Nos contaron que el
orden de los factores no altera el producto. Es verdad. Ayer mañana, en el
IVAT.TUR, daba lo mismo por quién empezáramos y por quién termináramos la
reseña.
Tras escuchar de Pedro
Jareño (ex minube -minube.com- y
ahora Territorio Creativo -TC-) su
disección sobre el “El perfil del viajero social en España” y conocer el “Barómetro
de Redes Sociales y destinos Turísticos de la Comunidad Valenciana” que
nos descubrió David Giner
(coordinador de programas del INVAT.TUR), resulta que jugar, lo que se dice
jugar, todos en la Comunidad Valenciana juegan al fútbol este de las redes
sociales… pero unos lo hacen en la Champions League, otros en lo que en mi
época se llama “Futbito” (hoy, creo,
Fútbol Sala), otros juegan al futbolín… y aún hay otros que persiguen un balón
con cascabeles, que es otra forma de jugar al fútbol.
Desde la grada, todo es darle patadas a un balón; con los
pies en el campo, sólo uno, Valencia
city, sabía de qué iba la cosa. Como dijo José
Manuel Camarero: “la cosa no consiste en comprar fans”,
a capazos (apostillo yo).
En la jornada de ayer, en el INVAT.TUR, abrió la sesión
Pedro Jareño recordando que, ahora mismo, estamos
hiperconectados; luego, como viajeros, queremos seguir estando hiperconectados. Con ello llegamos al dibujo del
llamado “viajero social”, aquél que
se despierta con la alarma de su Smartphone, se ducha conectado a Spotify,
consulta las redes sociales Facebook & Twitter & otras;
atiende el WhatsApp mientras desayuna, sigue con los e-mails, consulta en la
tablet lo que hace, se dirige al lugar mediante Google Maps, utiliza una
aplicaciones de transporte, hace fotos y las comparte, consulta dónde comer o
tomar una copa, compra entradas, reserva un hotel e incluso ve películas…
Hoy
todos estamos hiperconectados y hoy todos los viajeros son (somos) viajeros sociales.
Atención, porque antes
perdona un viajero social el desayuno que el que no haya wifi en el hotel; más
valora un viajero social que haya muchos enchufes en la habitación, que el que
el minibar esté lleno. El viajero social necesita cobertura y “conversar” en
las redes.
Con estos mimbres, más de un empresario turístico debe
comenzar a preguntarse, con ansiedad, porque el caso apremia: ¿conozco a mis clientes?
Y sabiendo todo esto, más de un responsable de la
Administración (distintas administraciones) debe replantearse la situación
actual porque el viajero social es,
además, un continuo emisor de datos (de información). Y, por lo general, se
trata de una información desperdiciada.
Clave en todo esto es que “el viajero social deja huellas”;
entonces, “¿está preparado el destino turístico para rastrear esa huella, saber
utilizarla y dejar, a su vez, huella en los viajeros?”. Esta es, sin
lugar a dudas, una premisa sobre la que trabajar.
Claro, y entonces llega David
Giner y expone los datos del 2º
Barómetro sobre Redes Sociales y Destinos Turísticos. Y ya, de principio,
rotundo y descorazonador: de 212
municipios turísticos -y 5 marcas- sólo
111 utilizan algún tipo de red social. Pintan bastos.
En el documento presentado, lo mejor es el punto 6: La
opinión del experto. El experto es Fernando
Maciá (Human Level Comunication). Una genialidad. La opinión de Iván Fanego (punto 7) no está de más.
Me ha gustado mucho que David anunciara la inminente
aparición de un Manual de Gestión de
Redes Sociales para Destinos Turísticos para ver si eso que dije al
principio -lo de jugar al fútbol- puede llevarse a cabo desde algún viso de
uniformidad y que al final todos jueguen al fútbol, pero en división nacional.
Para mí, Valencia -la
ciudad de Valencia (la 5ª marca)-, es la que ha hecho los deberes y sabe lo que
hace. Y es que, opino, lo tiene muy claro: conoce
sus posibilidades y sabe cuáles son sus mercados potenciales. Y se dirige a
ellos con unas herramientas que sabe manejar. Para ellos es clave no tener
“fans” porque sí. Pero es que, insisto, conocen muy bien su mercado. Su
producto es “ciudad”; con muchas posibilidades pero ciudad. Valencia tiene su
trocito de playa y la parte del león de ciudad histórica, ciudad comercial,
ciudad de cultura y ciudad de ocio. El que elige Valencia quiere un producto
concreto y determinado: ciudad.
No es jugar con las cartas marcadas, pero los destinos de
playa quieren jugar a un algo más que muchas veces no dan.
Benidorm es, casi, un caso a parte. Considero que llegó con
retraso a esto y no le veo con ganas de estar en la pomada. Pero es que, claro,
parece como que nop va con ellos. En invierno y verano goza de una fidelidad
inigualable y sus “fieles” no necesitan de las redes sociales. Pero hay que
aspirar a más.
Pero, si Benidorm se planteara estar en la órbita y asumiera
la conectividad y una gestión eficaz de estas cuestiones; si optara por
acercarse con interés y profesionalidad a las redes sociales; si sus hoteles
asumieran lo del wifi antes que el desayuno y las tomas de corriente antes que
el minibar… ya podríamos estar dejando atrás el futbolín para jugar al fútbol
con un balón ya en suelo. Y por ahí van los tiros.
Tengo un buen amigo, Mariano Devesa, que cada mañana en Facebook se interesa
por la conectividad en Benidorm. Y siempre la misma historia; él mismo se
ofrece la respuesta. Aunque para preguntas y respuestas, me gustaban más las de
Hermano Lobo (semanario de humor
dentro de lo que cabe). El lobo siempre respondía Uuuuuuuuuuuuuuu
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