Roc
Gregori se preguntaba el domingo en Información: “A Benidorm, ¿le gusta Benidorm?”. Y
después de ponerles las peras a acuarto a quienes a estas alturas del baile se
cuestionan el destino ofrece la única posibilidad viable, y factible, de saber
lo que de verdad pasa: preguntar.
Sí, preguntar. Preguntar a quien sabe de esto.
Preguntar a la clientela
(porque resulta que el producto gusta, y ahí están los datos): “Les menciono a los turistas -dice Roc- porque ellos, viniendo a Benidorm
repetidamente y pagando por ello -sí, ya sé que les parece poco-, sabrán por
qué lo hacen, digo yo, tendrán una opinión, a lo mejor resulta que hasta les
gusta y todo. Y, así, preguntándoles, nos lo pueden participar. Y, no están
solo los que son clientes recalcitrantes, también debe haber (los hay) muchos
rebotados, incluso algunos…”.
La cuestión es preguntar. De acuerdo, Roc, preguntemos.
Preguntar a los empresarios
locales: “los empresarios de Benidorm son
los que mejor conocen el producto que fabrican y su opinión debe siempre ser
tenida en cuenta para tomar decisiones a nivel local”.
Pero Roc va a más: llega a los vecinos, a los que vivimos en
Benidorm: “preguntar a los vecinos”.
Y ahí hay más tela que cortar.
De todas formas, Roc a parte, contarles que han encargado un
estudio para una cosa que podía hacerse, y hacerse bien, saliendo a la calle. A
lo peor es que no saben salir a la calle, o no saben preguntar, o no saben
compilar las respuestas, o no saben… nada de nada.
Bueno, ojo al dato, puede resultar que preguntar sea
ofender. Téngalo en cuenta.
Nosotros, a la nuestro: preguntemos. Ofende el que puede, no
el que quiere.
Muchas veces, tal vez demasiadas, los trabajos de
investigación de la Universidad no llegan a sociedad. El profesor Tomás Mazón[1], director que es de muy
infra dotada y menos valorada -pues nunca le llegan los fondos aunque a la
clase política se le llene la boca anunciándolo- Cátedra Pedro Zaragoza Orts,
también ha lanzado sus preguntas para un Proyecto de Investigación titulado “La
percepción social del turismo en la Comunidad Valenciana. Análisis sociológico
y prospectiva”.
Mazón parte de la base de que “Benidorm es el principal destino
turístico del Mediterráneo. Los
datos objetivos son muy testarudos y juegan siempre a favor de Benidorm que,
todos los años, recibe tantos o más turistas que Túnez, Marruecos, Croacia,
Egipto o Chipre”.
La realidad es tozuda “Mientras a unos les fascina, a otros les
causa un profundo rechazo. A
pesar de ello, todos, o casi todos, saben que Benidorm es una magnífica ciudad turística en la que no hay lugar
para el aburrimiento. Ha hecho bien las
cosas, es uno de esos destinos turísticos que nunca caducan, ya que ha sabido
reconstruirse sobre sí misma con múltiples opciones de ocio y adecuadas ofertas
complementarias turísticas”.
Y aquí vienen las preguntas: “Para entender mejor a Benidorm cabría hacerse unas preguntas: ¿a
qué se debe su éxito?; ¿cuál es la causa por la que consigue
seducir a tantos turistas?; ¿por qué, a pesar de los juicios negativos,
Benidorm sigue funcionando?”.
El caso es que Benidorm sigue, año tras año, rompiendo
estereotipos y caben más preguntas en el cuestionario del profesor Mazón: “Imprescindible es también que nos
preguntemos ¿quiénes son estos turistas que se atreven a optar por Benidorm como
destino de sus vacaciones?; ¿cómo osan millones de turistas ir a
Benidorm? Por si esto no fuera
suficiente hay que contar con el agravante de que un buen número de ellos son
testarudos reincidentes. ¿Son turistas impermeables al espíritu de
estos tiempos? “.
Mazón es rotundo: “Lo
que no se puede, cosa que hacen algunos, es tachar de plano a un lugar al que
puntualmente, y desde hace más de medio
siglo, acuden legiones de turistas que vuelven a sus casas satisfechos de
su elección. ¿Acaso están todos equivocados?”
“A la pregunta de
quiénes son los turistas que recurren a este lugar, la respuesta es muy
sencilla. Como dice el Équipe MIT (2005), Benidorm está preparado para
recibir a todo tipo de visitantes. Desde
el público infantil hasta turistas de avanzada edad, pasando por jóvenes,
maduros y talludos, de las más diversas nacionalidades, de todo tipo de rentas, ricos y de escasa fortuna, dedicados a las
profesiones más variopintas, obreros, empresarios, profesionales o jubilados. Y todos disfrutan de Benidorm”.
El problema de las preguntas es que pueden tener respuestas…
Aún así, y sin preguntar, la cuestión es clara: “No se
puede sostener que millones de turistas se equivoquen todos los años. Que
caigan en una trampa por ignorancia y que, para mayor escarnio, repitan un año
y otro su experiencia”.
Venga, pregunten… aunque si no quieren polvo… no vayan a la
era.
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