su Ayuntamiento para dar mayor margen de endeudamiento. Si entonces
la Fiscalía no actuó de oficio… pues… Si entonces los ciudadanos no asaltaron
la Bastilla local… pues… Pues.
El IBI ya no es la Panacea universal aunque “la
recaudación por el IBI en los municipios turísticos viene a ser del orden de un
84% superior a la de los “otros’”.
Además resulta que “Los municipios turísticos registran un 42%
más de media de beneficios propios que los obtenidos por los no turísticos”…
y si encima tenemos la Hacienda que tenemos, pues…
Pues eso, que no tengo yo claro que nos declaren “municipio
turístico” y, la verdad, mucho menos que aunque nos declaren así se nos arregle
la cosa… en 25 o 30 años. Hoy no estoy yo muy optimista.
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