Víctor
Yepes es un ingeniero que ha tenido varias e importantes
comunicaciones sobre turismo. Es doctor ingeniero de Caminos, Canales y Puertos
y profesor titular en la Politécnica de Valencia. Ha trabajado para la
Administración autonómica; director del área de Producto de la Agencia
Valenciana de Turismo.
Una de sus frases emblemáticas es aquella de que “la
calidad es sostenible” en relación con los tratamientos que otorgamos a
las playas. Otra es aquella de “la gestión de las playas debe orientarse a
satisfacer las necesidades de turistas y residentes, el medio ambiente y las
generaciones futuras”. Claro que, ha insistido Yepes en más de una
ocasión, “trasladar requisitos de calidad a cualquier lugar es un error
imperdonable”. Otra de sus aplastantes conclusiones: “antes
de actuar hay que ponderar nuestros tramos de costa”. Si es que es de
Perogrullo, ¿pero se actúa con esos parámetros?
Una vez dijo, y yo apunté, que “al turismo litoral (el
nuestro) no le conviene que las playas se gestiones exclusivamente bajo la
perspectiva turística… ni se puede complacer en todo al turista…
ni
gestionar una playa desde un punto de vista exclusivamente medioambiental”.
Una vez le oí decir que “los TTOO”, por su
entidad, eran “lo suficientemente influyentes como para hacer que las administraciones
(espoleadas por las agencias receptoras) para exigir mejoras sustanciales en
los destinos”. Pero, ojo, mejoras lógicas; que contra el vicio de pedir
está la virtud de no dar.
Tenga en alta estima sus opiniones vertidas en innumerables artículos.
Y de vez en cuando consulto su blog anclado en los de la Politécnica
Valenciana. Siempre tiene cosas de ingeniería (que siempre es bueno saber cómo
avanzan las técnicas y las máquinas) o, como ayer, lanza un potente haz de luz
sobre la gestión de las cosas del turismo: “La eficiencia de los destinosturísticos litorales”. Y, claro, Benidorm… ¡de bandera!
Mantener el litoral, para los destinos turísticos, es
fundamental. El deterioro paisajístico y la pérdida de atractivos deben ser
evitadas, insiste Yepes, con pasmosa celeridad. Para Yepes, “el verdadero
problema no es que el turismo se constituye como un auténtico depredador del
territorio costero”. Para él hay dos modelos: el de la gestión y el de la venta del territorio; vamos, distingue
entre una estructura urbana de alta concentración y gestión como Benidorm y entra una estructura
extensiva y de alta densidad de urbanización como Torrevieja.
BENIDORM. Poniente en primer plano. Al fondo, Serra Geleda; y a la izquierda, el Peñón de Ifach |
Para los que sentimos Benidorm con fuerza, porque lo
conocemos, tiene un párafo genial: “Benidorm, con apenas 5 km de litoral
funcionalmente útil, aporta casi dos terceras partes de las pernoctaciones
hoteleras de la Comunitat Valenciana… representa casi el 40% de todas las
plazas hoteleras de la Comunitat Valenciana… la capacidad alojativa total del
municipio supera las 200.000 plazas, de las cuales las dos terceras partes
corresponden a alojamiento de viviendas de potencial uso turístico… además, es uno de los pocos destinos
turísticos mundiales donde se ha conseguido romper la estacionalidad veraniega
(Curtis, 1997)… En cambio, Torrevieja no alcanza el 2% de las plazas hotelera regionales,
sin embargo su capacidad alojativa supera las 225.000 plazas… algo
más del 2% son regladas… la ocupación media en las viviendas de
segunda residencia raramente supera el 30% anual…”.
Y vamos a más: “un cliente hotelero que utilice una
instalación urbana requiere aproximadamente 14 veces menos suelo bruto que el
que necesita el habitante de una vivienda unifamiliar”. Y luego está,
fundamental en esta zona, el consumo de agua: “el uso intensivo del territorio
presenta un consumo por persona y día 4 veces menor, las redes de agua potable presentan
menores pérdidas, se depura una proporción mayor de aguas residuales, se
consume menos energía por persona y día en el alumbrado y tienen una proporción
netamente inferior de suelo asfaltada por persona”.
En la medida de mis posibilidades, todas estas cosas, con
mejor o peor fortuna y documentación, ya las hemos contado en este Blog, pero
el refrendo que ofrece el superior criterio de Yepes es todo un puntazo adrenalínico.
Hay muchos datos en el post de Yepes, pero hay uno que me
llama poderosamente la atención: “según cálculos realizador por la Junta de
Andalucía (2000), una misma porción de suelo litoral dedicado a uso hotelero
generaría 8 veces más empleo y 12 veces más renta que si se destina a segunda
residencia. A ello se añadiría que el uso residencial sólo genera beneficios apreciables
durante la construcción…”.
La conclusión es intachable: las premisas enunciadas le
llevan a señalar hacia “una mayor eficiencia ecológica y de uso
territorial de los modelos de gestión turística intensiva del territorio,
siempre que no se supera la capacidad de carga…”.
Con lógica aplastante señala que “el modelo turístico Benidorm no
es exportable sin más a otras zonas…”, y como colofón apunta a que “la
rentabilidad económica y social que genera toda la actividad turística de la
Comunidad Valenciana sólo necesitaría de un equivalente a un máximo de 20 km de
litoral con este modelo de gestión. Como contrapartida, el resto del territorio
podría reservarse para otros usos”.
Esto mismo lo vengo diciendo yo (¿pero quién soy yo?) desde
aquella reflexión final del III Congreso
Ibérico de Urbanismo, celebrado en Vilamoura (Algarve portugués, en octubre
de 1999. Fue portada de uno de mis trabajos publicados, porque… es total.
Aquella Reflexión Final decía: “Es importante ofrecer unas cifras que
resultan sorprendentes y que son un caso concreto: en el litoral alicantino el 85%
del suelo es urbano o urbanizable, pero Benidorm, que sólo representa el 1%
produce más del 50% del PIB de la provincia. Es decir; con sólo 2 Benidorm se
podría conseguir el mismo resultado económico y así proteger o salvaguardar al
resto del litoral y para el futuro. Esto hace reflexionar sobre la oportunidad de
uso dado al otro 99% del territorio costero alicantino”.
PD. Y luego llega la noticia que pone las cosas en su sitio y es la guinda del pastel: El 45% de las pernoctaciones de la Comunitat fueron en Benidorm. En fin, Benidorm, Benidorm, Benidorm
Es más, Benidorm se consolida como tercer destino del país, detrás de Barcelona y Madrid: 11 millones de pernoctaciones.
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